Netflix ha estrenado el pasado 21 de octubre una nueva versión de Rebeca, adaptación de la novela gótica del mismo nombre de Daphne du Maurier, esta vez con Ben Wheatley (Kill List, Turistas, High-Rise) detrás de las cámaras y con Lily James, Armie Hammer y Kristin Scott Thomas como el trío protagonista. Es inevitable verla sin pensar en la Rebeca de Alfred Hitchcock de 1940 y justo eso es lo que ha hecho en su crítica nuestro 'publisher' Alejandro G. Calvo. Te vamos adelantando que no le ha gustado mucho, sobre todo por su carácter plano y porque no ve "ningún sello autoral". De todas formas, no te la pierdas porque es muy interesante para entender lo que hizo el maestro del suspense.
Con guion de Jane Goldman (La mujer de negro), Joe Shrapnel y Anna Waterhouse (Seberg), el largo, como las páginas de Du Maurier, narra la vida de una inocente dama de compañía (James) que se encuentra en Monte Carlo con su empleadora. Allí mantiene un furtivo romance con el apuesto aristócrata Maxim de Winter (Hammer), con quien contrae matrimonio tras un veloz compromiso y con quien se muda a la imponente Manderley, una mansión situada en el suroeste de Inglaterra. Pero la nueva señora de Winter se sentirá asfixiada en su nuevo hogar, tanto por los sirvientes, como la ama de llaves, la señora Danvers (Scott Thomas), como por el fantasma de Rebeca, la primera mujer de Maxim.
En 'Rebeca', Hitchcock demostró que era un absoluto genio del dibujo atmosférico. La película tiene una atmósfera opresiva casi gótica. Manderley es casi gótica con sus claroscuros; esa mansión gigantesca, donde siempre vemos a la protagonista, Joan Fontaine, realmente pequeñita frente a todo lo que es esa casa. Y, sobre todo, el carácter opresivo de esa figura ausente que está en la casa
"En Rebeca", explica Alejandro en el vídeo que te dejamos justo arriba, "Hitchcock demostró que era un absoluto genio del dibujo atmosférico. La película tiene una atmósfera opresiva casi gótica. Manderley es casi gótica con sus claroscuros; esa mansión gigantesca, donde siempre vemos a la protagonista, Joan Fontaine, realmente pequeñita frente a todo lo que es esa casa. Y, sobre todo, el carácter opresivo de esa figura ausente que está en la casa, ¿no? La presencia de esa ausencia, de la Rebeca, la que da título a la película, que nunca vemos en ningún momento [...] Siempre es una presencia que es casi fantasmagórica y, sin embargo, controla todo el drama, casi terror, de la propia obra […] La protagonista se ve empequeñecida y asustada, moviéndose simplemente dentro de Manderley y también siempre espiada y controlada por los sirvientes de la mansión".
Pero en esta Rebeca, que como te hemos dicho cuenta con las interpretaciones de Lily James, Armie Hammer y Kristin Scott Thomas, no existe ni la profundidad ni la complejidad de las que hacía gala el filme de los 40. "Viéndola, era incapaz de reconocer ningún sello autoral por ninguna parte de su autor", continúa Alejandro. "Es cierto que realizar 'remakes' de clásicos incontestables es muy complicado porque por algo son clásicos incontestables. Igual no se tendrían que hacer esos 'remakes' [...] Esta Rebeca de 2020 por sí misma tampoco se aguanta. Si no fuera un 'remake', tampoco se aguanta. Porque, al final, lo que han conseguido con esta película es hacer un melodrama rollo Antena 3 por la tarde […] Se parece a eso. Se hace larguísima y muy aburrida".
Viéndola, era incapaz de reconocer ningún sello autoral por ninguna parte de su autor. Es cierto que realizar 'remakes' de clásicos incontestables es muy complicado porque por algo son clásicos incontestables. Igual no se tendrían que hacer esos 'remakes
A pesar de leves destellos positivos, como la interpretación de Ann Dowd (El cuento de la criada, The Leftovers) como la señora Van Hopper, la película de Wheatley no puede evitar en ningún momento el pulso con el trabajo del también director de Vértigo (1958) o Con la muerte en los talones (1959). "La Rebeca de Hitchcock está llena de capas", apunta nuestro 'publisher'. "Como digo, puede ser una historia de fantasmas; puede ser un drama criminal, que hay hasta un juicio y hay una sombra de homicidio... Hitchcock convierte Rebeca en una historia de traición e infidelidad; de pena y de locura. Pero, de nuevo, siempre estamos delante de una gran historia romántica; de una gran historia de amor, que debería poder superar todo, incluso en un ambiente tan terriblemente tóxico".
Por su parte, un Wheatley "muy plano" se limita a "poner en escena un guion de la forma más tributaria posible". Aunque, como bien escucharás en nuestra crítica, "el gesto de no querer imitar a Hitchcock está bien". "Porque habría sido mucho más grave la comparación", subraya Alejandro, que también indica que se echa de menos la tensión sexual. "Y eso que digamos que en Rebeca 2020 sí que hay sexo. En la del 40 no podía haber porque estaba el código Hays, que prohibía todo y todo era insinuado, tanto el sexo heterosexual como el homosexual".
Si quieres saber más sobre esta Rebeca de 2020, puedes consultar nuestras entrevistas con su equipo [arriba] o, si lo prefieres, disfrutar aquí abajo de su tráiler oficial en castellano.