La saga de dinosaurios más famosa de todos los tiempos se ha despedido tras más de 30 años de entretenimiento con una última entrega, Jurassic World: Dominion, que ha sabido como diferenciarse. No solo porque se trata de la película que ha puesto el broche de oro a la franquicia, sino porque ha apostado por reunir en ella a los protagonistas de las nuevas películas con los míticos personajes de las primeras y porque en ella los dinosaurios han pasado de ser una amenaja "lejana" para campar a sus anchas en el mundo junto a los humanos.
"Desde muy joven e imaginado un mundo en el que los humanos y los dinosaruios coexisten e interactúan entre ellos", aseguraba a SensaCine el director de la recién estrenada cinta Colin Trevorrow. "Jurassic Park fue ese mundo hasta cierto punto pero siempre los habíamos visto en el contexto de animales en zoos y animales en reservas animales, y esta película abrió la ventana y todas las oportunidades que de verdad teníamos para explorar cómo sería si estos animales existieran hoy con nosotros".
El escenario que imaginaba Trevorrow y que en algún momento en estos 30 años todos nos hemos planteado alguna vez es precisamente el que acoge la historia que se narra en Jurassic World: Dominion, que pone sobre la mesa una doble amenaza recíproca: la que los dinosaurios suponen para los humanos por supuesto, pero también, como advertía la sinopsis oficial, su convivencia con "los principales depredadores de un planeta" genera un equilibrio de lo más frágil.
Lo que ocurre en Dominion, como en el resto de las películas, es 100% ficción, pero, aunque a priori nos pueda resultar absurdo plantearnos si sería posible la coexistencia -o nuestra supervivencia como especie- entre humanos y dinosaurios, resulta que la ciencia tiene una respuesta para ello que puede sorprender a más de uno.
¿Es posible la convivencia entre humanos y dinosaurios?
Aunque el autor de la novela de la que la primera película es adaptación, Michael Crichton se inspiró en un artículo científico treal que leyó en una revista en los 80 y que hacía referencia a una mosca conservada en resina, la base científica sobre la que se sustenta la famosa saga cinematográfica, por mucho que nos resulte creíble, no tiene aplicación posible en la vida real. Mientras en las películas los científicos extraen ADN de dinosaurio de mosquitos atrapados en ámbar, los paleontólogos del mundo real jamás han logrado extraer material genético viable ni de insectos, ni de ninguna de las partes bien conservadas de dinosaurios que se han encontrado a lo largo de la historia.
Así, de partida es imposible generar un escenario similar al de las películas, pero el aprendizaje que sí nos ha dejado la experiencia científica durante el paso del tiempo es que, de ser posible que los dinosaurios y los humanos compartieran realidad, la situación sería insostenible y podría conllevar la extinción de algunas especies.
Las investigaciones y la experiencia científica a lo largo de la historia nos ha enseñado muchas cosas y, como señala el profesor Steve Brusatte, paleontólogo de la Universidad de Edimburgo y asesor de Jurassic World Dominion a la revista Science Focus, introducir un T-Rex en Reino Unido no sería una gran idea:
Ha habido muchos casos en los que se ha introducido un depredador en un ecosistema y ha causado estragos. Sucedió cuando trajimos ratas o perros a las nuevas islas, así que imaginad algo a la escala del T-Rex. Ciertamente podría llevar a la extinción de algunos mamíferos [Steve Brusatte, paleontólogo]
Además, no son solo los dinosaurios carnívoros alterarían el ecosistema, sino que los herbívoros de gran tamaño afectarían de forma notable en los cultivos, algo que se notaría tanto a nivel alimenticio, de la ganadería y también desde el punto de vista medicinal. En cualquier caso, la vegetación era tan diferente hace millones de año que, probablemente, "la gran mayoría de los dinosaurios nunca vieron una flor": "Sus dietas se basaban en tipos de plantas totalmente diferentes y si podrían o no comer la mayoría de los alimentos disponibles hoy en día sería una gran pregunta", señalaba Brusatte. Y luego está el asunto del clima.
El mayor peligro al que se enfrentarían los dinosaurios son los propios humanos
No obstante, aunque el paleontólogo se muestra optimista ante la teoría de que los dinosaurios podrían adaptarse a la naturaleza de nuestro mundo de hoy día, el mayor peligro al que se enfrentarían sería precisamente coexistir con los humanos. Según nuestras relaciones actuales con grandes carnívoros como leones, lobos y osos, está claro que las personas y los depredadores rara vez se llevan bien y que, en la mayoría de los casos, las personas prevalecen mientras los animales disminuyen.
Creo que, en realidad, simplemente mataríamos a todos los dinosaurios. Si algún científico loco anunciara repentinamente que ha clonado 10,000 T-Rex y que todos han escapado, lo primero que haríamos sería cazarlos
"Tenemos armas muy letales", sentencia Brussate convencido de que nuestra aptitud para destruir la vida silvestre y el mundo sería mortal de necesidad también para las gigantescas criaturas.
"No nos gusta que los animales grandes invadan nuestros espacios", coincidía Victoria Arbour, experta en dinosaurios del Royal Ontario Museum de Toronto en declaraciones a National Geographic. "No puedo imaginar que coexistiéramos con un depredador tan colosal como el Tyrannosaurus Rex. No podíamos tolerar a los lobos en la mayor parte de América del Norte e hicimos un buen trabajo al casi eliminarlos por completo. ¿Cómo podríamos vivir con un depredador más de 70 veces más grande que un lobo?".
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