Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? batió récords en taquilla en toda Europa, por lo que su secuela casi estaba asegurada. Su director, Philippe de Chauveron, ha tardado cinco años en estrenar la continuación, Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora? pero no ha dejado a nadie indiferente. En esta ocasión, sus cuatro hijas y sus respectivas parejas están decididos a abandonar Francia y probar suerte en el extranjero. Esta premisa, según palabras del propio cineasta, está inspirada directamente en la vida real.
"Con el fin de recuperar la estructura de la primera entrega, en la que las cuatro hijas se casaban simultáneamente con extranjeros, me pareció interesante hacer vivir a las cuatro parejas una aventura común", comienza Chauveron.
Estábamos entonces en plena campaña presidencial y percibía en torno a mí el miedo a los extremos. Oía a gente decir que se irían de Francia si uno de esos partidos alcanzaba la victoria, y constataba que muchos ciudadanos procedentes de minorías se quejaban de la discriminación de que eran objeto
Esa situación que se da en muchos lugares del mundo actualmente es la que Chauveron traslada a la gran pantalla. Sin embargo, el realizador asegura que su objetivo no es enviar un mensaje a los espectadores, sino hacer que se lo pasen bien: "Me encanta ironizar acerca de todos los temas posibles, no quiero que me recupere nadie. De haber un mensaje, éste sería: vivimos todos en el mismo país, ¡razón de más para que procuremos que todo vaya bien y que todos podamos ser felices!".
Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora? todavía está en cines.