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    Ataques con patatas, los engaños de su escritor y una película confusa: Los problemas a los que se ha enfrentado 'La mujer en la ventana'

    El 'thriller', dirigido por Joe Wright y protagonizado por Amy Adams, ya está disponible en Netflix.

    La mujer en la ventana, la adaptación del 'best seller' homónimo escrito por A.J. Finn, ya está disponible en Netflix. El filme, dirigido por Joe Wright y protagonizado por Amy Adams, Gary Oldman y Julianne Moore; es una de esas producciones que podemos tildar de "malditas". A los numerosos retrasos y 'reshoots' que ha sufrido la película para poder ver la luz hay que añadir un par de historias detrás de las cámaras que implican a un escritor mentiroso y a un productor acusado de abuso.

    La historia de La mujer en la ventana sigue a Anna Fox, quien sufre de agorafobia y no sale de su casa de Nueva York. Todo sigue su curso con normalidad hasta que es testigo, a través de su ventana, de un hecho que podría tratarse de un asesinato. La protagonista, confusa y asustada, se adentra en una etapa en la que es difícil separar la realidad de las posibles jugarretas que le está provocando su mente.

    DE FOX (PASANDO POR DISNEY) A NETFLIX

    El filme fue originalmente una película de Fox 2000 Pictures, estudio que se hizo con los derechos de la novela -cuando tan solo existía el manuscrito- en septiembre de 2016. En un principio, su fecha de estreno en cines estaba prevista para octubre de 2019. No obstante, tras la compra del estudio por parte de Walt Disney en marzo de 2019, el título se convirtió en un proyecto de la Casa de Mickey Mouse. Después de un pase de prueba de la película, las conclusiones fueron que era demasiado confusa y el público tenía problemas para comprender qué estaba ocurriendo realmente en ella.

    Ante esta situación, Disney tomó la decisión de retrasar su llegada a las salas y llevar a cabo 'reshoots' para aportar más claridad a la trama. Por entonces, la idea era estrenar La mujer en la ventana en mayo de 2020. Tras los cambios hechos en el filme, los nuevos pases de prueba tampoco fueron favorables.

    Debido a la crisis del coronavirus, el proyecto volvió a retrasar su estreno en cines y se planeó llevarla a las carteleras a finales de 2020. Finalmente, Disney vendió la película a Netflix. El resto ya es historia. La mujer en la ventana llegó a la plataforma de 'streaming' el pasado 14 de mayo.

    LOS ENGAÑOS DE UN ESCRITOR

    A.J. Finn publicó La mujer en la ventana en 2018 y el libro se convirtió rápidamente en un superventas. En 2019, cuando ya se estaba trabajando en la adaptación cinematográfica de su novela, el autor se convirtió en noticia por mentir sobre su pasado.

    Fue New Yorker el medio que expuso los engaños que Finn, cuyo nombre real es Dan Mallory, había ido contando para avanzar en su carrera como escritor. Entre ellas: que trabajó con Tina Fey, que el libro de J.K. Rowling El canto del cuco se publicó bajo su recomendación, que su madre murió de cáncer, que su hermano se suicidó y que él tenía un tumor cerebral. El reportaje contaba también que antiguos compañeros de trabajo encontraron tazas con orina en la oficina del jefe de Mallory.

    Tras la publicación de la historia, el escritor admitió sus mentiras y pidió perdón en un comunicado. "Es el caso de que en numerosas ocasiones en el pasado he manifestado, insinuado o permitido que otros crean que estaba afligido por una enfermedad física en lugar de psicológica: el cáncer específicamente". Mallory afirmó que sus mentiras eran consecuencia de su "trastorno bipolar II severo", lo que que le provocaba "depresiones aplastantes, pensamientos delirantes, obsesiones mórbidas y problemas de memoria".

    New Yorker habló con Carrie Bearden, profesor de psiquiatría de la Universidad de California (UCLA), sobre si es posible que las consecuencias que describe Mallory en su comunicado sean producidas por un trastorno bipolar II. Bearden afirmó que "un paciente con trastorno bipolar II no puede atribuir a ese diagnóstico delirios, amnesia o mentiras crónicas para obtener un beneficio secundario o para llamar la atención".

    Además de esto, Mallory se enfrentó a acusaciones de plagio. En 2016 se publicó la novela escrita por Sarah A. Denzil Saving April, que sigue a una mujer que sufre de ansiedad y que apenas abandona su casa. La protagonista cree que es testigo de algo sospechosos mientras espía a sus vecinos por la ventana. Además de que ambas historias tienen una historia similar, también son bastante parecidas en sus giros y en sus finales. No obstante, Mallory afirmó que empezó a escribir su novela en 2015 y la autora de Saving April indicó que ella había recibido críticas de su libro en las que se afirmaba que era ella quien había plagiado a Mallory.

    UN PRODUCTOR ACUSADO DE ABUSO

    En abril de 2021, THR publicó un reportaje sobre Scott Rudin, productor de la película, en el que se cuentan las décadas en las que ha tenido un comportamiento abusivo con sus empleados. Los antiguos trabajadores de Rudin afirmaban que era violento y propenso a lanzar ordenadores portátiles, cuencos de cristal y patatas asadas por su oficina. 

    Ryan Nelson, quien trabajó como asistente ejecutivo de Rudin, dijo: "Cada día era agotador y terrorífco". También contó que abandonó la industria cinematográfica después de ser testigo de cómo el productor lanzó una grapadora a un trabajador de un cine y le llamó "retrasado". 

    Otro de sus empleados contó que Rudin le lanzó una patata a la cabeza por no saber por qué un invitado apareció en la oficina de forma inesperada. "Fui a la cocina y dije: 'Oye, Scott, A24 está en camino. No estoy seguro de qué es lo que les preocupa'. Se volvió loco. En plan: 'Nadie me ha dicho que A24 estaba en mi agenda'. Me lo tiró y esquivé una patata grande. Me dijo: 'Bueno. Averígualo y tráeme una patata nueva". 

    La historia también relataba que Rudin aplastó un ordenador en la mano de un asistente, un incidente que dejó a la víctima con la mano ensangrentada y que le llevó al hospital

    Tras la publicación del artículo, Rudin envió un comunicado a The Washington Post en el que anunció que se aparta de sus producciones de Broadway, el cine y los proyectos de 'streaming'. También pidió perdón por su comportamiento. "Se ha escrito mucho sobre mi historial de preocupantes interacciones con compañeros de trabajo y lamento profundamente el dolor que mi comportamiento causó a las personas, directa e indirectamente", indica. "Después de un periodo de reflexión, tomé la decisión de alejarme de la participación activa de nuestras producciones de Broadway, con efecto inmediato [...] Me ha quedado claro que debo llevar el mismo camino en el cine y el 'streaming"

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