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    La película que cambió la historia del cine vuelve a las salas 50 años después descubre por qué
    Alejandro G. Calvo
    Alejandro G. Calvo
    -Director de SensaCine
    De sangre soriana, nacido en Barcelona en 1978, y residente en Madrid. Crítico de cine desde la adolescencia, llevo 25 años escribiendo sobre películas. Ahora, principalmente, hago videos para el canal de YouTube de SensaCine donde la serie "Cine A Quemarropa" es uno de los mayores hits en la red.

    El clásico de principios de los años 70 'El Padrino' regresa a la gran pantalla este viernes, 25 de febrero, con motivo de su aniversario. Te explicamos por qué esta película revolucionó Hollywood.

    A finales de los años 60 todo cambió en el cine norteamericano. El fracaso en taquilla de grandes producciones como Cleopatra (1963) de Joseph L. Mankiewicz, marcaba el fin de los grandes estudios y sus 'blockbusters' de la era dorada. Frente a ellos un nuevo cine, muy marcado por el cambio que habían impuesto en Francia los jóvenes creadores de la nouvelle vague -Jean-Luc Godard, François Truffaut, Claude Chabrol, Eric Rohmer, Jacques Rivette-, tanto en términos de lenguaje cinematográfico -un tema demasiado amplio como para trabajar aquí- como en la propia técnica a la hora de realizar películas -equipos más pequeños y ligeros, tácticas de guerrilla en rodaje en exteriores, micrófonos de corbata, etc-; se le sumaba un apetito de violencia descarnada que transformaría en sangre y vísceras el declive del sueño hippie: Grupo salvaje (1969) de Sam Peckinpah, Bonnie y Clyde (1967) de Arthur Penn y, especialmente, Easy Rider (1969) de Dennis Hopper, marcarían el camino a seguir en los años 70, en lo que vino a denominarse como nuevo cine americano (NCA).

    El Padrino. 50 aniversario
    El Padrino. 50 aniversario
    Fecha de estreno 25 de febrero de 2022 | 2h 55min
    Dirigida por Francis Ford Coppola
    Con Marlon Brando, Al Pacino, James Caan
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    3,5

    El éxito en taquilla, además del artístico, hizo que las majors cedieran todo el poder a los nuevos autores, jóvenes cineastas que habían surgido, por primera vez, de las escuelas cinematográficas y en cuya cinefilia se mezclaba tanto el cine americano clásico (John Ford, Anthony Mann), el nuevo cine europeo (Federico Fellini, Rainer Werner Fassbinder) y el cine B americano, mucho más complejo y violento a nivel psicológico (Samuel Fuller, Nicholas Ray). De ese germen nacen Martin Scorsese, Peter Bogdanovich, William Friedkin, Brian De Palma, Steven Spielberg, Hal Ashby, Woody Allen, George Lucas, Michael Cimino, Monte Hellman y… Francis Ford Coppola.

    La libertad con la que estos creadores trabajaron vino sorpresivamente recompensada con un puñado de obras maestras destinadas a hacer historia con el añadido de que, buena parte de ellas, además tuvieron un éxito brutal en taquilla y la consecuente lluvia de premios Oscar. La industria había cambiado, aparentemente, para siempre. Aunque en realidad ese "para siempre" tenía fecha de caducidad: el trastazo de La puerta del cielo (1980) de Michael Cimino fue el punto final de una época que nació, vibró, incendió y consumió el cine americano en poco menos de diez años.

    El padrino (1972) de Francis Ford Coppola sería una de las puntas de lanza clave del movimiento junto a El exorcista (1973) de William Friedkin y Tiburón (1975) de Steven Spielberg: tres películas que partían de géneros clásicos -cine negro y cine de terror- para reformularse con códigos del cine moderno y que acabaron arrasando en taquilla. Se cumplen 50 años desde que El padrino llegó a la gran pantalla y, con motivo de su aniversario, el clásico vuelve a los cines este viernes, 25 de febrero

    CINE CLÁSICO DE GÁNSTERES Y EL SUSPENDE DE HITCHCOCK 

    Coppola, que hasta la fecha se había mantenido en la línea del cine independiente, trabajó con el propio autor de la novela homónima, Mario Puzo, dando forma cinematográfica a la tragedia shakesperiana de los Corleone, una familia de inmigrantes sicilianos que se hace con el poder de las calles de Nueva York y que ve como este empieza a tambalearse tras el intento de asesinato del patriarca Vito Corleone (Marlon Brando).

    Ahí estaba todo: el cine clásico de gánsteres de Wiliam A. Wellman y Howard Hawks tiroteado de forma sangrienta -el asesinato de Sonny (James Caan) sigue siendo una de las imágenes más crudas vista en pantalla- en la línea de la muerte brutal de Bonnie y Clyde Barrows; el montaje en paralelo siguiendo la lógica psicológica emprendida por los cineastas rusos de los años 20 -toda la parte final mezclando el bautizo del hijo de Michael (Al Pacino) y Kate (Diane Keaton) con los asesinatos de todos los rivales de los Corleone-; y la lógica del suspense de Alfred Hitchcock -antes de ser Godard, todos los directores del NCA quisieron ser Hitchcock o, en su defecto, John Cassavetes-, como se narra con suma intensidad el encuentro en el restaurante donde Michael celebra su bautismo de sangre.

    Claro que El Padrino no sería lo que es, o mejor dicho, no habría alcanzado las cotas de gran saga norteamericana si no fuera, principalmente, por su mayor secuela El padrino. Parte II (1974), con Michael convertido en un moderno Macbeth, ya totalmente devorado por el poder y la sangre, y en menor medida, con El padrino. Parte III (1990), coda romántica y crepuscular donde el gran protagonista de la saga busca hacer las paces con sus demonios hasta que estos acaban finalmente por devorarle.

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