Cuando María Pareja vio La canción del mar lo tuvo claro: "Yo algún día quiero trabajar en ese estudio (Cartoon Saloon)". Tenía 22 años y acababa de cambiar el rumbo de su vida. Había abandonado sus estudios de Ingeniería de Telecomunicaciones y comenzado a estudiar animación en Las Rozas (Madrid). Cuatro años después, en 2018, en su último año de estudios, volvió a acordarse de aquella película y un profesor le facilitó el contacto del director del estudio, y le contactó. Hoy, María es la diseñadora de producción y co-directora de arte de la película de animación Wolfwalkers, candidata a los Oscar 2021.
Pareja, madrileña de San Sebastián de los Reyes, explica a SensaCine desde la ciudad irlandesa de Kilkeny que en Wolfwalkers, que cuenta la historia de dos niñas amigas que deben enfrentarse a la incomprensión y destrucción de un bosque y una manada de lobos que habita en él, había unas 150 personas trabajando, y de ellas había una decena de ilustradores españoles. "Somos muy habladores, nos comunicamos mucho y eso es muy positivo para el trabajo en equipo, y si a ello se suma que en España está muy difícil avanzar como ilustrador en esta industria, cobra todo el sentido", explica María.
¿Cómo llegaste a Wolfwalkers?
Había estado estudiando Ingeniería de Telecomunicaciones, pero como no era lo mío busqué algo relacionado con la ilustración, que era mi pasión. Tenía 22 años cuando empecé a estudiar un grado de animación. Cada día, pasaba dos horas en el transporte público y me las pasaba dibujando en mi libreta. Él últmo año de mi carrera un profesor nos dio algunas refrencias, entre ellas el contacto de Tom Moore director de Cartoon Saloon. Le escribí y le mandé mi portfolio y mi instagram. A los 10 minutos me contestó: "Me encanta tu portfolio, ¿quieres hacer un test para Wolfwalkers?".
¿Así que llegaste a la película sin haber acabado tus estudios?
Tuve que hacer el test durante tres días con Ross Stewart, codirector de la película. Una semana después me escribieron diciendo que les había encantado mi propuesta y que querían que me uniera al equipo y con una oferta salarial. No me lo creía, era como un sueño. Pasé de ganar 20 euros haciendo una ilustración a tener un salario... Pero les pedí que me dejaran un mes y medio para terminar la carrera, y el 21 de junio de 2018 me planté en Kilkenny con mi malea y mis ganas locas de aprender.
Y debiste aprender rápido porque en el proceso te convertiste en diseñadora de producción o codirectora de arte ¿cómo lo lograste?
Es que ha sido muy raro porque realmente no he tenido el paso a paso que suele tener cualquier profesonal. Llegué directamente arriba muy deprisa, y ahora no sé muy bien qué mas hay que hacer. (Risas) Cuando llegué estaban en preproducción, ya tenían los 'concepts' que querían y yo me incorporé como responsable de las imágenes finales que se usan durante toda la peli, algo así como darle la coherencia al dibujo final. Estuve cuatro meses haciendo ilustraciones y fondos y cuando empezó la producción el trabajo se intensificó. Repartieron a mi departamento en distintas áreas y un día vino Ross Stewart y me dijo que les encantaba lo que estaba haciendo y que les sería muy útil como diseñadora de producción haciendo guías de estilo para otros departamentos, notas para otros supervisores y todo lo que quedara sin diseñar. Me vi de pronto en las reuniones con los directores, las 'reviews', supervisores... Era increíble.
¿Y cuál es tu sueño como ilustradora en el mundo del cine?
Me encantaría seguir en este estudio por el ambiente, por la gente, por el lugar y es muy cómodo porque me permite mi tempo libre seguir explorando mis ideas, mis proyectos... Supongo que la cumbre sería ser directora de arte de mi propio proyecto. De momento seguir aprendiendo.
¿Y después pasaste a la siguiente producción?
Cuando terminé Wolfwalkers ya habían empezado otra película y yo quería pasar a ese proyecto pero Tom me pidió que trabajara para un proyecto de Greenpeace en un corto como directora de arte, Hay un monstruo en mi cocina, y con mensaje por el cambio climático. Hicimos el corto y estuve como diseñadora de producción en una serie de televisión que están desarrollando y ahora estoy en la siguiente película que están desarrollando.
Wolfwalkers y otras películas de Cartoon Saloon como La Canción del Mar o El Libro de Eels son animación 2D, un poco a contracorriente de los grandes estudios. ¿La nominación de los Oscar es un reconocimiento a esta manera de hacer animación?
La animación 2D en Europa esta volviendo. Cada vez se ve más. Es como volver al origen. Inicialmente la animación era animar en papel y dibujar a los personajes y ahora la animación es todo muy realista con el 3D y se pierde un poco la magia.
La animación en 2D es especial, tiene un encanto y ves a cada artista reflejado en los fondos, lo que hace la película más única, inconfundible. En 'Wolfwalkers' todo el mundo ha puesto un poco de sí mismo y eso es muy especial. En una producción de 3D no está tanto la mano de cada artista, es más uniforme.
Los animadores españoles están empezando a trabajar en grandes producciones internacionales, ¿qué consejo le darías a alguna niña que sueñe en convertirse en ilustradora como tú?
Que no se comparen con otras personas. Cada uno tiene que aportar lo que pueda y sea. Y que pinten mucho, que no paren. Yo siempre iba en el metro con mi cuaderno y me pasaba horas dibujando. Y no hay que desanimarse con el primer no, hay mucho trabajo ahora en este sector y muchas producciones necesitan gente. Y la suerte es también clave, porque yo entré en Wolfwalkers en un momento perfecto en el que tenían mucho trabajo y necesitaban un perfil como el mío.
¿Crees que podréis ganar el Oscar?
Lo veo muy dificil, pero la esperanza no se pierde y sería una explosión de felicidad bestial. Supondría mucha visibilidad para el estudio porque sigue siendo desconocido para gente que no trabaja en la animación. Ojalá tengamos suerte porque lo merecemos. Hemos contado con gente muy talentosa y me siento muy afortunada de aprender con ellos.