Noémie Merlant lleva delante de las cámaras desde 2011, pero no fue hasta 2019 cuando su rostro se convirtió en uno de los más populares de aquel año gracias a Retrato de una mujer en llamas. La intérprete y directora -se ha colocado detrás de las cámaras en dos cortometrajes y un largometraje- ha estrenado en España París, distrito 13, lo nuevo de Jacques Audiard que narra la historia de tres amigos y amantes que, a veces, se convierten en ambas cosas.
"Es increíble como pese a que sus películas pueden ser muy duras y muy tensas, él sin embargo hace que el trabajo sea todo muy ligero, muy sencillo", afirma Merlant en SensaCine sobre su trabajo con el realizador de Los hermanos Sisters.
Nacida en París (Francia) en 1988, hija de agentes inmobiliarios y criada en Rezé, Merlant nos cuenta que nunca pensó en convertirse en actriz de cine, pues sus planes eran quedarse en el teatro. No obstante, son ya 41 los créditos que acumula en su filmografía. Aunque fue con Retrato de una mujer en llamas de Céline Sciamma el filme que marcó su carrera, su primer gran momento en la industria cinematográfica ocurrió en 2016 con la película Le ciel attendre por la que consiguió una nominación a los premios César.
También por Retrato de una mujer en llamas sumó otra candidatura en los César -Adèle Haenel, su compañera de reparto, también consiguió una nominación- y se alzó con el galardón en los premios Lumières. En París, distrito 13, Merlant vuelve a trabajar con Sciamma, pues la realizadora ha coescrito el guion de lo nuevo de Audiard junto a Léa Mysius.
Además de este título, Merlant estrena este año, el 21 de octubre, Un año, una noche. Dirigida por Isaki Lacuesta, la película narra el atentado terrorista ocurrido el 13 de noviembre de 2015 en la sala Bataclan de París. Curiosamente, la actriz destaca a Lacuesta cuando nos habla de los directores que la llevaron a querer pasar de estar delante de las cámaras a dirigir. Hablamos con ella de más cosas: cómo fue trabajar con Audiard y cómo París, distrito 13 aporta una visión tan realista de las relaciones sentimentales y sexuales de la juventud actual.
¿Qué películas te llevaron a ser actriz y directora?
Mi referente como actriz siempre fue Cate Blanchett. Tanto por su genio a la hora de escoger proyectos como por la fuerza brutal que tiene a la hora de interpretar. Verla en pantalla siempre es emocionante. En cualquiera de sus películas: en Elizabeth (1998), en Carol (2015), en Blue Jasmine (2013)... Aunque he de decir que yo llego a ser actriz, no a través del cine, sino a través del teatro. No pensaba en ser actriz de cine, siempre quise ser actriz teatral. Eso como actriz. Como realizadora la verdad es que han sido muchos cineastas los que me han influenciado. Sin duda el primero sería Pedro Almodóvar. Y a partir de ahí: John Cassavetes, Wong Kar-Wai, Isaki Lacuesta… ¡los que diría cualquier director/a imagino! Y, por supuesto, Céline Sciamma, que ha sido superimportante en mi vida. Sé que son directores muy diferentes, pero cada uno me ha llegado al corazón con su estilo. Y como actrices déjame citar también a dos de mis favoritas: Emmanuelle Bercot y Sandrine Bonnaire. Aunque en general cualquier artista que sea capaz de emocionar con su trabajo me resulta inspirador.
Es precioso que cites Carol de Todd Haynes porque es una película con una conexión muy fuerte con Retrato de una mujer en llamas (2019) -donde eres protagonista- y, al mismo tiempo, son dos de las grandes obras maestras del cine romántico de la pasada década
¡Muchas gracias! A mí me encantan ambas películas, pero claro, yo hice Retrato de una mujer en llamas ¡así que es mi favorita! [risas] Para mí la película con Céline fue un sueño y hablar de ella siempre me emociona, creo que es mi trabajo más delicado. Aunque, claro, Carol me parece una maravilla.
Imagino que trabajar con Céline Sciamma es una de esas cosas que te cambian la vida. En París, distrito 13 ella es coguionista junta al director Jacques Audiard y la escritora Léa Mysius. ¿Sabrías decirme cuál fue su aportación al guión de la misma?
No sé exactamente cuál fue la parte que más trabajó porque cuando hice el 'casting', claro, el guión ya estaba escrito y no pude hablar con ella. Sí que hablé del proyecto, curiosamente, cuando rodábamos Retrato de una mujer en llamas, porque ella me dijo que había escrito una primera adaptación de la novela hace ya varios años. Pero cuando estuvimos rodando París, distrito 13 ella ya no participaba en la película, ahí el que tomaba todas las decisiones y con quién trabajé más íntimamente fue con Jacques Audiard. Fue él quién me dijo que, si bien se habían cambiado los diálogos respecto a la primera versión, había respetado muchísimo la primera concepción -estructura, significado, etc- de la versión escrita por Céline. Que ella seguía presente en el guión aunque éste hubiera cambiado con las diferentes reescrituras.
París, distrito 13 traza una visión muy realista de cómo son las relaciones sentimentales y sexuales de la juventud actual. O, al menos, esa es mi percepción, teniendo en cuenta que yo ya estoy lejos de ser joven [risas].
Yo creo que es muy veraz dado que la película es capaz de retratar distintas realidades sentimentales. Cuando la vi con amigos me gustó mucho cómo cada uno me decía que se encontraba a sí mismo en un sitio distinto de la película. Creo que París, distrito 13 es capaz de representar muy bien el cómo se está reinventando el amor, como se está reinventando también el romanticismo. La película es clave a la hora de marcar la importancia de conectar con una misma, aún saliéndose de los esquemas marcados por la sociedad.
En el mundo actual todo ocurre muy deprisa y aún se nos intenta marcar el camino desde el punto de vista heteropatriarcal. Así que es importante que seas capaz de encontrar tu propio camino, saber qué es lo que quieres de la vida y luchar por conseguirlo, porque hoy en día el cambio es posible. Sé que puede dar miedo, sé que tiene algo de salto al vacío, pero hay que luchar por salir de esos esquemas sociales. La película plantea muchas preguntas sobre nuestra generación, desde la aceptación de la soledad (a nivel romántico) como a la tremenda precariedad (a nivel laboral) a la que se enfrentan los jóvenes.
Audiard, que es fan de Howard Hawks, suele hacer cine protagonizado por hombres: De latir mi corazón se ha parado (2005), Un profeta (2009), Dheepan (2015), Los hermanos Sisters (2018)... ¿Cómo ha sido trabajar con él en una película donde pesa bastante más la mirada femenina?
¡Claro! De ahí la importancia de que dos mujeres trabajaran en el guión de la película: Céline y Leá. Y aquí es importante recalcar que ellas se esmeraron en que la mirada de la película fuera la de una mujer porque, obviamente, aunque ellas sean mujeres, podían haber hecho que la mirada hubiese sido masculina.
El trabajo luego en el rodaje con Jacques Audiard fue tremendamente sencillo. Él es un director que pone mucho cariño en todo lo que hace, incluyendo la relación con los actores y las actrices. Es increíble como pese a que sus películas pueden ser muy duras y muy tensas, él sin embargo hace que el trabajo sea todo muy ligero, muy sencillo. No dejaba de preguntarnos a todas qué podíamos aportarle, qué podíamos enseñarle, cómo podíamos hacer más nuestra la película. Eso abre tu trabajo en un montón de direcciones, las posibilidades se multiplican, todo es mucho más excitante y sugerente. Si lo piensas tiene sentido porque la película nos habla de un nuevo tipo de romanticisimo, así que igual este se tiene que rodar de una forma también nueva. Ya no hay una única forma de abordar la vida, ahora todo se puede romper, todo se puede cambiar y todos podemos encontrar nuestro lugar en el mundo de una forma mucho más fluida.
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