Sería imposible concebir el cine actual, especialmente en el terreno de superhéroes, de no ser por este concreta trilogía de películas, centrada en uno de los superpersonajes más grandes de la cultura popular. Aun se nota el enorme impacto de la trilogía de películas de Spider-Man dirigidas por Sam Raimi, que forman una de las sagas más queridas por el público a día de hoy.
Películas que nos trataron de enseñar que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Películas que consolidaron como estrellas a Tobey Maguire, Kirsten Dunst y a James Franco. Que consiguieron crear icónicos villanos interpretados por actores de la talla de Willem Dafoe y Alfred Molina. Estas tres películas, junto con Spider-Man: Homecoming y Venom, llegan hoy a la plataforma de Disney+, coincidiendo con el 20 aniversario del estreno de la primera cinta.
Esa primera cinta sigue funcionando tras todos estos años, gracias a su sólida historia de orígenes -antes de que tuviéramos esas a puñados- y un tono que todavía era un poco noventero, permitiéndose explorar dramáticamente al personaje además de realizar acción impactante. El cuidado del viaje del protagonista resulta ejemplar, aunque la fuerza visual de Raimi, con muchos detalles que parecen sacados directamente de una viñeta de cómic, ayuda a que siga teniendo una fresca personalidad.
Esta personalidad visual y narrativa se desarrollaría aún más en Spider-Man 2, una película que consigue ser más en todo. Más madura, más profunda, más divertida y también más retorcida, pero ante todo más emocional y completa. Raimi realza más que nunca el carácter heroico del personaje, al mismo tiempo que plantea interesantes dudas y conflictos internos.
Aun así, sigue siendo un frenético espectáculo lleno de diversión. Secuencias como la del quirófano coquetean con el terror loco y guasón de los orígenes del director, mientras que otras como la potente pelea entre Spider-Man y Doctor Octopus en un tren finaliza con una de las mejores representaciones del heroísmo en pantalla. Esa manera de conseguirlo todo en un fino equilibrio la convierte en una de las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos.
Menos lograda fue Spider-Man 3 en comparación. Tras dos películas donde el director gozó de cierta libertad creativa, que se tradujo en dos grandísimos éxitos comerciales, los productores de Sony decidieron que lo mejor para la tercera película era limitar dicha creatividad, forzando cambios o introduciendo tramas y personajes con los que el director no conectaba. La manera en la que está introducido Venom señala varios de los problemas de esta película, que trata de hacer malabares con demasiados villanos y dos tramas diferentes para la pareja de Maguire y Dunst.
Los mejores momentos son aquellos donde Raimi puede meter algo de diversión tontorrona, que fueron precisamente los que más mofa tuvieron en el momento del estreno, como ese baile de Peter Parker con clara intención de mofa. Una película fallida que dejó una conclusión agridulce a una gran trilogía, aunque sigue teniendo detalles interesantes que la hacen recuperable para estos días.
Puedes ver las tres películas de Spider-Man en Disney+. También las tienes disponibles en HBO Max.
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