Fue en el Festival de Venecia. Estaban en plena alfombra roja del estreno de Competencia Oficial, con Penélope Cruz, Antonio Banderas, Oscar Martínez, y miles de fotógrafos disparando, y de pronto el director de la película Mariano Cohn miró a su compañero, el también director Gastón Duprat y se rió con la ironía. "Estábamos en medio de lo que nuestra película retrataba, era como vivir en un espejo de ella, es en esa imagen en la que se estrena la película dentro de la película. Sonaba la música de la película, nosotros posando en un photocall y era un espejo de nuestra película nos estaban dando de nuestra propia medicina, posando como tarados". Así recuerda con una sonrisa Mariano Cohn uno de los momentos más cómicos de la crecaión de Competencia Oficial durante una entrevista con SensaCine. La comedia llegará a los cines el 25 de febrero y es una cita ineludible para este fin de semana en las salas.
La película que retrata el proceso creativo al que se someten unos actores (Antonio Banderas y Oscar Martínez) bajo las órdenes de una prestigiosa directora (Penélope Cruz) para rodar una película de encargo. Los directores argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat nos cuentan en esta ácida pero inteligentísima comedia cómo trabajan los actores para llegar a las emociones más profundas. Los directores de El ciudadano ilustre o Mi obra maestra han escrito, junto a Andrés Duprat, una historia coral en la que tanto actores como directores "han aportado su cuota de malicia, maldad, mala baba y mala leche, pero distanciándonos del tono romántico que tienen estas películas que hablan del cine" explica Cohn.
Penélope Cruz: "Nunca desvelaré qué directores inspiraron mi personaje de 'Competencia oficial'"La historia de cómo nació esta película es peculiar. Fueron Antonio Banderas y Penélope Cruz quienes hicieron la propuesta a los directores para trabajar juntos en una película. El objetivo más importante era divertirse durante el rodaje, y lo consiguieron a base de rodar durante mu chos minutos cada escena, dejando margen a la improvisación de los actores y a que fluyera. "Para retratar y aprovechar los grandes actores que teníamos nos parecía que había que retirarse como directores tener distancia con esos planos enormes y dejarles actuar sin interrumpirlos. Y funcionó, hubo momentos de tener que parar la cámara porque no podíamos más de la risa", explica el otro director, Gastón Duprat.
El resultado es una comedia con el colmillo retorcido, según explica Antonio Banderas: "La película tiene muy mala leche, se rebela contra la estupidez", explica el actor. Aunque los protagonistas temen que los espectadores confundan lo grotesco de esta historia con una burla a la profesión. "Yo no me río del proceso de preparación de un personaje por absurdo que parezca y respeto cualquier método o falta de método lo que le funcione a cada uno, no es solamente reírse de eso, sino reírse de los extremos de cuando alguien sigue por ese camino y no respeta el lugar del otro, no ve al otro y trabaja solo, como los protagonistas", cuenta Penélope Cruz que ganó la Copa Volpi en Venecia en la última edición y ha sido nominada a los Oscar por su papel en Los Abrazos Rotos.
Banderas confiesa además que le encanta la transparencia de su personaje, un exitoso actor que comparte con el actor real su paso por Hollywood, y que ha dejado el mundo sembrado de hijos a su paso.
Me interesa el personaje de Félix porque es muy claro. Te puede gustar o no pero va por la vida así, le ha ido bien y no trata de justificar nada ni esconde nada. Y cuando necesita enseñar su arte actoral y decir ¿ah no me crees? ¡Cómete esta! Se tira de cabeza a pegarse la interpretación de su vida para conseguir un objetivo y reírse él de nosotros. Y ese juego hace que nos divirtamos nosotros", explica el intérprete a SensaCine.
La película huye de toda romantización y es a veces descarnada, porque ese era uno de los objetivos. "No queríamos ser condescendientes, ni tocar el tono más grotesco, sino un abordaje basado en lo que habíamos visto aprovechando que todos somos catadores de directores, de actores, productores, y gente que quiere poner plata para hacer cine, cuenta Cohn. Y concluye: "Es un Frankestein hecho entre todos, y algunas cosas están exageradas y otras no las pusimos y otras nos las guardamos para una segunda parte".
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