Llega ese momento del año en el que SensaCine elige, a través de la opinión de sus redactores y redactoras, las mejores películas de los últimos 12 meses. Y ciertamente, debido al impacto que ha tenido la pandemia del coronavirus (COVID-19) en la industria cinematográfica, no ha sido ni mucho menos un año fácil. Pero sigue habiendo buen cine al margen de las circunstancias y en el listado de 20 producciones que encontrarás a continuación, donde también se han colado títulos de plataformas de 'streaming' como Netflix, Amazon Prime Video y Disney+, encontrarás ejemplos como los de 1917 (Sam Mendes), El faro (Robert Eggers), El hombre invisible (Leigh Whannell), estrenos recientes como Wonder Woman 1984 (Patty Jenkins) y hasta otros que llegarán próximamente, como Saint Maud (Rose Glass), en salas a partir del 23 de diciembre, o Soul (Pete Docter y Kemp Powers), en Disney+ el día 25.
A continuación, las 20 mejores películas del año 2020, seleccionadas por SensaCine:
'El año del descubrimiento', de Luis López Carrasco
Luis López Carrasco ha realizado no sólo la mejor película española del año -y una de las mejores en general-, sino la más necesaria, que yo recuerde, en lo que llevamos de siglo vivido en España. Con el uso de la pantalla partida, formato vídeo, situada en Cartagena y con los únicos testimonios de gente en bares, El año del descubrimiento viene a descubrirnos la tristeza generalizada de un país en desuso moral. Por momentos, hasta parece ciencia ficción, pues viaja en el tiempo a través de la palabra sin saber si estamos en 1992 o en el 2032. Sobre el papel, la película nos cuenta la debacle industrial y las manifestaciones del movimiento obrero en la localidad mientras todo el país se disfrazaba de gala para celebrar olimpiadas y exposiciones universales. El desencanto que surge de las miradas, voces y gestos de los testimonios que radiografían la realidad política y social de nuestra sociedad es devastador. Un ejercicio mayúsculo de cine rasgado, a lo Joaquim Jordà, a lo Errolo Morris, que cuenta muchas verdades para tratar de explicar por qué la realidad actual es tan terrorífica. Normal que esté apareciendo en los 'tops' del año nacionales e internacionales.
'Soul', de Pete Docter y Kemp Powers
Si en Del revés (Inside Out) Pete Docter fue capaz de explicar con metáforas básicas -colores, formas- el mapa de sentimientos y emociones que configuran la personalidad humana, en Soul -junto a Kemp Powers- ha vuelto retorcer el retruécano, acercándonos con metafísica picassiana a conceptos tan complejos como lo son la vida y la muerte. O aún mejor: la previda y la posvida. Dejando de lado las religiones -gracias a Dios-, Soul se adentra, de nuevo, a hablarnos de la belleza existente en la suma de gestos efímeros que acaban por dar sentido a la vida. Y todo ello, siendo rabiosamente divertida, brillante a más no poder y con la definición visual siempre perfecta de la factoría Pixar. Es alucinante como una película en apariencia tan sencilla es capaz de trazar desarrollos filosóficos tan complejos como espinosos. Un equilibrio de funambulista que ni cae en la ñoñería ni en lo abigarrado y acaba por erigirse como una de los mayores 'hits' de la historia de la casa Disney (ahora Disney+).
Alejandro G. Calvo
'1917', de Sam Mendes
Dos soldados británicos de la Primera Guerra Mundial deben cruzar campo enemigo para enviar un mensaje urgente. Una historia que, de primeras, suena sencilla. Pero hay formas y formas de contar un relato y la cosa se vuelve mucho más interesante cuando te enfrentas a un plano secuencia de casi dos horas que sigue la misión de los cabos Schofield y Blake. El director Sam Mendes inauguró el 2020 con 1917, una de esas películas que, una vez vistas, son imposibles de olvidar.
Protagonizada por George MacKay y Dean-Charles Chapman, el filme consiguió diez nominaciones en los premios Oscar, incluyendo la candidatura a Mejor película y Mejor director. Vale. Bong Joon-ho se merecía conseguir el galardón por Parásitos, pero 1917 era una de mis apuestas fuertes para la 92ª edición de los Premios de la Academia de Cine de Hollywood.
Salpicada con las apariciones de actores como Mark Strong, Andrew Scott, Richard Madden, Colin Firth y Benedict Cumberbatch, 1917 es una obra extraordinaria para la que Mendes se inspiró en las historias que su abuelo, mensajero en primera línea durante la Primera Guerra Mundial, le contaba. El resultado roza la perfección y su escena final, en la que el personaje de MacKay corre esquivando explosiones y soldados con el único fin de cumplir con su misión, es capaz de hacer que cada centímetro de tu piel se erice. Yo he vuelto a ese momento más veces de las que me gustaría admitir.
'Tenet', de Christopher Nolan
La capacidad de Christopher Nolan para retorcer y jugar con el espacio y el tiempo es de admirar. En Origen manipuló la realidad a través de los sueños con ciudades que se doblaban sobre sí mismas como si Doctor Strange estuviese utilizando sus poderes. En Interstellar nos hacía viajar al espacio y cruzar agujeros de gusano para trasladarnos a otros planetas. Y en Tenet utiliza la entropía para regalarnos efectistas imágenes en las que el todo se mueve hacia atrás. Una pena que una película como esta, protagonizada por John David Washington y Robert Pattinson, haya tenido que enfrentarse a una pandemia y haya quedado algo escondida en un año gobernado por el coronavirus.
Tenet es un 'thriller' sobre el mundo del espionaje en el que se introduce el concepto de la inversión. Es decir, que hay objetos y personas que, en lugar de ir hacia adelante en el tiempo, lo hacen hacia atrás. El protagonista -sin nombre- es Washington, quien debe evitar que el plan de Andrei Sator (Kenneth Branagh) se cumpla. Para ello cuenta con la ayuda de Neil (Pattinson), un personaje que se ha convertido en mi favorito de entre todos los que he conocido este año.
Las películas de Nolan no solo sirven para disfrutarse. También para seguir construyéndolas después de vistas con teorías y profundizando en todo lo que sus historias nos presentan. Ya sea física cuántica, palíndromos o ingeniería espacial. Y, en el caso de Tenet, el director no da descanso al espectador. Desde su apertura con la secuencia ambientada en la ópera hasta su batalla final. Creo no equivocarme cuando digo que las imágenes del filme son algo que no habíamos visto antes. También que Tenet no es una película fácil. Y esa es otra cualidad para admirar en Nolan: que no nos trata a los espectadores como si fuésemos tontos.
Andrea Zamora
'El faro', de Robert Eggers
Sí. El faro es una de las mejores películas de 2020, a pesar de haber pasado de forma discreta por taquilla y no haber tenido un entorno publicitario tan rimbombante como otras cintas. ¿Por qué brilla con luz propia?
En primer lugar, por dos actuaciones magistrales. Willem Dafoe y Robert Pattinson demuestran estar en un excelente estado de forma actoral y se meten con soltura en unos papeles hechos a su medida. La trama gira en torno a ellos, la película son ellos, asumen el peso de la misma sin complejos y ponen un broche de oro a cada escena que filman. No hay cabida para sobreactuaciones. El espectador asiste a una relación entre dos compañeros real, firme, angustiosa y tétrica. Ellos son el alimento de El faro.
Por otra parte, tenemos la brillantez de su director. Robert Eggers, que también es guionista junto a Max Eggers, es cine de autor con mayúsculas. Los protagonistas vuelan solos, pero dentro de un control planificado donde el entorno está enriquecido por la visión de Eggers.
Finalmente, el argumento. Es una película diferente. Un drama psicológico envolvente que atrapa al espectador provocándole emociones extremas, así como empatías, filias y fobias contradictorias a medida que avanza la trama. Un tsunami de emociones dentro de un asfixiante faro.
'Jojo Rabbit', de Taika Waititi
No hay unanimidad con Jojo Rabbit. Para algunos sí entra de lleno en el 'top' de 2020, pero otros te dirán que ha sido la gran decepción. Analicemos por qué estás leyendo esto y entendamos por qué se podría llegar a esperar más de la película de Taika Waititi.
Esta comedia dramática busca ser apta para todos los públicos. Aquí reside su grandeza y tal vez sus limitaciones. Es una cinta fácil de visionar, sencilla, que cuenta de forma amable y satírica la historia de Jojo (Roman Griffin Davis), un joven alemán afiliado a las Juventudes Hitlerianas que ve cómo su mundo eclosiona cuando descubre que su madre (Scarlett Johansson) tiene oculta a una niña judía (Thomasin McKenzie). Por si esto no fuera suficiente para el pequeño Jojo, el muchacho tiene como amigo imaginario al mismísimo Adolf Hitler -encarnado por el director de la película.
La trama es divertida, dentro del marco temporal que nos encontramos, la II Guerra Mundial y el nazismo. Podría decirse que el objetivo del filme, basado en una novela, es mostrarnos las contradicciones de la guerra a través de la especial y despierta mirada de Jojo. La narrativa es correcta y el metraje muy disfrutable. Eso conforma un todo que no defrauda. Tal vez otro año esta película hubiera quedado relegada de este 'top', pero 2020 es un año atípico, ya lo sabemos, y tal vez por eso Jojo Rabbit merezca estar aquí.
¿Y los que opinan lo contrario? Se podría esperar mucho más tanto de su director como del desarrollo de Jojo Rabbit. Podría haber sido una cinta provocadora, irreverente y se queda a medio camino porque su director va con el freno de mano puesto para no excederse con la sátira. También, quizás, la última media hora podría haber sido más ágil, para alejar la sombra del tedio de la mente del espectador. Estos son los contras, pero hoy nos quedaremos con los pros.
'El escándalo (Bombshell)', de Jay Roach
El escándalo (Bombshell) de Jay Roach es una película actual que intenta mostrar las cloacas del sistema, en este caso de un imperio mediático. No es un argumento tan premiable como el de 1917 o Mank, aunque tenemos precedentes de tramas similares con un buen número de nominaciones y premios.
El argumento de Bombshell no es su punto fuerte, porque no aporta nada novedoso. Aquí la fuerza de la cinta reside en las actuaciones de sus protagonistas y, gracias a ellas, no hablamos de una película más. Charlize Theron, Margot Robbie y Nicole Kidman son las encargadas de liderar el relato, que narra la caída del CEO de Fox News Roger Ailes (John Lithgow) por sus casos de acoso sexual.
Por estos motivos, El escándalo es una cinta muy ligada al movimiento #MeToo y un 'thriller' solvente, a la par que una película entretenida con una narrativa inteligente y poderosas interpretaciones. Sin perder de vista unos diálogos con varias frases para apuntar en la libreta.
Lourdes de Paredes Rincón
'Aves de presa', de Cathy Yan
La eterna batalla en las redes sociales entre fans de Marvel y DC, que cinematográficamente van ganando los primeros por goleada en los últimos años, fue ligeramente nivelada gracias a esta maravilla titulada Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn). Si bien es cierto que los productores hicieron algo de trampa, al incluir a un personaje que no es miembro del equipo en la película, la realidad es que no había nadie mejor que Harley Quinn para dar a conocer a este grupo de heroínas.
Aves de presa, que dirige la cineasta Cathy Yan, comienza justo cuando el personaje al que encarna la actriz Margot Robbie rompe con su pareja: el temible Joker -al que no le vemos la cara en ningún momento. Tras esto, conocerá a una ladronzuela a la que acogerá como su protegida. Y pronto se verán envueltas en una trama que alcanza a los delincuentes más perseguidos de Gotham.
Hiperviolenta, descarada y alocada, Aves de presa hace que Guardianes de la galaxia parezca Los osos Gummi. Gran parte de la culpa del éxito la tiene el duelo interpretativo entre la propia Robbie y un Ewan McGregor en estado de gracia, que encarna al villano de la función: Roman Sionis, alias Máscara Negra.
'Saint Maud', de Rose Glass
La gran sorpresa del cine fantástico de 2020 viene desde Gran Bretaña y dará el salto a los cines españoles en plena Navidad. Saint Maud es el lisérgico relato de una joven enfermera que, tras una experiencia realmente traumática durante el desempeño de su trabajo -algo que se nos irá desvelando a base de 'flashbacks' durante su metraje-, decide abrazar una vida en la que la devoción religiosa y la mortificación sean sus principales pilares. De esta forma, entra a cuidar de una mujer acaudalada y de vida algo disoluta que le hará replantearse sus convicciones más profundas.
A caballo entre el terror y el drama, la producción nos narra los peligros de mezclar una vida solitaria con traumas psicológicos y la malinterpretación de los preceptos religiosos. Un debut inmenso de la directora Rose Glass -habrá que seguir su carrera desde cerca- y una interpretación mayestática de la actriz Morfydd Clark -que alcanzó la popularidad por su papel en la serie de Netflix Drácula. No es terror del de sustos y subidas del volumen de sonido; es del que encoge el alma y sobrecoge; de esos que sales de la sala con el alma a los pies, pero con la sensación de haber visto algo muy grande.
'Diamantes en bruto', de Josh y Benny Safdie
La gran triunfadora en la pasada edición de los Spirit Awards -e injustamente olvidada en los premios Oscar de la Academia- es la última joya de los hermanos Josh y Benny Safdie: Diamantes en bruto. Los realizadores neoyorquinos realizan su película más personal: una pieza de cámara cargada de adrenalina que consigue llevar al espectador más tranquilo hacia un chute fílmico. El resultado es uno de los mejores pulsos narrativos que se han visto en una plataforma de 'streaming'.
Diamantes en bruto narra la historia de Howard Ratner, un joyero del barrio judío de Nueva York que está obsesionado con las apuestas y con el riesgo económico. Todo ello involucrando a su propia familia -su cuñado es un peligroso prestamista al que debe dinero- y a una de sus empleadas, con quien mantiene una tórrida relación. Sus problemas se agravan cuando pasa por su tienda el jugador de la NBA Kevin Garnett, que se encariña de un ópalo que el ambicioso propietario acaba de recibir en su local.
El filme, además de suponer la confirmación de los hermanos Safdie como los directores más importantes del 'indie' americano, supone la mejor interpretación de su protagonista: Adam Sandler. El cómico confirma que cuando quiere puede otorgar papeles impecables y demostrar a la crítica de Hollywood -y a los académicos que le dejaron fuera de las nominaciones- que se equivocan con él. Lástima que este mismo año también estrenase El Halloween de Hubie.
Tomás Andrés
'El hombre invisible', de Leigh Whannell
Estrenada casi al límite de que comenzasen a cerrarse las salas de cine al decretarse el estado de alarma, El hombre invisible merece estar en esta lista es por muchas cosas, pero sin duda una de ellas es que, de alguna manera, es inevitable que algunos la relacionemos con aquella época, que ahora percibimos tan lejana, en la que quedábamos para ir a los cines, que a su vez estaban llenos, y en la que no eran necesarias mascarillas ni butacas vacías que asegurasen la distancia social. Suspiro.
Dirigida por el director, guionista, actor y australiano Leigh Whannell (Saw, Insidious), la cinta se basa en la novela homónima de H.G. Wells de 1897, que a su vez ya había sido adaptada a la gran pantalla en 1933 aunque con un resultado, obvio con casi 90 años de diferencia de historia del cine, muy muy diferente. Coctelazo de suspense, ciencia ficción y terror psicológico, El hombre invisible es el drama de su protagonista, Cecilia Kass -a la que interpreta la siempre carismática y digna de aplauso Elisabeth Moss- en su intento por dejar atrás una relación tóxica y violenta que, aún con su maltratador muerto, personaje interpretado por el actor de La maldición de Hill House Oliver Jackson-Cohen, logra seguir asfixiándola.
Aun introduciendo elementos fantásticos como el traje invisible, la película de la factoría Blumhouse logra reflejar la realidad de las relaciones tóxicas y los efectos psicológicos sobre las víctimas de una forma que pone los pelos de punta: la desconfianza en uno mismo, el miedo, la falta de apoyo, la presión y sensación de acoso constante. Con una dosificación casi perfecta entre el suspense y las escenas de acción y terror, y con una Moss que interpreta el sufrimiento con espectacular realismo, El hombre invisible es, definitivamente, de lo mejor que nos ha dejado este año.
Alicia P. Ferreirós
'Onward', de Dan Scanlon
Podíamos entrar aquí en un debate sobre si Onward de Dan Scanlon está a la altura o no de otros largometrajes de Pixar Studios, como WALL·E Batallón de limpieza (2008), Up (2009) o Del revés (2015). Y quizá la respuesta más directa sería una negativa, aunque el filme sobre los hermanos elfos Ian (Tom Holland) y Barley Lightfood (Chris Pratt) significa -y significará- mucho más para la compañía de Luxo Jr. que lo que dejaron entrever algunos críticos cuando se estrenó en salas a principios de año, justo antes de que golpeara la pandemia. En julio llegaba al catálogo de la plataforma de ‘streaming’ Disney+ y por muchas razones se ha convertido en una de mis películas favoritas de este 2020.
Para empezar, Onward está inspirada en la muerte del padre de Scanlon, su director y coguionista, y también en el impacto que tuvo esta terrible pérdida tanto en él como en su hermano mayor, cuando todavía eran muy pequeños. Así que Ian y Barley, como te imaginas, vendrían a ser una representación de ellos mismos. Y eso ha de contar para algo.
La historia, ambientada en un mundo que hace tiempo que olvidó de la magia a pesar de convivir con pegasos y otras criaturas asombrosas, comienza cuando Ian recibe por su 16 cumpleaños un regalo muy especial: un báculo con poderes, una gema y una carta que describe un encantamiento para resucitar a su padre por un día. Pero el hechizo sale mal y los elfos, que tienen que conformarse con traer de vuelta a su progenitor sólo de cintura para abajo, se embarcan en una aventura digna de un RPG antes de que pasen 24 horas. Furgonetas, mantícoras, bandas de hadas moteras y, sobre todo, la relación de dos hermanos y su manera de afrontar la pérdida. La escena en la que Ian va tachando cosas de su lista te hará llorar como una fuente. ¿Tendremos suerte y habrá segunda parte?
'Akelarre', de Pablo Agüero
Tampoco podía faltar Akelarre de Pablo Agüero, que en SensaCine titulábamos en una crónica como "Una Sherezade contra la falocracia" tras verla en el último Festival de San Sebastián. Si todavía no ha pasado delante de tus ojos y te dedicas a preguntar, quizá escuches de ella que es excesiva. Pero no hagas caso. El argentino se sirve de los procesos de brujería en País Vasco del siglo XVII para reflexionar sobre temas como los tabúes culturales y sociales, la represión sexual, el machismo o la libertad.
Àlex Brendemühl está sublime como el juez Rostegui -inspirado en el jurista Pierre de Lancre-, que se traslada a tierras vascas para purificar la región y quemar allí a todas las mujeres que sean sospechosas de brujería. Pero es que lo de la joven Amaia Aberasturi, que interpreta a Ana, la protagonista, no tiene nombre. Ella vehicula la acción e hipnotiza con sus cuentos a Rostegui y también, de paso, al espectador.
Hay planos de Agüero que parecen directamente cuadros; bellísimos hasta el punto de sentir la necesidad de pausar la imagen -y eso frente a una pantalla de cine es harto complicado. Dónde se pone la cámara, el uso de la luz, los cantos y sonidos que reverberan en comunión en un énfasis sin fin… Y ese final, inteligente, necesario y valiente, no apto para aquellos que busquen que se lo expliquen todo.
'Mank', de David Fincher
Había muchas ganas de Mank por varios motivos. Uno de ellos era el regreso de su director al largometraje, David Fincher, seis años después de Perdida (2014) y tras su participación en la no menos fabulosa MINDHUNTER. Otro era que el retrato del guionista Herman J. Mankiewicz, a quien interpreta un insuperable Gary Oldman, es en realidad un proyecto muy personal para el cineasta, que llevaba años queriéndolo sacar adelante con un guion de su padre, el ya fallecido Jack Fincher. Sencillamente, hasta que Netflix le preguntó, ningún estudio quería producirla en blanco y negro.
¿Quién escribió realmente el libreto de Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles? Esa es una de las preguntas a las que se enfrenta Mank. Pero tampoco es que la cinta se limite exclusivamente a los temas de la creación artística o a la necesidad de la autoría como vía para alcanzar la inmortalidad. Mank también es un lúcida, nostálgica e ingeniosa pintura sobre el Hollywood de los años 30 y 40, la llamada era dorada del cine. Divertido, ocurrente, borracho... Oldman está fantástico en todas las facetas de Mankiewicz y triunfa tanto cuando se desenvuelve entre colegas de profesión como cuando los Louis B. Mayer (Arliss Howard), Irving Thalberg (Ferdinand Kingsley) y William Randolph Hearst (Charles Dance), magnate en el que basó su Charles Foster Kane, lo arrinconan sin descanso en un cuadrilátero.
Hay que ver Mank porque Ciudadano Kane es historia del cine -ya puestos, lee el ensayo Raising Kane de la crítica de cine Pauline Kael y ponte a ver la película RKO 281 (1999) de Benjamin Ross. Y también porque el también autor de Zodiac (2007) y La red social (2010), a su manera, usa el título más famoso de Welles -y de Mankiewicz- para reflexionar sobre el poder, la propaganda y, por supuesto, la independencia. El momento de la parábola del mono organillero contada por Charles Dance es para enmarcarlo.
'Queen & Slim', de Melina Matsoukas
Por algo Queen & Slim de Melina Matsoukas (Insecure, Master of None) se encuentra en varios 'tops' cinematográficos con lo mejor de este año. A medio camino entre la 'road movie' y el drama criminal, la película es uno de los mejores debuts en el largo que he visto últimamente, en parte gracias a las magnéticas interpretaciones de Daniel Kaluuya (Déjame salir) y Jodie Turner-Smith (Jett) como Slim y Queen, dos jóvenes que nunca antes hubieran hecho tan buenas migas de no ser porque, por azar, la muerte de un policía a manos de él -en defensa propia- los obliga a huir a la desesperada. Y lo más interesante de todo es cómo van cambiando ambos personajes y cómo van mudando su piel hasta convertirse en esa pareja que muchos utilizan para denunciar el racismo que asola y mancha EE.UU.
El miedo, la impotencia, la rabia, la desesperación, el dolor físico y también el emocional y el generacional. Matsoukas sabe muy bien cómo exponer en pantalla todo eso que tristemente es tan cotidiano en la América actual con la ayuda de un guion de Lena Waithe (Master of None, Ready Player One). Es de esos filmes en los que uno agarra el brazo de la butaca de vez en cuando y se pregunta: "¿Acabará bien? ¿Acabará mal?". Por si no la has visto todavía -ha sido un moderado éxito en la taquilla mundial con casi 50 millones de dólares recaudados y menos de 20 de presupuesto-, no te diremos qué pasa con sus protagonistas en el desenlace. Pero sí que te aseguramos que removerá tu conciencia.
'Wonder Woman 1984', de Patty Jenkins
Se acaba de estrenar en los cines españoles -en EE.UU ha hecho lo propio en salas y HBO Max- y Wonder Woman 1984 merece de sobra figurar en este listado con las mejores películas del año. También se lleva el título de una de las mejores secuelas de superhéroes de todos los tiempos, junto a otros ejemplos como Batman vuelve (1992) de Tim Burton, Spider-Man 2 (2004) de Sam Raimi, Capitán América: El soldado de invierno (2014) de los hermanos Joe y Anthony Russo y Logan (2017) de James Mangold.
Gal Gadot sigue insuperable como la Mujer Maravilla de DC Comics y Patty Jenkins, también directora de la Wonder Woman de 2017, se sirve de un ingenioso recurso para traer de vuelta al Steve Trevor de Chris Pine. Por si fuera poco, los recién incorporados Pedro Pascal y Kristen Wiig redondean el elenco como Maxwell Lord y Barbara Minerva/Cheetah, dos antagonistas con debilidades tan humanas como la tentación, la codicia, el egoísmo y el deseo desmedido de poder, temas en donde Jenkins ancla el relato con la década de los 80 y la reaganomía -por Ronald Reagan- como telón de fondo.
Más información -aunque breve- sobre las amazonas de Themyscira, una superheroína que también deja ver sus defectos y villanos -no tanto si te paras a pensarlo- que no tienen nada que envidiar a los Killmonger, Loki, El Buitre y Thanos del Universo Cinematográfico de Marvel Studios. No es nada sencillo combinar épica, drama y comedia y hacerlo con la habilidad de la que hace gala Jenkins. Se nota que hay ideas en Wonder Woman 1984 y, más importante, que hay ganas de hacer otro cine de superhéroes en medio de una superabundancia de títulos en la industria.
Santiago Gimeno
'A Secret Love', de Chris Bolan
Una película documental no podría faltar en esta lista y A Secret Love de Chris Bolan es la elegida, sin lugar a dudas. El documental cuenta la tierna historia de amor entre Terry Danohue y Pat Henschell, que se enamoraron en 1947. Por aquella época, las relaciones homosexuales no estaban bien vistas, por lo que decidieron ocultar su amor a todo el mundo, incluso a su familia.
Ambas se conocieron en All-American Girls Professional Baseball League, donde Terry consiguió incluso inspirar una película llamada Ellas dan el golpe en 1992. Han ocultado su relación durante 70 años y se han hecho pasar por simple amigas hasta que decidieron contárselo a sus más allegados.
El documental trata cómo su amor consiguió ir más allá de la represión en aquella época o cómo ha podido durar tantos años. Un buen filme debe tener varios factores para que pueda llegar al espectador y A Secret Love los tiene con creces. Además, es imposible no enamorarse de Terry y Pat porque son un amor.
Custodio Guerrero
'El diablo a todas horas', de Antonio Campos
La violencia existe y no hace falta buscarla muy lejos. Está en la casa de nuestros vecinos; en esa desconocida que conoces en una cafetería; hasta en nuestros propios padres. En El diablo a todas horas está en la América profunda, en un pequeño pueblo de Ohio. Antonio Campos es el encargado de dirigir la cinta de Netflix. Campos viene de producir The Sinner -donde, además, dirige varios episodios-, una antología de suspense imprescindible para los amantes de las series criminales.
Pero, a lo que vamos. El diablo a todas horas es una colección de personajes que nos dejan explorar el lado más corrupto del ser humano. En una cinta donde Dios tiene una importante presencia, Campos le da la vuelta al concepto de misericordia. Ninguno de sus protagonistas tiene salvación y Dios está ausente. En el reparto encontramos a Tom Holland, Bill Skarsgård, Riley Keough y Jason Clarke, que componen un conjunto de lo más interesante. Holland, que nos tiene acostumbrados a personajes más alegres y vivaces, sorprende como Arvin Rusell, un joven resignado a la idea de que la vida es sufrimiento.
'Gretel & Hansel', de Osgood Perkins
Lo reconozco. Cuando anunciaron Gretel & Hansel me pareció un torpe intento de unirse a la ola feminista. ¿Realmente había necesidad de hacer una nueva versión del clásico Hansel y Gretel adaptado a los tiempos del #MeToo? Pues resulta que sí y no teníamos ni idea de cuánto lo necesitábamos. Osgood Perkins sigue trazando su particular universo de terror cinematográfico y, tras Soy la bonita criatura que vive en esta casa y La enviada del mal, se atreve a trastocar por completo el cuento de los hermanos Grimm y lo transforma en una absorbente historia de fantasía con la emancipación de Gretel a la cabeza.
Sophia Lillis interpreta a la adolescente protagonista, que debe cuidar de su hermano pequeño, Hansel, después de que su madre los eche de casa. Al igual que la historia tradicional, los dos jóvenes terminan vagando por un bosque buscando una manera de sobrevivir y así llegan a la casa de Holda, una extraña mujer que ayuda a Gretel a sacar los misteriosos poderes que oculta en su interior. Esto es lo que la cinta tiene en común con el cuento, ya que, a medida que nos adentramos en la leyenda de Holda, la película toma su propio camino hasta convertirse en una asfixiante y singular fábula de terror.
Gretel & Hansel tiene un imaginario sorprendente y muy particular que se ve ensalzado por la presencia de Lillis. Su papel de Beverly Marsh en It (2017) ya demostró que, con tan solo 15 años, tenía algo especial. Posteriormente, la Camille de Heridas abiertas y la Sydney Novak de Esta mierda me supera han terminado por confirmarlo.
'Crip Camp: A Disability Revolution', de Nicole Newnham y James Lebrecht
Cuando me puse a ver Crip Camp: A Disability Revolution no esperaba que trastocase mi visión sobre las personas con discapacidad. Pero lo cierto es que terminé de verla y sus ideas calaron en mí de manera permanente. Bajo la dirección de Nicole Newnham y James Lebrecht -nacido con espina bífida-, el documental de Netflix comienza presentándonos Jened, un campamento para jóvenes discapacitados de EE.UU en los años 70. Es decir, en plena revolución social. También para estos jóvenes, que viven su propia rebelión y despertar sexual, con reivindicación incluida. Mientras la primera parte nos muestra sus líos amorosos, ganas de fiesta y diversión en general en esta especie de Woodstock, es en la segunda mitad donde comienza lo bueno.
Jened es la cuna del movimiento por los derechos de las personas con discapacidad en EE.UU, que exigió a las autoridades el cumplimiento de la Ley de Rehabilitación de 1973 e impulsó, años más tarde, la Ley de Estadounidenses con Discapacidades de 1990. En ese campamento 'hippie' se desarrollaron algunas de las figuras clave en el activismo para las personas con discapacidad. Los protagonistas, tan frágiles y dependientes a los ojos del espectador, demuestran tener sus ideas muy claras para trazar su propio camino. Al igual que hicieron cambiar de idea a la sociedad hace ya 50 años, vuelven a mandar un poderoso mensaje con esta película -que, por cierto, está producida por los Obama.
Sara Heredia