Después de una pandemia global, una tormenta sin precedentes, el estallido de un volcán y una cruda guerra, la sociedad está esperando la siguiente gran catástrofe que va a asolar al mundo y muchos han optado por rebuscar en el cine para encontrarla. Aunque miramos con pavor nuestro futuro más cercano, la realidad es que nos encanta ver películas apocalípticas e imaginar -un poquito- qué haríamos nosotros en un mundo inhóspito.
Y tenemos una buena noticia: casi todo lo que nos cuentan tiene muy pocas probabilidades de que suceda en la vida real. "Predecir cosas que tienen que ver con la sociedad humana, con la evolución de los conocimientos humanos para aplicarlos a ciertas cosas... Todo eso da lugar a enormes errores. Que pueden ser muy divertidos, por otra parte", explica Manuel Toharia, divulgador científico español y autor de libros como El cambio climático y otros problemas de la humanidad (2014) o El clima: el calentamiento global y el futuro del planeta (2006), entre otras cosas.
"La ciencia es una fuente maravillosa de cosas que la gente no sabe y te permite fantasear si se hace bien, con cabeza y respetando lo que sabemos, sin contradecirlo, pero yendo más allá", continúa el científico. Una buena película de ciencia ficción parte de una base científicamente probada y, a raíz de ello, construye un universo fascinante que puede llegar a imaginar con mucho tino lo que pasará en nuestro futuro a medio plazo.
Y, aunque tenemos la sensación de que vivimos rodeados de desgracias, no es algo nuevo. Esta fascinación por lo apocalíptico siempre ha existido. "Al tener inmediatamente noticias de desastres y de guerra, vivimos en un estado más de alerta, pero desde el comienzo del cine ha habido películas de este género. Esto es cíclico, cada vez que hay una crisis fuerte, aflora el cine apocalíptico", analiza Ignacio Armada, profesor de Historia de la Comunicación Audiovisual en la Universidad CEU San Pablo.
No siempre ocurre, pero a lo largo de la historia cinematográfica se han dado varios casos de películas catastróficas que, dejando a un lado la espectacularidad propia de Hollywood, no han estado tan alejadas de la ciencia.
El cambio climático de 'El día de mañana': una teoría exagerada
Hay una película que, por temática, podría parecer que cuenta la realidad de nuestro planeta a corto plazo, pero se toma muy a la ligera las advertencias científicas. Es El día de mañana, la cinta de Roland Emmerich -experto en desastres catastróficos- estrenada en 2004 con Jake Gyllenhaal y Dennis Quaid como protagonistas. En ella, el climatólogo Jack Hall (Quaid) intenta avisar de que la Tierra se aproxima a una era glacial. Los dirigentes mundiales hacen oídos sordos hasta que llega el caos. Huracanes, nieve en el desierto, granizo gigantesco... La humanidad está amenazada por las alteraciones climáticas y, aunque el peligro en pantalla es infinitamente mayor que el que existe en la realidad, no podemos evitar las comparaciones. ¿Podríamos llegar a esa situación?
Tiene base en un tema científico, pero se convirtió en una película catastrofista más para enseñar cómo un humilde meteorólogo de Nueva York salva a su familia", señala Toharia
"Es una exageración enorme de una teoría que ni siquiera está probada que dice que, con el cambio climático, habría un efecto paradójico de recalentamiento en las aguas del norte de Europa y que allí habría catástrofes. Significaría un enfriamiento de la parte de América porque la corriente de Alaska se haría más intensa... Pero no está probado. Se habla más de lo que va a ocurrir dentro de 50 años que de lo que está ocurriendo ahora: que la gente se muere de hambre', señala Toharia.
Las erupciones volcánicas de 'Un pueblo llamado Dante´s Peak'
Hace muy poco que hemos sido testigos de cómo el volcán Cumbre Vieja arrasaba La Palma durante semanas. Ya sabemos que las erupciones volcánicas son algo habitual en nuestro planeta, pero hemos aprendido a estar preparados, aunque sea para huir corriendo con el primer atisbo de lava. Para aquellos que no hemos vivido nada similar de cerca, hay una película que representa muy bien este fenómeno de la naturaleza.
Todo eso está explicado en Un pueblo llamado Dante's Peak (1997). "Es una erupción volcánica desde Las Rocosas, un sitio donde, efectivamente, hay erupciones volcánicas y suceden de esa manera. Hay muchos detalles reales, pero después construyen una trama alrededor de eso que es exagerado", comenta el divulgador. "Tiene ese salvamento heorico, donde las ruedas del coche se van pegando sobre la lava... Mira, si un coche anda sobre la lava, seguro que estás muerto. Claro, llega un momento en que la cosa se exagera. Es inevitable", continúa Toharia.
El drama absoluto del ataque nuclear: 'El día después' y 'Cuando el viento sopla'
A nuestro miedo al cambio climático y las erupciones volcánicas -reales- que nos hacen mirar por el rabillo del ojo a la madre naturaleza, tenemos que añadir la amenaza nuclear que viene directamente del hombre. Desde el desastre de Chernobyl en 1986 y con la guerra de Ucrania cada día en las noticias, el temor a un ataque con energía atómica no es algo residual. El cine también lo ha retratado con bastante acierto.
Uno de los largometrajes que podríamos tomar como ejemplo es El día después (1983), de Nicholas Meyer. "Al contrario que otras que muestran zombis, ésta es una película que intentaron hacer de una manera docu-dramática. Representaba cómo una serie de personajes vivían la llegada de una crisis nuclear y lo que ocurría después del bombardeo: la gente que se le cae la piel a tiras, no hay comida en supermercados, suicidios, etc. Fue una película notable por su tono documental, se habían molestado en hacer una evaluación de cómo serían esos daños y los mostraban de manera explícita", recuerda Armada.
Otra del estilo es Cuando el viento sopla (1986), una preciosa y dramática cinta de animación donde dos ancianos tienen que sobrevivir a un ataque nuclear provocado por la guerra entre el Reino Unido y la Unión Soviética. "Es una película que da una pena horrorosa, pero está muy bien", sentencia Armada.
Cometas, viajes a Marte y el fin del mundo: lo que es verdad
La magia del cine es perfecta para imaginar todo tipo de dantescas situaciones sin que nadie resulte herido. Es, por tanto, ideal para explorar todas las teorías científicas que se barajan en torno a nuestro futuro. De todas ellas, hay varias que hacen más ruido que otras, tanto dentro de la comunidad científica como fuera. Algunas de ellas, más que teorías, son hazañas alcanzables que podrían suceder cualquiera de estos días. Por ejemplo, el hombre puede llegar a Marte, como explica Toharia: "¿Podrán llegar los hombres a Marte antes de la mitad del siglo XXI? Yo digo sí con seguridad. De hecho, pueden hacerlo ahora, pero supone mucho dinero. O tienes que estar de viaje un año y luego estar ahí unos meses. Es muy complicado, pero se puede hacer. Sabemos cómo". Es algo que ya hemos disfrutado en la pantalla grande. La genial Marte (The Martian) (2015) nos contaba cómo un grupo de científicos buscaba crear vida en el planeta rojo y, aunque aún parezca lejano, lo cierto es que no es anda descabellado que suceda.
Es una de las pocas, sino la única, que es asequible. Por el contrario, volvemos a repetir, cualquier cosa que nos sigan sobre el cambio climático está más cerca de la ciencia ficción que de la exactitud científica. Hay muchas películas que cuentan lo que podría suceder en nuestro planeta si se terminan los recursos, aumenta el nivel del mar o llega la era glaciar, pero no hay nada probado. "El cambio climático se nos anuncia como que va a ser gravísimo, pero está en el ámbito de lo científico catastrófico, no lo comparten todos los científicos", afirma el divulgador.
Otra de las teorías catastrofistas que se barajan es el impacto de un cometa contra la Tierra. Esta idea existe y es posible, pero, ojo, no es probable. "Eso puede ser el fin del mundo, desde luego, podría ser, pero no es probable", determina Toharia. ¿Cómo reaccionaría la humanidad ante una noticia así? Tenemos un análisis muy reciente en el cine con No mires arriba (2021), la película de Adam McKay que contó con mucha sorna cómo los humanos podríamos acabar con nosotros mismos por puro egoísmo.
Hay varias teorías sobre cómo podría terminar el mundo, pero, ¿cuándo? Hay fecha para el fin del mundo y es dentro de 4.500 millones de años. Para entonces, ya nos ha dado tiempo a ver todo tipo de películas sobre cómo será el fin de nuestros días que, con suerte, serán absolutamente erróneas. Mientras tanto, siempre nos queda el disfrute de la ciencia ficción, "una fuente maravillosa para fantasear", como anima Manuel Toharia.
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