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    Levitaciones, objetos malditos y risas demoniacas: ¿cómo es en la vida real un exorcismo de los que vemos en el cine?

    A raíz del estreno de 'Expediente Warren 3' y el curioso caso que cuenta, descubrimos qué tienen de real los exorcismos de las películas de la mano del Padre Fortea, uno de los exorcistas más reconocidos de España.

    En mitad de la cama hay una persona con los ojos en blanco, deja escapar una risa que hiela la sangre y bufa a las personas de su entorno. Está poseída por el demonio y se contorsiona mientras un cura trata de liberarla rezando una oración tras otra. Esto, que parece sacado de la última entrega de Expediente Warren, es algo a lo que el Padre Fortea se ha enfrentado en más de una ocasión. Es sacerdote, exorcista y teólogo especializado en demonología -también doctor en Teología por el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum de Roma-. Si alguien en España sabe sobre demonios es él y en SensaCine hemos utilizado sus conocimientos para saber qué ocurre en un verdadero exorcismo.

    Expediente Warren: Obligado por el demonio
    Expediente Warren: Obligado por el demonio
    Fecha de estreno 4 de junio de 2021 | 1h 52min
    Dirigida por Michael Chaves
    Con Patrick Wilson, Vera Farmiga, Ruairi O'Connor
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    3,7
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    ¿Los rituales son tan peligrosos como se ve en las películas? ¿Corren peligro de muerte los sacerdotes al estilo del padre Karras en El exorcista? ¿Las personas poseídas adquieren la increíble habilidad de girar su cabeza y bajar las escaleras haciendo el puente? Lamentablemente, la espectacularidad de este tipo de ritos es cosa del cine y en la vida real no sucede nada tan salvaje. "La esencia del exorcismo es la conjuración, es decir, la orden dada al demonio en el nombre de Jesús para que abandone ese cuerpo", define el Padre Fortea en su libro Summa Daemoniaca.

    ¿Cómo es un exorcismo real?

    Para resumirlo, un exorcismo consiste en que un sacerdote y un grupo de fieles oren constantemente hasta que el demonio es expulsado. Ni vómitos proyectados en las paredes, ni sillas que levitan amenazando de muerte a los presentes. Todo es mucho más calmado y está muy lejos de ser peligroso para el poseso o para los que le rodean. Aún así hay varios aspectos de realidad en las representaciones cinematográficas y alguno de ellos de lo más sorprendente.

    Por ejemplo, los rasgos que identifican a las personas posesas se parecen mucho a los que enumera el sacerdote. Estas personas ponen los ojos en blanco, el torso tenso, hablan con voz maligna, usan una risa demoniaca y bufan. Pueden entender cualquier lengua, incluidas las muertas, tienen una gran fuerza -llegando a levantar varias personas a la vez- y tienen conocimiento de cosas ocultas. El rasgo más extraño, aunque el Padre Fortea lo enumera, es el de la levitación. En cualquier caso, en la mayoría de exorcismos no se dan estos ejemplos pero es algo que hemos visto en infinidad de películas como El rito o Líbranos del mal. Eso sí, los personajes ficticios tienen mucho peor aspecto y dan bastante más miedo.

    El cine también sigue, a pie juntillas, las tres razones por las que alguien podría recibir al demonio en su cuerpo, según Summa Daemoniaca: Hacer un pacto con el demonio, asistir a sesiones espiritistas, a cultos satánicos o a ritos esotéricos, que un hijo haya sido ofrecido por su madre a Satanás o el maleficio. No hay que hacer mucho esfuerzo para recordar películas en las que el protagonista ha quedado poseso tras hacer la ouija. Es, por ejemplo, lo que vemos en Verónica, la cinta de Paco Plaza que se basa en el caso real del 'poltergeist' de Vallecas en el que nunca se supo por qué ocurrió.

    Otro aspecto de las películas que recibe el visto bueno del Padre Fortea son los objetos infectados o malditos. Sí, el sacerdote ha escuchado hablar de objetos que se convierten en el quebradero de cabeza de la familia que vive con él. Pero tranquilidad, si Annabelle llegase a tu casa no sería una amenaza para tu integridad. Igual que hay objetos bendecidos por la iglesia, hay objetos con el influjo del satanismo, pero estos últimos son escasos y no suelen ser peligrosos. Sin embargo, pueden atraer a los malos espíritus y provocar la posesión.

    ¿Y qué pasa con los niños, esos pequeños seres capaces de ponernos la piel de gallina si aparecen al final de un pasillo? En películas como Poltergeist o Sinister las víctimas de los malos espíritus son los niños, que se convierten en el objetivo fácil debido a su alma pura e inocente. En la vida real, el Padre Fortea se ha encontrado con casos de niños posesos, aunque no son, en absoluto, la mayoría. En estas situaciones, se procede a realizar el ritual con las oraciones y, una vez expulsado el demonio, el niño continúa sin secuelas.

    En general, todo lo que rodea a un exorcismo no es tan peligroso como se ve en pantalla grande. Los posesos no atacan a las personas que están junto a ellos y, desde luego, no corren peligro de muerte inminente. Para empezar, están resguardados por sus familiares, que se encargan de cuidarlos, y el sacerdote que practica el exorcismo no tiene contacto físico con el poseso -más allá de posar una mano en la cabeza o usar un crucifijo. Es un ritual muy cuidadoso y protegido por la Iglesia Católica, que elige cuidadosamente a los sacerdotes capaces de expulsar a los demonios y los vigila a través de sus obispos. No cualquiera puede dedicarse a ello y es muy peligroso cuando alguien de fuera de la iglesia decide llevar a cabo el ritual, llegando a provocar la muerte de la víctima por una negligencia. En España, según datos recogidos por El País en 2016, el 26% de las 69 diócesis en España -es decir, 17- tienen un exorcista. En Madrid solo hay 8, uno en cada vicaría.

    Cuando la cosa acaba mal: el caso de Anneliese Michel

    Lo extraño es que un exorcismo acabe en muerte o sea un proceso doloroso. Todos se llevan con el máximo cuidado por parte del sacerdote, pero si quien lo practica es alguien ajeno a la doctrina católica puede dar lugar a un trágico suceso. Dentro de la iglesia, los casos violentos son muy escasos, pero hay uno que se recuerda especialmente, el de Anneliese Michel, que inspiró las películas El exorcismo de Emily Rose, Requiem y Anneliese: The Exorcist Tapes.

    Anneliese fue una joven alemana con epilepsia que fue sometida a 67 rituales de exorcismo en el año previo a su muerte. Su familia y los sacerdotes no la atendieron debidamente y murió a los 23 años de malnutrición y deshidratación. Fue un caso muy polémico y mediático, pero extraño dentro del núcleo de la iglesia. El Padre Fortea condenó fuertemente lo sucedido y mantiene que la ley tiene que imperar, tanto en casos de negligencia como en intentos de exculpación como lo que cuenta Expediente Warren 3.

    La parte más delicada del exorcismo es la del discernimiento. Es decir, el momento en que el sacerdote descarta que la víctima tenga una enfermedad mental y declara que está posesa. Para evitar errores, la Iglesia Católica determina que solo unos pocos son encargados de este proceso y siempre serán ellos los que decidan qué hacer. "Si un psiquiatra no supiera nada de posesiones, los síntomas que observaría en un poseso típico le llevarían a ver en él un desorden disociativo de la personalidad que provoca alucinaciones sensoriales (escasas), una aversión aguda a lo sagrado, junto con agitaciones propias de una crisis histeriforme", señala el Padre Fortea.

    Los expertos determinan la posesión cuando están ante una persona con un pensamiento claro, que suele olvidar lo ocurrido en los momentos de trance y, sobre todo, que no encaja con un diagnóstico psiquiátrico, aunque se parezca mucho a una esquizofrenia paranoide o desorden disociativo de la personalidad. "El esquizoide presentará quizá un cuadro histriónico, un cuadro obsesivo y su pensamiento aparecerá desestructurado", recoge Fortea en Summa Daemoniaca, "La característica predominante [de la posesión] es un síntoma disociativo (...) y que, sin embargo, no concuerdan con los criterios de ningún desorden específico".

    ¿Qué ocurrió realmente en la historia que ha inspirado la película 'Expediente Warren 3'?

    La nueva película de Ed y Lorraine Warren -interpretados por Patrick Wilson y Vera Farmiga, respectivamente- se centra en el caso real de un hombre que alegó estar poseído al cometer un asesinato. Se conoció en la prensa como ‘El diablo me obligó a hacerlo’, ya que fue una de las primeras personas en utilizar una posesión demoniaca como defensa en un juicio. Fortea, de nuevo, cree que alegar estar poseído por el demonio no exculpa a nadie, pero se debe ver al culpable como una persona que no está en plena posesión de sus facultades. En ese caso, sería tratado del mismo modo que se hace con un inculpado que presenta una enfermedad mental.

    El exorcismo y el cine

    El Padre Fortea es un gran cinéfilo y asegura que desayuna, come y cena viendo películas. Sin embargo, el género de terror no es su favorito. Como dice el refrán, "en casa del herrero, cuchillo de palo". El sacerdote prefiere disfrutar de otro tipo de historias y dejar los entes demoniacos para el trabajo. Aún así, no duda en señalar El exorcismo de Emily Rose como una de las mejores películas del tema, no solo por su calidad cinematográfica, también por el retrato realista que hace del exorcismo. El exorcista, ese clásico que ha resistido dignamente al paso del tiempo, es otra de las cintas que cree que refleja bien este universo. Sin embargo, en su tiempo libre no se pondrá ni una ni otra, sino que prefiere títulos como Blade Runner, Casablanca o American Beauty.

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