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    "¡Mira, papá, ese niño es como yo!": Cómo el cine de Disney fomenta la inclusión y la diversidad

    Analizamos cómo se representa a las personas con discapacidad y a otros colectivos en las películas de animación del estudio de 'Toy Story 4', 'Buscando a Nemo' y 'Frozen'. Todo un camino para reconocer lo diferente.

    Mark Whitley se encontraba viendo Toy Story 4 cuando escuchó el grito entusiasmado de una niña que señalaba a la pantalla al grito de "¡Soy yo!". La niña apuntaba a un personaje de la película que llevaba un implante coclear muy similar al que ella misma tenía que utilizar para poder escuchar. Fue en ese momento exacto cuando Whitley, presidente de Easterseals Southern California, empresa que ayuda a personas con discapacidad, se dio cuenta del poder que tenía Disney para normalizar estos rasgos.

    Los productores de la película, Joan Rivera y Mark Nielsen, lo incluyeron a propósito y están muy contentos con las reacciones que ha provocado. "Estamos encantados de escuchar que el público está viendo el esfuerzo que hemos puesto deliberadamente en mostrar el mundo tal y como existe a nuestro alrededor, en Toy Story 4. Esto incluye personajes de diferentes razas, tipos de familias y discapacidades, incluyendo un niño con un implante coclear en la clase de Bonnie. En Pixar nos esforzamos para mostrar la diversidad e inclusión en nuestras historias porque tener referentes importa". En realidad, hay una razón en concreto por la que el equipo de Toy Story 4 incluyó este personaje en la película. Henry García, supervisor de simulación, tiene un hijo con problemas de audición y utiliza un implante coclear. Poder introducir este elemento en la historia significó mucho para él y su familia.

    Disney · Pixar

    Este es un paso más para cambiar los estereotipos de lo que se considera normal. Hasta ahora, la 'normalidad' que ha aparecido en el cine era una reafirmación de los clichés de la sociedad. Pero algo está cambiando para hacer ver que ni todos somos iguales ni somos tan diferentes. Lennard J. Davis, reconocido mundialmente por sus estudios acerca de la discapacidad, señala que "el problema no es la persona con discapacidad, el problema es el modo en que se construye la normalidad para crear el problema de la persona con discapacidad" (The Disability Studies Reader. 2006). Ahí es donde Disney tiene el poder de transformar la realidad ante los ojos de los espectadores, incluyendo personajes diversos y con diferentes características.

    Para analizar cómo Disney trabaja por la inclusión contamos con las declaraciones de Cristina Díaz, Press & PR Director de The Walt Disney Company, e Ignacio Armada, profesor de Historia de la Comunicación Audiovisual en la Universidad CEU San Pablo.

    Desde el Mudito de ‘Blancanieves’ hasta Elsa de ‘Frozen’: todo un camino para reconocer lo diferente

    Disney tiene algunos antecedentes de personajes con discapacidad, comenzando por Blancanieves y los 7 enanitos, aunque, como imaginarás, esto de reflejar la inclusión no siempre les ha salido igual de bien. En la primera cinta de animación de la compañía, de 1937, uno de los compañeros de la princesa es Mudito, un personaje que, a pesar de ser muy entrañable, es torpe y, a menudo, foco de las bromas del resto de los enanitos. Otro ejemplo de lo que no se haría actualmente es El jorobado de Notre Dame, donde Quasimodo está prácticamente condenado a sufrir por tener la enfermedad de Scheuermann en el París del siglo XV. Martin F. Norden, autor de The Cinema of Isolation: A History of Physical Disability in the Movies (El cine del aislamiento: una historia de discapacidad física en las películas), es tajante con ejemplos como este:

    Sí. Es una película. Pero es mucho más que eso. Para personas con discapacidad, las películas como 'El jorobado de Notre Dame' son expresiones dañinas y divisorias que refuerzan las creencias negativas que pueden conducir a una mayor discriminación

    Ignacio Armada entiende que esas malas representaciones son fruto de la tradición. "Disney es muy representativo y su evolución a lo largo de 100 años es propia de la sociedad occidental. Esta evolución se puede entender como la sensibilidad hacia lo diferente o el reconocimiento paulatino de los derechos humanos. Hay que pensar, de todas maneras, que películas como Pinocho o Blancanieves y los 7 enanitos se cuelgan de los cuentos tradicionales, los cuales son bastante menos sensibles de lo que hoy en día se estila". La compañía tiene dos puntos claros de inflexión si hablamos de evolución en cuanto a diversidad y presencia de personajes con discapacidad: la época de Alan Menken, con películas como La SirenitaPocahontas, y la llegada de Pixar. "Películas como Wall·EBuscando a Nemo muestran personajes cuyas dificultades ya no son simplemente de superación, sino de comunicación". Piénsalo un segundo. Wall·E cuenta cómo un viejo robot tiene que comunicarse con uno más moderno, EVA; Nemo es la historia de un pez que tiene una aleta atrofiada y de su padre, Marlin, que lo busca con la ayuda de una compañera, Dory, que tiene problemas de memoria. "Esto, generalmente, lo que manifiesta es precisamente eso: ciertos principios de inclusión", concluye Armada.

    Como cuenta el profesor de la CEU San Pablo, Nemo es uno de los primeros personajes en los que se piensa al hablar de discapacidad. Este pececillo protagonista tiene una aleta más pequeña que la otra y, a causa de eso, no puede nadar bien. Pero también está Dory, otro personaje con discapacidad con el que Marlin vivirá una gran aventura para hallar a su hijo. De manera muy sutil, Nemo y Dory nos enseñaron que no pasaba nada por no poder moverse con la misma agilidad que tus compañeros o tener problemas para recordar ciertas cosas (amnesia anterógrada). Lo importante era "seguir nadando".

    Elsa, de Frozen, es otro tipo de personaje que se sale de la norma y que no termina de encajar en la sociedad. Debido a sus poderes, sus padres la consideran peligrosa y creen que lo mejor es encerrarla para protegerla y evitar que haga daño a alguien en lugar de tomar una decisión más saludable para su propia hija. Tal y como recoge Ashley Gonzalez en su análisis Disabilities in Disney Movies, Lennard J. Davis lo conecta con una teoría elaborada por él mismo que señala cómo la sociedad controla lo que es considerado normal. "Los personajes con discapacidad siempre están marcados por un significado ideológico, al igual que los momentos de enfermedad o cuando se produce un accidente que transforma a estos personajes. Una de las tareas que hay que hacer para desarrollar conciencia sobre los problemas de la discapacidad es el intento de revertir la hegemonía de lo normal e instaurar formas alternativas de pensar acerca de lo que no es normal". Una vez que Elsa escapa es cuando realmente es capaz de entender mejor quién es y aceptarlo. Esta libertad, lejos de poner en peligro a las personas de su entorno, hace que pierda el miedo a sus poderes y pueda utilizarlos de manera consciente y segura.

    Disney

    El efecto positivo en los niños

    Lo cierto es que no hace falta que haya personajes con discapacidad para que las cintas de Disney provoquen efectos en ciertos colectivos de espectadores. Un reportaje de Independent recoge la historia de Owen Suskind, un chico con autismo regresivo que, aunque aprendió a hablar, a partir de los tres años dejó de hacerlo. Parecía que no iba a ser capaz de comunicarse hasta que descubrieron que las películas de Disney tenían un curioso impacto en él. Con el paso de los años, ver -y revisionar- las películas de Disney hicieron que Owen volviese a comunicarse e interpretase las normas sociales. "He tenido miedo a crecer toda mi vida. Peter Pan no quiere crecer porque cuando creces pierdes todos tus momentos mágicos de la infancia", explica el propio Owen en el documental que retrata su vida, Life, Animated.

    Disney -y probablemente el cine animado en general- no solo ayudan a la inclusión mediante sus personajes, sino que sirven para enseñar las reglas sociales a las que tendrán que enfrentarse los más pequeños cuando se conviertan en adultos. "No es solo que ellos hagan productos que puede consumir cualquiera, sino que cualquiera los va a consumir porque son productos Disney. Disney no se extiende solo por áreas geográficas. Se extiende por generaciones. Yo quiero que mi hijo vea estas películas porque estas películas no sé por qué, pero tienen una serie de valores que son positivos. Eso, sin necesidad de tener que explicarlo; sin tener que hacer pedagogía”, reflexiona Armada.

    Desde sus inicios, la compañía ha tenido una filosofía muy centrada en compartir valores y construir cuentos con mensajes positivos. En Mulán, aprendimos a ser fuertes e independientes; Pocahontas profundizaba en la importancia de ser fiel a tus propios principios; La Bella y la Bestia nos enseñó que la belleza se esconde en el interior, y en Dumbo conocimos que lo que te hace diferente también es lo que te hace especial. La lista podría seguir hasta rellenar los mensajes de las decenas de películas del estudio, pero ya nos hacemos una idea. Esta ideología no solo les acompaña en la creación de películas, sino también en los actos que llevan a cabo en la vida real.

    Cristina Díaz afirma que la colaboración con entidades es un aspecto importante en Disney. “Trabajamos en colaboración con otras organizaciones para fomentar la resiliencia emocional: en épocas de dificultad, como las enfermedades graves, la fuerza de los niños y su capacidad para sobrellevarlas es particularmente vulnerable. Las experiencias positivas compartidas pueden promover la resiliencia no sólo de los niños, sino también de las personas más cercanas a ellos". Por ello trabajan con hospitales como el de Fuenlabrada, La Paz de Madrid, Virgen del Rocio en Sevilla o Sant Joan de Dèu en Barcelona, donde proyectan los estrenos más destacados del año y han tematizado con sus personajes las áreas pediátricas de varios hospitales. También colaboran con la Fundación Aladina para que los niños con cáncer continúen su tratamiento de rehabilitación una vez salen del hospital y financian un programa de musicoterapia en las UCIs pediátricas de varios hospitales de la capital.

    Armada reconoce el efecto terapéutico de las películas y, en el caso de Disney, es algo que han impulsado desde sus inicios. "Las películas tienen cierto valor terapéutico. Y no es que yo sea fan de Disney, pero es algo que hay que reconocerles".

    Hay un principio que está en el cine en general y es que el héroe siempre tiene dos objetivos: uno superficial -tiene que hacer una serie de cosas para conseguir algo- y otro más profundo. Por ejemplo, Dumbo quiere conseguir rescatar a su madre, pero también quiere sentirse integrado. Esa es su motivación profunda. En la cinta hay un principio de superación que es superlativo en el caso de las películas de Disney y siempre se ejecuta de forma positiva [Ignacio Armada, Universidad CEU San Pablo]

    La discapacidad, la próxima batalla

    El futuro nos va a llevar, indudablemente, a ver más personajes con discapacidad en pantalla grande. Hasta ahora, hemos visto una evolución en la inclusión en Disney, así como en otras películas de animación. Y todo señala al mismo punto: el cine no estará dominado por personajes blancos de sonrisa perfecta.

    Para Armada, es una tendencia que ya esta aquí. "Totalmente. Estoy completamente convencido de que habrá personajes con discapacidad. Creo que ya va ocurriendo. En los consumos culturales parece que hay una evolución, pero va evolucionando por saltos y, en poco tiempo, las cosas cambian muchísimo. En el caso de las películas de animación, por ejemplo, ¿cuántos personajes homosexuales has visto a lo largo de tu infancia, en una película que puedan ver los niños? Ni uno. Habían desaparecido. Pero, de repente, en poco tiempo, aparecieron. Y se incorporaron y se quedaron ahí. Estoy convencido de que una de las batallas próximas es la discapacidad. Es natural porque sigue siendo uno de los colectivos menos reconocidos".

    Disney ha demostrado en varias ocasiones que la representación y la inclusión de ciertos colectivos, no sólo el de las personas con discapacidad, es uno de sus valores. Armada pone como ejemplo a Carl Fredricksen, el entrañable protagonista de 78 años de Up, o el tradicional mundo del Día de Muertos que se ve en Coco. En el primer caso, pocos estudios se habrían atrevido a construir una historia en torno a un anciano y un niño y, además, hacer de ella un éxito de taquilla. Otro curioso ejemplo tiene lugar en la primera entrega de Toy Story, cuando Woody entra en casa de Sid para rescatar a Buzz. "Hay una escena aterradora en la que Woody se cuela en la habitación y, de debajo de la cama, salen todos los juguetes maltratados. Está construida como una secuencia de cine de terror y, sin embargo, inmediatamente, se modifica para que el espectador pequeño integre a esos muñecos, en principio tan horripilantes, y les empiece a entender como juguetes normales. Esa integración de la diferencia ya está en Disney. Otra cosa es que esté esperando a que se haga más explícito", señala Armada.

    La semilla ya está plantada en Disney. Ahora solo necesitamos que la planta dé sus frutos.

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