En Competencia oficial, cuando un empresario multimillonario decide hacer algo para dejar huella para la posteridad, se convierte en productor de cine. Contrata a los mejores: la celebérrima cineasta Lola Cuevas (Penélope Cruz) y dos reconocidos y grandes actores, pero con un ego aún más grande: el intérprete de Hollywood Félix Rivero (Antonio Banderas) y el actor radical de teatro Iván Torres (Oscar Martínez). Ambos son leyendas, pero también rivales en su manera de abordar el trabajo y su visión del mundo. Deberán someterse a pruebas cada vez más excéntricas, ocurrencias de Lola, y acabarán enfrentándose a sí mismos y sus legados.
Esta es la historia que los directores argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat nos cuentan en esta ácida pero inteligentísima comedia que se estrenó en el Festival de Venecia con los citados Penélope Cruz, Antonio Banderas y Oscar Martínez y que ya está en las salas de cine españolas. Los directores de El ciudadano ilustre o Mi obra maestra han escrito, junto a Andrés Duprat, una historia en la que retratan el proceso detrás de las cámaras de creación de los personajes y la película.
El largo surgió del interés de los propios actores por trabajar juntos y con los directores. “Nos reunimos en Londres y decidimos que queríamos hacer una historia para mostrar, a través de una ficción, cómo los actores construyen la emoción. Los mecanismos, las técnicas, las tácticas y los procedimientos, y ponerlos a la vista del espectador”, explica Mariano Cohn, uno de sus directores.
Una ‘masterclass’ fascinante
Así se gestó este proyecto, que va un paso más allá de lo que hemos visto en otros títulos sobre cómo se hace una película o los problemas de producción. Porque Competencia oficial pone el foco en cómo consiguen los actores hacernos llorar, reír o, en definitiva, emocionarnos, algo que suele estar fuera del alcance del público. Y todo ello en clave de humor.
Antonio Banderas: "'Competencia Oficial' tiene muy mala leche y se rebela contra la estupidez"Gastón Duprat, el otro director, lo resume así: “Al final resulta una ‘masterclass’ fascinante de cómo estos tres talentos construyen la emoción en el espectador. Abordamos temas como el proceso de creación artística, la competencia profesional, los egos, la necesidad de prestigio y reconocimiento, las diferentes escuelas actorales y las tensiones entre artistas con trayectorias y objetivos distintos, que es uno de los retos que más nos apasionan”, apunta.
Para ello, contaron con el talento y la experiencia de los tres protagonistas, ya que entre todos construyeron a los personajes de la historia. "Cada uno aportó su cuota de veneno para elaborar este Frankestein", dice Cohn.
En el caso de Penélope Cruz, que asume en la película el papel de una directora de cine egocéntrica y ciclotímica, explica que se inspiraron en muchos directores y directoras con los que todos ellos han trabajado a lo largo de su historia. Aunque esta advierte: "Hemos construido una especie de Frankestein con nuestro imaginario, lo que hemos descrito y las personas que conocemos. Pero nunca desvelaremos los nombres reales de quiénes nos han inspirado para crear estos personajes". El resultado, en su caso, es un personaje desconcertante: genial, aniñada, frágil, déspota… Y nunca se sabe lo que tiene en la cabeza, y eso da mucho juego a los demás personajes y también al espectador.
Antonio Banderas aclara además que, aunque pueda parecer exagerada, la realidad supera con creces la ficción. Él interpreta a un actor-divo multipremiado y cuenta que durante el rodaje tenían la sensación de estar haciendo algo diferente. "Había retazos de la comedia española, pero los espacios y la manera de filmar eran completamente diferentes”. Cree que en estos tiempos de corrección política es difícil hacer comedia sin que algún colectivo se sienta ofendido porque, en realidad, la comedia es “subversiva”. Y añade: “Esta película tiene muy mala leche. Está en la propia sustancia que respiramos. Ilustra esa hoguera de las vanidades a la que nos vemos sometidos y describe muy bien un universo que va mucho más allá de eso".
Un proceso creativo peculiar
Todos han explicado que el objetivo que se marcaron al hacer la película era divertirse en el proceso, dejarlo fluir, y que ocurrieran cosas sin estar cortando tras cada plano. Los directores incorporaron las sugerencias de los actores y también les permitieron gran libertad creativa. "Rodábamos planos de 10 minutos en los que les dejábamos interactuar e improvisar y dejábamos que ocurrieran cosas imprevistas. A veces teníamos que cortar porque acabábamos todos a carcajadas”, cuenta Cohn.
Penélope Cruz: "Nunca desvelaré qué directores inspiraron mi personaje de 'Competencia oficial'"Para la candidata al Oscar, una de las grandes virtudes de la película es que logra algo que es realmente difícil. "Saca el humor negro de situaciones muy absurdas sin ridiculizar a un actor. Y eso que la preparación de un actor vista desde fuera puede parecer realmente muy ridícula", señala Penélope Cruz. Además, reconoce que se ha visto muy reflejada en algunas situaciones que retrata la película. "Todos hemos hecho cosas así y necesitas pasar por procesos de preparación como estos aunque los protagonistas cruzan la línea de avasallar al otro y eso es muy valioso”, concluye.
Competencia oficial se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Venecia y también participó en el Festival Internacional de Cine de Toronto y en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Ahora, para suerte de todos los espectadores, ya está en cines.
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