Rodrigo Sorogoyen (Madrid, 1981) estrena este viernes, 15 de noviembre, Madre, la prolongación del corto del mismo título por el que Marta Nieto se embolsó un merecido premio a la Mejor Actriz en la Mostra de Venecia y que ha inaugurado el Festival de cine de Sevilla. El realizador está ahora rodando la oportuna serie Antidisturbios para Movistar+, en la que participan Raúl Arévalo, Álex García y Roberto Álamo, entre otros. Pero también piensa en la que será “su película más ambiciosa”: As bestas. No hay reparto, pero nos da algunas pistas.
Madre, el corto que se integra en el largo Madre a modo de preludio, ilustra la peor pesadilla de un padre o un madre: el secuestro de su hijo. ¿Tú tienes hijos?
No, no soy padre, y creo que si lo fuera no podría haber rodado esta película. Así que en parte me siento afortunado de no serlo. El corto me interesaba porque era un ejercicio cinematográfico que me apetecía probar, porque si salía bien tenía mucha potencia. Luego, el largo ya es un cúmulo de muchas cosas. Entre ellas, la relación que yo mismo tengo con mi madre, aunque esa sería la última razón. La más inconsciente. De hecho, creo que todavía no he descubierto muy bien por qué he querido hacer una película que se llama Madre. Lo descubriré dentro de unos años.
Sorprende que, habiendo dirigido 'thrillers' con tanto nervio como Que Dios nos perdone o El Reino, lo que sigue al corto en el largo no sea la historia del secuestro, sino lo que sucede 10 años después. Es decir, una película más de duelo. ¿Por qué tomaste esa decisión?
Hubiera sido muy aburrido para mí. He visto millones de películas sobre ese tema, algunas están muy bien, otras son muy malas. Y, aunque parezca cursi, a mí lo que me apetece es divertirme, probar caminos nuevos...
¿Y cómo se te ocurrió mezclar un duelo con una Miss Robinson? Es decir, la turbia relación que se entabla entre una mujer cuyo hijo ha desaparecido y un chaval que le recuerda a este.
[Se ríe con lo de Miss Robinson) No sé cómo se me ocurrió. Isabel Peña, la coguionista -su colaboradora, desde al menos los tiempos de la serie Impares-, entra en esa ecuación. Fue algo a lo que llegamos después de hablar durante millones de horas. Es nuestro método de trabajo. Hablamos, hablamos, hablamos. Y luego vemos en qué coincidimos. Así que al final llegamos a eso, a un Miss Robinson mezclado con un duelo, mirando que tenga sentido y que funcione.
Ella no sabe si su hijo ha muerto o sigue vivo, ¿esa incertidumbre es lo más doloroso?
Sí, es la gran tragedia de los desaparecidos. No saber. Creo que es preferible saber que ha muerto a no saber qué le ha ocurrido, porque vives los 40 años que te quedan de vida pensando que siempre puede aparecer. Eso es lo que nos interesaba contar. No saber, y tener que echarte a vivir. Es la mayor tragedia de la historia, porque llega un punto en el que tienes que convencerte a ti mismo que tu hijo ha muerto para poder salir adelante.
La película especula sobre la posibilidad de una salida al final del túnel.
Sí, quiere ser luminosa. Hablamos con mucha gente de la Asociación de Desaparecidos, y era increíble mirarlos a los ojos, porque te hablan de lo peor que les ha podido ocurrir. Te cuentan lo que creen que les puede haber pasado, pero al mismo tiempo que les pueden llamar en cualquier momento. He conocido a gente que no lo ha aceptado, y sigue viviendo en ese agujero, y gente que lo ha aceptado, aunque siga teniendo un poso de tristeza en la mirada y se acuerde todos los días de su hijo desaparecido.
En el caso de la película, ella encuentra a un chico que le recuerda a su hijo. Y se siente atraída por él. También hay una elipsis muy radical en la que no se sabe muy bien qué ha pasado entre ellos. ¿Es una manera de jugar con el incesto?
Hay mucha gente que ya ha visto la película, y todos le otorgan un sentido distinto a esa elipsis. Les pregunto si ha habido sexo entre ellos, y unos me dicen que no y otros que sí. Cada espectador ve una película distinta, aunque los planos son los mismos. Es una película abierta, y me encanta que sea el reflejo de cada espectador. ¿Tú que crees, hay sexo o no hay sexo?
Creo que hay algo especial en las relaciones madre/hijo, o padre/hija, que puede resultar un poco turbador.
Sí, yo opino como tú. Pero hay gente que jamás utilizaría la palabra turbadora en este contexto. Puede que haya un deseo en modo inconsciente. Esas son las pulsiones escondidas con las que hemos querido jugar a algo en la película.
¿Y la canción francesa? Por un momento pensé que era 'Le vent nous portera' de Noir Désir, como si fuera un intento de añadir otra capa de sentido, por aquello de que Bertrand Cantat mató a Marie Trintignant…
[Se ríe] No. Es verdad que la guitarra se parece mucho. Pero es 'Jeunesse, lève toi', de un grupo que se llama Saez. La descubrimos poco antes del rodaje. Es una canción política, que me gusta porque habla de esa juventud que tiene la obligación de levantarse. Y creo que en esta película se apela a eso. En el caso del personaje de Jean, por supuesto. Pero también en el de ella, que ha perdido parte de su juventud.
Hablando de juventud que se levanta. Estás rodando una serie sobre los antidisturbios. Hacerla en este momento es un poco arriesgado, ¿no?
Es arriesgado, sí, porque hoy en día cualquier cosa que sea mínimamente incómoda es arriesgado. Pero a mí me gusta el riesgo, así que no me preocupa.
¿Son todos iguales debajo de esos cascos?
No, por supuesto que no. Sería estúpido pensar eso. Al mismo tiempo, también hay algo que los une, y que les separa del resto de la sociedad. Contamos esa variedad humana en la serie, porque es justo contarla. Pero lo que más nos interesa es que son personas que se dedican a la violencia. Y eso es algo que no entiendo, y como no lo entiendo, por eso hago esta serie.
Tuve una breve experiencia como guardia de seguridad cuando era joven. Lo que vi es que eran muchas horas sin hacer nada y que, al final, como tenías un arma, acababas pensando en cómo usarla.
Total. Te entrenan para usarla, y luego no la usas, por lo que piensas: “En cuanto pueda, la uso”. Luego hay gente con más cabeza, con menos cabeza. Con más pasión, con menos pasión...
¿Es inevitable que existan los antidisturbios?
No hay nada inevitable. Aunque para que haya un estado y haya una nación, tiene que haber una fuerza. En ese sentido tiene lógica que existan.
He leído que estás preparando tu película “más ambiciosa”, ¿en qué sentido?
Lo decía en el sentido del presupuesto. Soy muy perfeccionista, y hay cosas que no me gustan nada de Que Dios nos perdone o El reino, cosas que, con más tiempo, hubiese mejorado. Aquí quiero hacerlo todo bien, disponer de tiempo. Nada más. En realidad es una historia pequeña, con cuatro personajes. Se llama As bestas –Las bestias en gallego–, porque se rodará ahí. Va de una pareja extranjera que se establece en un pequeño pueblo del interior, y tiene problemas con la comunidad…
Hombre, Perros de paja.
Sí, la primera parte es Perros de paja. Pero, como en Stockholm, a la mitad cambia totalmente. Y ahí sí que ya no te puedo contar más…