"Habla sobre problemas humanos eternos y nuestro miedo a la intimidad y dejar que la gente vea quiénes somos realmente". Edmond Rostand escribió Cyrano de Bergerac en 1897, pero en el siglo XXI su drama teatral sigue adaptándose de muy diversas formas. Este viernes, 11 de marzo, llega a las salas de cine Cyrano, la nueva película de Joe Wright (1972, Londres, Reino Unido) que devuelve a nuestra época una historia que ha demostrado ser tremendamente atemporal.
"Habla sobre las dificultades a las que nos enfrentamos en la conexión humana. Cómo de difícil es dejar que los demás entren y los problemas que eso crea. Y las máscaras que nos ponemos para fingir que estamos llenos de confianza, y que somos guapos, sexis o lo que sea para esconder las inseguridades. Creo que eso es algo con lo que los humanos siempre han tenido problemas y, probablemente, siempre los tengamos”, reflexiona Wright en SensaCine a través de videollamada sobre por qué Cyrano de Bergerac ha llegado hasta nuestros días conectando todavía con su público.
Wright es conocido por llevar a la gran pantalla clásicos literarios con un gran resultado. En 2005 estrenó la adaptación de Jane Austen Orgullo y prejuicio -cuatro nominaciones a los Oscar incluyendo la de Mejor actriz para Keira Knightley-, en 2007 trasladó en imágenes la novela de Ian McEwan Expiación -siete nominaciones a los Oscar, de los que ganó el de Mejor banda sonora original- y en 2012 optó por la obra de León Tolstói Anna Karenina -cuatro nominaciones a los Oscar, de los que ganó el de Mejor diseño de vestuario. Después de títulos que se han alejado de esta tendencia, Wright ha vuelto a sus orígenes, a los clásicos, con Cyrano.
Fue su mujer, la actriz Haley Bennett, quien le condujo hacia lo que se ha convertido en su último proyecto. Ella le invitó a ver el debut de una producción musical que estaba haciendo en un pequeño teatro de Connecticut (Estados Unidos) junto a Peter Dinklage, el eterno Tyrion Lannister de Juego de Tronos. Se trataba de una versión musical de la obra de Rostand en la que ella daba vida a Roxanne y él a Cyrano.
Como recuerda Wright:
Me sorprendió cómo reaccioné emocionalmente. Me conmovió mucho, desde la escena del balcón hasta el final. Creo que tuvo que ver con las interpretaciones de Peter y Haley, y cómo habla de nuestras similitudes, de buscar nuestras similitudes en lugar de nuestras diferencias. Me emocionó mucho, así que pregunté si podía adaptarla en una película
Una vez que el director se puso manos a la obra con el proyecto, tanto Bennett como Dinklage ficharon para dar vida a sus personajes de la obra de teatro en el filme. La historia, por todos conocida, sigue al poeta Cyrano de Bergerac cuyo amor por Roxanne cree que nunca será correspondido. Cuando ella se enamora de otro hombre llamado Christian (Kelvin Harrison Jr.), Cyrano decide ayudarle a conquistarla escribiendo sus cartas de amor. Una trama que, en el contexto actual con las redes sociales de por medio y la capacidad de ser otra persona en Internet, se vuelve todavía más actual.
"No creo que las redes sociales inventaran el problema de querer ser quienes no somos", afirma Wright. "Creo que son una expresión más del mismo problema".
Como ejemplo, el director cuenta lo que ocurrió cuando conoció por primera vez a la que ahora es su mujer: "Quería parecer grande y fuerte, y totalmente seguro de mí mismo, y delgado y metía barriga todo el tiempo. Es una tontería. Y luego tienes que pasar por el proceso de dejar que te vean realmente cómo eres y confiar en que la otra persona va a aceptarte. ¿Y por qué iban a hacerlo? Si ellos son increíbles. Pero, por supuesto, ella también está pasando por una experiencia similar. Y la maravilla y la belleza de dejar que, finalmente, te vean y darte cuenta de que está todo bien, que eres suficiente. Ese es el mejor sentimiento del mundo".
PETER DINKLAGE Y HALEY BENNETT: CYRANO Y ROXANNE
Para su Cyrano, Wright contó con Dinklage. "Es un actor con grandes habilidades, pero también es alguien que trae al personaje una vida de experiencias y entiende lo que es ser tratado diferente por los demás. Eso era muy importante", recalca el director.
Como continúa:
Siempre he concebido a Cyrano como alguien lleno de dudas sobre sí mismo o alguien que siente que no es suficiente con respecto al romance. Una de las cosas que Peter me contó fue esta idea: no confía en que las otras personas sean capaces de ver más allá de su otredad. Esa falta de confianza que se crea por su físico
Bennett, por su parte, es Roxanne. "Creativamente e intelectualmente ella es increíblemente poderosa y tiene esta emoción tan expuesta que te permite acceder al mundo de los sueños", describe el director. "Es fuerte, feroz, pero también es extremadamente femenina. Estoy un poco cansado de este ideal femenino, de que sea una mujer muy delgada y un poco como una sexualidad andrógina".
Los dos actores no solo tenían que ser capaces de interpretar estos personajes tan icónicos, también cantar. Todas las canciones fueron grabadas en directo y eso, como cuenta Wright, fue un reto para el elenco. "Quería que el drama y las canciones fluyeran de forma natural. No me gustan los musicales en los que está el drama y de repente ¡papam! hay una canción y todo cambia. Me encanta el baile y estoy muy interesado en cómo la gente se mueve y cómo se mueve en relación los unos con los otros".
UN RODAJE EN UN VOLCÁN EN ERUPCIÓN
Cyrano, que está nominada al Oscar a Mejor diseño de vestuario, se rodó en Noto, una ciudad de Sicilia (Italia) que Wright describe como "romántica, con tonos color miel y barroca". Pero en la recta final del filme, la historia se traslada a la guerra y el director quería algo totalmente opuesto. Para ello se fueron al Etna, un volcán activo. "Estuvimos allí y nos dijeron que llevaba unos 20 o 30 años sin entrar en erupción", cuenta Wright.
El director y su equipo se trasladaron a la montaña en diciembre, un mes en el que no suele nevar en la zona. Pero si algo podía salir mal, salió mal. Nevó cuando Wright y los suyos ya habían montado el set y este quedó sepultado. "Tuvimos que improvisar", afirma. Y, para más problemas, el último día de rodaje el Etna entró en erupción:
Nos vimos obligados a recoger nuestras cámaras y marcharnos corriendo. Fue, sin duda, uno de los grandes retos de mi carrera. También por la altura, porque no puedes respirar. Me gusta el frío, me gusta la nieve, pero no me gusta la altitud
Wright nos cuenta que cuando trabaja en una película, en sus imágenes, todo empieza siempre en su cabeza. "Empiezo con algunos momentos clave en mi cabeza que sé que ya puedo ver en mi imaginación cómo quiero que sean. Esos momentos son cinemtográficos. Con eso quiero decir que no son imágenes fijas, no son pinturas, no son una imagen, es un momento en el tiempo. Para mí eso es rodar".
El director, que siempre ha conseguido introducir en sus películas imágenes, escenas y secuencias para el recuerdo como el plano secuencia de Orgullo y prejuicio y la presentación de Winston Churchill al inicio de El instante más oscuro -seis nominaciones a los Oscar, de los que ganó el de Mejor actor para Gary Oldman y Mejor maquillaje-, reconoce que no utiliza los 'storyboards' para el proceso de creación. "Una vez que tienes esos momentos clave hay que averiguar qué ocurre entre ellos e ir construyéndolo, poco a poco, hasta que la película está completa en mi imaginación. No trabajo demasiado con 'storyboards'. Sigo haciendo algunos. Pero los 'storyboards' son menos sobre las tomas individuales y más sobre cómo estas tomas funcionan en conjunto”.
El interés del director en el movimiento de las relaciones personales es algo que también se aplica a su forma de confeccionar las imágenes de sus películas. Para él Anna Karenina es "como una balada con palabras". No es de extrañar que su gusto por el baile y la música se aplique también a su proceso detrás de las cámaras. "Mi trabajo trata de cómo una imagen se relaciona con la siguiente. Eso es lo más básico en la dirección y a lo que he dedicado mi vida".
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