En 2012 se produjo un hecho histórico que no solo afectó al mundo del cine: George Lucas vendió Lucasfilm a Disney. De esta manera, el padre de la princesa Leia, Luke Skywalker y Han Solo se desprendía de su mayor tesoro, una decisión que no fue nada fácil de tomar. Lucas se encontraba ya trabajando en una nueva trilogía cuando Star Wars pasó a ser propiedad de La Casa de Mickey Mouse. A pesar de que tenía ideas para continuar la saga, el cineasta no tenía muchas ganas de continuar. Tuvo que poner prioridades en su vida y el trabajo que había ocupado sus últimos 40 años acabó perdiendo.
Lucas explica cómo fue el proceso en una entrevista recopilada en The Star Wars Archives 1999-2005, un libro de Paul Duncan. El autor cuenta cómo el nacimiento de su hija lo cambió todo. "En aquella época estaba empezando la siguiente trilogía. Había hablado con los actores y estábamos calentando. También estaba a punto de tener una hija", cuenta el autor.
Me había llevado 10 años hacer una trilogía -los Episodios del I al III (1995 a 2005)-. En 2012 yo tenía 69 años. Así que la cuestión era: ¿Quiero seguir haciendo esto el resto de mi vida? ¿Quiero pasar por esto otra vez? Finalmente, decidí criar a mi hija y disfrutar de la vida un poco
De entre todas las opciones posibles, podría haber decidido conservar Lucasfilm y nombrar a alguien como responsable de la compañía, pero el carácter de Lucas lo hacía imposible. Tiempo atrás había intentando delegar su poder y no había salido bien. "Podría no haber vendido Lucasfilm y haber puesto a alguien al mando, pero eso no es retirarme. En El imperio contraataca y El retorno del Jedi intenté estar al margen, pero no pude. Estaba ahí cada día. Aunque eran amigos míos y hacían un gran trabajo, no era yo el que lo hacía. Era como si me hubiesen quitado una vez. Sabía que, probablemente, nunca volvería a trabajar, que estaría frustrado. Soy uno de esos micromanagers, no lo puedo evitar".
Por lo tanto, si lo que quería era poder descansar al lado de su hija recién nacida, solo quedaba la opción de vender el gran imperio que había creado. Una decisión que le costó mucho, pero le dejó tiempo libre para dedicarlo a lo que realmente quería: "Pensé que renunciaría a eso, disfrutaría lo que tenía y estaba deseando criar a mi hija. También quería construir un museo, algo que siempre había querido hacer".
Pensé: ‘Si no hago esto ahora, nunca lo haré’. He pasado mi vida entera creando Star Wars y terminarlo fue muy, muy doloroso. Pero era lo correcto
Lucas también ha confesado que pensaba que su opinión sobre la nueva trilogía protagonizada por Daisy Ridley valdría algo más, pero la productora estaba pensando en otra cosa: "Pensé que tendría algo más que decir en las siguientes tres películas porque ya las había empezado, pero decidieron que querían hacer otra cosa. Las cosas no siempre salen como pensabas. La vida es así".
Habrá quien piense que La Guerra de las Galaxias era más mágica cuando estaba bajo el mando de Lucas, pero Disney ha sabido aprovechar muy bien el universo que creó. Además de la trilogía que terminó en 2019 con Star Wars: El ascenso de Skywalker, el estudio ha producido The Mandalorian, con gran acogida por parte de la crítica y el público. Y si miramos al futuro, vemos una estrategia a largo plazo. Pronto se empezará a rodar la serie de Obi Wan con Ewan McGregor de nuevo en el papel y Rian Johnson, responsable de Los últimos Jedi, prepara una nueva trilogía. ¿Entraría todo esto en los planes de George Lucas?