Ni el barrio más de moda de Madrid puede librarse de los sucesos paranormales. Warner Bros. y Atresmedia han unido fuerzas para realizar Malasaña 32, una cinta de terror dirigida por Albert Pintó que nos aleja del terror de Estados Unidos, ese que transcurre en el sótano o en un campo de maíz, para mostrarnos que en España también pueden pasar muchas cosas. Para ello nos traslada a 1976, en plena Transición, cuando muchas familias decidieron salir del pueblo en el que habían vivido toda su vida y buscar nuevas oportunidades en la capital.
"Hablamos de qué tipo de terror queríamos y el guion era una maravilla de base. Estaba enfocado a un terror de lo español, de lo que tenemos aquí, de esas canicas, peonzas, los patios interiores, los boleros, cosas nuestras que no se han visto. Esto nos permitía jugar con un terror un poco desconocido, un poco nuevo, mezclado con unos personajes muy interesantes", declara el cineasta. Esos personajes de los que habla se componen de una familia en la que muchos se verán reflejados. Un padre estricto pero de buen corazón, una madre algo insegura ante el cambio, un abuelo que empieza a tener demencia y una hija mayor que debe hacerse cargo de sus hermanos.
Con estos ingredientes -un terror cotidiano, un reparto de caras desconocidas pero mucho talento y el barrio más popular de la ciudad-, Pintó presenta una cinta que busca romper con las reglas del género.
De Maravillas a Malasaña
La familia protagonista llega a Malasaña cuando aún se llamaba Barrio Maravillas y no tenía tan buena fama como tiene ahora. "Nos gustaba que esta familia llegase con toda su ilusión a un barrio que tampoco es que sea el mejor barrio del mundo. Es un barrio obrero y por eso pueden comprar la casa, porque está un poco abandonada", explica Gema Neira, guionista. Detrás de esta historia universal hay un trasfondo que explora esa sensación de reclusión que puede llegar a crearse en determinados pueblos, especialmente en esa época, cuando las convenciones sociales están por encima de todo.
"Son una familia disfuncional que están juntos en segundas nupcias. Ahora es una cosa muy normal, pero en el pueblo están estigmatizados. Llegan a la ciudad con ese anhelo de libertad, para disfrutar del amor sin ningún tipo de estigma religioso ni social y, cuando vienen aquí, les pasa esa dichosa frase de 'ten cuidado con lo que deseas porque a veces se te vuelve en contra", continúa Neira. Al llegar a Madrid, descubren que su nuevo hogar va a convertirse en una pesadilla.
El terror de lo cotidiano
Con Malasaña 32, el objetivo del equipo ha sido crear un tipo de terror atípico, que partiese de lo cotidiano. "Esas cosas que usas en tu día a día pueden ser más terroríficas que cualquier elemento sobrenatural", asegura Neira. El director advierte de que el miedo puede estar en cualquier parte, incluso a plena luz del día.
He intentado jugar a la contra y utilizar ese terror de lo diurno. Cuando hay luz, te crees que estás seguro en tu casa. Una mañana estás haciendo la colada y, de repente, te estás cagando encima
La cinta, más que una historia pura de terror, explora los miedos e inseguridades de los protagonistas: "Aunque es una película para todos los públicos, también tiene un componente autoral, he intentado darle ese alma que creo que necesitan estas películas, que no solo sean sustos y miedos constante, que te importe lo que le pasa a los personajes".
Una historia real en un barrio especial
Con la cantidad de leyendas y casos paranormales que existen en España, ya tardaban en aparecer películas que lo llevasen a la gran pantalla. Malasaña 32 recopila numerosos casos de nuestro país y los concentra en una única historia, como ha revelado la guionista Gema Neira: "No es ningún hecho en concreto, sino que hemos investigado un poco los hechos reales que se han vivido en España durante esos años. Después de leer todo esto llegamos a esta historia. Investigamos casos muy propios de aquí, pisos ocupados, donde pasaban cosas inexplicables".
Aunque no cuenta un suceso real, el rodaje sí ha tenido lugar en Malasaña, un aspecto muy importante para el ambiente de la historia. No podía haber mejor barrio para desarrollar esta película de terror. Pablo Nogueroles, de Warner Bros, cuenta que lo primero que les gustó fue el nombre: "Nos parecía chulo el juego de palabras de ‘mala’ y ‘saña". Pero, por encima de eso, Malasaña ha tenido una evolución que encaja con lo que están viviendo los protagonistas.
Es un barrio muy característico, que ha cambiado mucho. Representaba muchas cosas de Madrid, esos edificios, esas corralas... Tenía un mundo muy propio y nos parecía interesante. Es verdad que el edificio de Malasaña 32 no existe como tal, pero sí está ambientada en el barrio, sí que tiene esas casas tan de Malasaña
Las construcciones antiguas propias del barrio ayudaron a crear un ambiente muy particular: "Rodamos en Malasaña, en un edificio que era muy estrechito, muy icónico, y la verdad es que ayudaba al ambiente. Nada más entrar en el portal, ya estabas dentro de la película. Nos centramos en rodar en calles de Malasaña y mantener esa esencia. Que también ha sido un reto, claro, porque la Malasaña de ahora a la de los 70 ha cambiado mucho".
Malasaña 32 se estrena en enero de 2020.