Aitana Sánchez-Gijón (El maquinista, Boca a boca) es una de las intérpretes de La cinta de Álex, uno de los estrenos en cines de este viernes 26 de junio y una de las primeras películas en llegar a las salas una vez superado el confinamiento -la primera española. El drama con tintes de suspense representa el debut en el largo de Irene Zoe Alameda, conocida por los cortos Tarde de homenaje (2002), Buen viaje (2009) y Uniformadas (2010) y por el documental Jaisalmer (2013).
Con guion de la propia Alameda, el filme tiene como personaje principal a Alexandra (Rocío Yanguas), una adolescente que se reúne con su padre Álex (Fernando Gil) tiempo después de que, tras los atentados del 11-S, este fuera falsamente acusado de yihadismo, encarcelado y torturado. El hombre intenta ahora rehacer su vida vendiendo a Occidente telares y zapatos que provienen de la India. Pero una estancia en Rajastán con su pequeña y sus socios pronto se convertirá en una pesadilla que lo vinculará una vez más con el terrorismo. A continuación, las respuestas de Aitana Sánchez-Gijón, con quien incluso hemos hablado del inminente 25 aniversario de Un paseo por las nubes (1995).
'La cinta de Álex' empezó a rodarse a finales de 2017 y llega este viernes 26 de junio a las salas de cine. ¿Qué te cautivó de la propuesta de Irene Zoe Alameda?
Yo había visto sus cortos, que me gustaron mucho; su manera también de rodar; esa mirada tan limpia; tan luminosa… Y cuando la conocí, a través de Fernando Gil, el protagonista de al película, pues tuvimos oportunidad de hablar mucho sobre el proyecto y me pareció como una historia muy ambiciosa, porque por un lado retrata este viaje íntimo de padre e hija que prácticamente no se conocen y que no saben cómo abordar su relación en una cultura, en un país tan diferente y tan lejano como la India, mezclada a la vez con esa visión más social de esa cadena de producción que desde el mundo occidental como… Cuáles son los límites éticos del sistema capitalista, que busca el beneficio máximo con el mínimo coste… y cómo ese mínimo coste se convierte en un coste máximo para la gente que en el lugar de origen cose esos zapatos, concretamente en esta película. Y cómo este hombre, que ya ha pagado algunas consecuencias extrañas en su vida, años de encierro, nada más y nada menos que en Guantánamo por algún crimen que no cometió; que siempre se ha manejado de manera bastante ambivalente entre los dos mundos, con sus contradicciones y su conflicto, pues se ve también involucrado de nuevo en esta historia. Dije: "¡Guau!". Está abordando como situaciones muy distintas en una historia que a mí me parecía muy singular. Aunque mi personaje es una colaboración muy pequeña, esta mujer hace un poco de detonante de la historia.
Eso te iba a decir. Vera, tu personaje, es bastante culpable, al menos entre comillas, de los tormentos que experimenta Álex, interpretado por Fernando Gil.
Lo pone contra las cuerdas en una situación muy límite cuando no era su intención. Al revés, su intención era empezar de cero y poder darle un futuro a su hija y tener una vida normal y tener una vida sin sobresaltos y tranquila y hacer las cosas bien. Esa era su intención. Y ella representa un poco esa maquinaria que te arrastra… porque el mecanismo está montado de esta manera. Me parecía interesante formar parte de esta historia. Me gustaba lo que quería transmitir.
Alexandra personifica los ojos del espectador para que veamos temas ya antes explorados por Alameda, como la infancia o el humanitarismo. ¿Cómo fue trabajar con la también debutante Rocío Yanguas y qué consejos le disteis?
Yo no realmente, porque para eso estaba Irene, que además era como su ángel de la guarda, y, evidentemente, Fernando también. Porque la relación realmente estrecha es entre padre e hija y yo realmente tuve una escena muy cortita con Rocío y no tuve apenas relación. Nos veíamos en el hotel y comíamos o desayunábamos juntas con su padre… Pero realmente yo estuve muy pocos días. Ten en cuenta que yo rodé cuatro días y estuve una semana allí en Rajastán.
¿Qué sentiste estando ahí en la India para rodar tus escenas?
Todas las hice allí. Yo había estado en la India pues hace 20 años en un viaje largo, como de mes y medio, y no había vuelto desde entonces. Pero es muy distinto ir de aventura por tu cuenta que ir a trabajar, ¿no? Y fue una experiencia… Me puse enferma. Fue un poco duro porque estábamos en el palacio de un marajá, en un pueblito mínimo, pequeñísimo, en medio del campo… El pueblito se ve en la película. Lleno de templos abandonados increíbles. E incluso las imágenes del hotel que sale en la película es este hotel que te digo donde vivía todo el equipo. Era un hotel impresionante, pero estábamos en diciembre… Y en enero, pasamos la Nochevieja ahí, de día hace una temperatura muy agradable, pero de noche hace un frío tremendo. Y este hotel no tenía ventanas de cristal. Tenía contraventanas de madera. De noche hacía un frío… Yo tenía como la habitación de la maharaní, porque era como un aeropuerto de mármol, impresionante, enorme, y tenía una estufita que no me calentaba ni los pies. Entonces me puse malísima y rodé enfermísima con un gripazo tremendo y así me volví a Madrid.
¿Crees en el poder transformador del cine como motor de cambio social?
Creo que la función del arte, del cine, del teatro, de la literatura, es reflejar el mundo en el que vivimos; servirnos de espejo; abrirnos los ojos, e invitarnos a reflexionar. Y luego ya, a partir de ahí, lo que hagamos con eso que hemos visto y lo que nos haya hecho pensar pues ya depende de cada uno de nosotros. Y también de quienes nos representan y de quienes mueven el mundo pues transformar la realidad en la que vivimos. No sé si tiene tantísimo poder el cine como para transformar, pero sí por lo menos para abrir los ojos y mostrarnos el mundo en el que vivimos. Eso sí.
'La cinta de Álex' está rodada en español, inglés e hindi y me he dado cuenta de que 'Un paseo por las nubes' cumple 25 años en este 2020. ¿Cómo recuerdas el rodaje con Alfonso Arau, Keanu Reeves y Anthony Quinn?
¡Ah, mira! Este es el 25 aniversario. No había caído en eso. Fíjate. Mientras hacíamos la película, no tenía ninguna conciencia de que acabaría convirtiéndose en un clásico. Es curioso que, 25 años después, tú o muchísima gente me sigan hablando y recordando la película. Hay gente que la ha visto tantas veces a lo largo de su vida y la vuelve a ver… Es lo que hace que una película se convierta en un clásico y que perdure a lo largo del tiempo. Es algo que me acompaña y que me hace sentir muy feliz. Porque para mí fue una experiencia feliz… e inesperada. Algo que no busqué, que ocurrió, y que fue vivir un sueño durante un tiempo.
Cómo has hecho para mantenerte activa creativa y profesionalmente durante el confinamiento y qué opinión tienes sobre la vuelta a la normalidad de la industria. Proyectos, rodajes…
Mi parte creativa y tal, totalmente anulada. No he sido capaz más que limpiar compulsivamente mi casa y cocinar. Siempre he cocinado. No es lo que más me gusta del mundo, pero en este caso es lo que más me relajaba. Me sacaba un poco de mí misma y además lo hemos pasado en familia, con mis hijos y mi marido, y he mantenido un poco la cosa de al intendencia familiar como el punto de anclaje a tierra que me mantenía en el aquí y ahora y me sacaba un poco del pensamiento obsesivo y de la preocupación por momentos. El primer mes leía con mucha dificultad. También he de decirte que yo he estado enferma. Yo he pasado el coronavirus. Entonces tampoco es que estuviera muy allá como para mucha historia. Lo pasé de una manera leve, como una gripe molesta pero normal; muy larga, eso sí. He tardado mucho en estar bien […] Me pasé cinco meses confinada de ni salir ni a comprar. Nos traían la compra… Hemos estado realmente confinados; en cuarentena real, porque estábamos pasándolo.
Dentro de eso, me daban ataques de coger la bayeta… Al día siguiente me quedaba baldada, porque no estaba bien, y así pues dos meses y pico. Y ya, poco a poco, a medida que hemos podido ir saliendo y viendo que de repente se estrena esta película… Estoy grabando un audiolibro, cosa que no había hecho nunca y que me está encantando… Ya la gira de Juana arranca en septiembre y vamos a tener que volver a ponernos a ensayar… Ya me he ido animando un poco. Creo que hay que ponerse en marcha. Eso es lo fundamental. Ahora hay que adaptarse a las circunstancias, que desde luego limitan mucho la manera de trabajar porque los actores no se van a poder tocar o relacionar… Nosotros en Juana, sí, porque es un espectáculo de danza contemporánea y estamos todo el tiempo en contacto. Y esto es así. Los futbolistas también están en contacto. Corremos un riesgo todos. Corremos el riesgo de ponernos enfermos. Yo ya lo he pasado y vamos a ver cuánto dura la inmunidad. Cualquier de nosotros se puede poner malo y la producción se tendrá que parar. Lo veo todo como con una gran fragilidad [...] Hay que arrancar. No podemos permitirnos estar quietos ni parados porque vivimos y comemos de esto muchísimas familias en este país y hay que asumir ese factor de riesgo inevitable y de fragilidad absoluta. Pero no se puede hacer otra cosa. Espero que de aquí a un año más o menos podamos volver a contar las historias como las contábamos antes.