Tras la muerte de Walt Diney, muchos temieron que la compañía se hundiera. Pero nada más lejos de la realidad. Los estudios continuaron engrosando su lista de clásicos animados con Los aristogatos y Los rescatadores, entre otros. Aunque fueron unos años en los que se centraron más en las cintas de acción real.
Los aristogatos (1970)
Fue el último largometraje supervisado por el fallecido Walt Disney. Sus entrañables gatos cantores y su animada música convierten al vigésimo clásico del estudio en uno de los más divertidos. Como apunte destacar que el diseño del gato Scat se hizo inspirándose en los rasgos del cantante y trompetista de jazz Louis Armstrong, con la idea de que fuera el propio Armstrong el que pusiera voz al personaje animado. Sin embargo, por causas desconocidas el cantante decidió salir de la producción sin haber grabado ningún diálogo.
Robin Hood (1973)
La historia se basada en la leyenda británica del príncipe de los ladrones, pero con un toque de distinción: en esta ocasión los personajes son animales. Algunos de estos personajes son calcomanías de los de El libro de la selva. Un detalle que sin duda deja mucho que desear sobre la creatividad de los diseñadores de la compañía.
Lo mejor de Winnie de Pooh (1977)
El vigesimosegundo largometraje de Walt Disney seguía denotando la escasez de ideas dentro de la compañía. Y es que este nuevo clásico no es más que la unión de tres cortos sobre el tierno osito que ya se habían estrenado anteriormente en los cines.
Los rescatadores (1977)
El vigesimotercer clásico de Walt Disney tiene una especial importancia en su historia. Después de varios largometrajes centrados en el aspecto cómico, el estudio recupera ese punto dramático presente en la mayoría de sus clásicos. Desde El libro de la selva, fue el último éxito de Disney -con nominación a los Oscar incluida- hasta La sirenita, en 1989.