En 2013, el director de películas como Primos y Azuloscurocasinegro, Daniel Sánchez Arévalo, estrenaba La gran familia española. Y después, la nada. El realizador se ha mantenido hasta este año sin presentar ningún largometraje. Sí que hizo otras cosas, algunos cortos y escribir el libro finalista del Premio Planeta La isla de Alice. Pero la sequía cinematográfica ha terminado y desde este viernes, 18 de octubre, está disponible en Netflix su nuevo trabajo titulado Diecisiete. En SensaCine, después de hablarte del filme tras su paso por el Festival de San Sebastián, hemos tenido la oportunindad de charlar con el realizador y sus dos protagonistas Biel Montoro y Nacho Sánchez.
Hay algo que se repite en gran parte de la filmografía de Arévalo y que en Diecisiete recupera de nuevo: la figura del perdedor. ¿Qué le atrae tanto de ella? "Supongo que algo de identificación. Siempre digo que el cine es el arte de la renuncia. Todos los días estás renunciando a algo. Tienes que acostumbrarte a perder cosas y aceptarlo como la única manera de aceptar esa pérdida como algo positivo para avanzar, para poder seguir, para no quedarte bloqueado", explica.
Y, como ya hizo en Primos (2011), además de perder, inventa palabras. En la cinta protagonizada por Quim Gutiérrez fue "prequiero" y, ahora, en este filme de Netflix es "Tarapara". "Es verdad que tengo mis pequeños guiños, mis frases... Son como mis muletillas que necesito ir colocando en todas mis películas", nos cuenta. En este caso, para el cineasta, "Tarapara" es importante porque simboliza todo lo que se puede decir en una única palabra:
Me gusta mucho lo que significa. Cómo esta abuela que sufrió un derrame y solo articula una palabra; cómo con una palabra puedes expresar todo lo que necesitas, todo lo que sientes, todo lo que quieres o no quieres. En un mundo en el que estamos rodeados de palabras, palabras, palabras pero nunca nos ponemos de acuerdo
Diecisiete es la historia de Héctor (Montoro), un joven de 17 años interno en un centro de menores que crea un vínculo muy especial con un perro al que pone de nombre Oveja. Cuando el canino es adoptado por una familia, el protagonista se embarca en su búsqueda en un viaje en caravana junto a su abuela, su hermano Ismael (Sánchez) y un perro de tres patas. Nunca se menciona en la película, pero el personaje de Héctor parece tener Asperger y no decirlo es algo que Arévalo ha hecho intencionadamente."Ha sido voluntario no mencionar qué le pasa concretamente a este chaval proque queria poner cierto foco en la gran cantida de chavales que no están diagnosticados y que no tienen un apoyo y un soporte psicológico para poder integrarse en la sociedad".
De hermanos y perros
Montoro y Sánchez interpretan a los hermanos protagonistas en Diecisiete, cuya relación es el motor de la historia. "Coincidimos por primera vez el día del 'casting'. Hicimos una primera prueba individual y luego una en la que nos juntaron por parejas. Y coincidimos en el mismo restaurante antes de hacer la prueba", cuenta Montoro. "Yo vi que ese chico posiblemente era un actor porque estaba hablando solo", recuerda Sánchez sobre la primera vez que se vieron. "Fue muy guay porque en ese momento de hacer la pruyeba hubo algo que encajó", añade Montoro.
Con esta película, además, la realidad ha superado la ficción y la relación entre Héctor y Oveja se ha trasladado fuera de la pantalla. Todos los perros de la cinta son de alguna protectora y Montoro estableció un vínculo tan fuerte con él que terminó adoptándolo. El joven actor también nos ha contado cómo fue trabajar con estos animales en un rodaje:
En el rodaje los perros no actúan. Los perros viven, son espontáneos y esto, como actores, es genial porque tienes que coger todo lo que te dé. Porque todo lo que pase va a ser autñentico. El perro no obedece órdenes de ningún director ni de ningún guion
Sobre estas líneas, no te pierdas nuestra entrevista con el equipo de Diecisiete y, a continuación, el tráiler de la película.