La muerte de ocho agentes de policía es razón más que suficiente para blindar la ciudad. Eso es lo que piensa André Davis, el protagonista de Manhattan sin salida. La película protagonizada por Chadwick Boseman y dirigida por Brian Kirk nos lleva a una situación límite en las calles de Nueva York y, según cuenta el propio equipo del filme, el rodaje también fue algo complicado.
Kirk cuenta que la grabación les llevó a pasar ocho semanas de rodaje nocturno, algo que puede terminar sacándote de tus casillas. "La mayoría de la gente no ha pasado por eso antes, yo era uno de ellos. De hecho, me iba a mi departamento y oscurecía la habitación por completo para que no entrara ni un solo rayo de luz. Eso significaba que podía irme a casa, acostarme en cualquier momento, y nunca sabía qué hora era cuando me despertaba".
Después de tanto tiempo trabajando apartados de la luz del sol, el esfuerzo comienza a pasar factura y, según recuerda el realizador, Boseman asegura que eso les ayudó a reflejarlo en pantalla.
Chadwick decía que la experiencia se filtró en la película de una manera muy interesante y auténtica. El agotamiento físico le permitió explorar lo que les sucede a los agentes de policía. La realidad es que un caso policial se presenta, particularmente en homicidios, y trabajan tres o cuatro días seguidos, en los que prácticamente no pueden dormir o simplemente tienen que dormir cuando pueden
Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga y los extraños horarios de grabación permitieron a los protagonistas sentirse como auténticos policías.
Manhattan sin salida ya está en las salas de cine españolas.