Cuando Marilyn Monroe falleció el 4 de agosto de 1962 solo tenía 36 años. La actriz era un auténtico símbolo del cine y no solo por la atracción física que generaba. Pocas estrellas hay que lleguen a su nivel de misticismo y, lamentablemente, ayuda el hecho de que se fue demasiado pronto. Monroe estaba en la cima de su carrera cuando murió y nunca pudimos saber cómo se habría desarrollado su filmografía hasta nuestros días. Justo 10 días antes de su muerte le ofrecieron un millón de dólares por completar su papel en Something's Got to Give (1962), de George Cukor. La otra estrella de Hollywood que recibió esa suma fue Elizabeth Taylor por Cleopatra (1963).
También nos quedamos sin verla a sus 80 años, pero esto se arregla fácilmente con el talento de algunos artistas con el Photoshop. El canal de YouTube PhotoshopSurgeon compartió un vídeo donde, en poco más de 2 minutos, transforma a una jovial Marilyn Monroe en una risueña anciana. No sabemos si habría llegado así a la tercera edad, pero no dudamos de que, llegara como llegase, seguro que seguía siendo la diva de Hollywood.
Nacida como Norma Jeane Mortenson, la actriz pasó la mayor parte de su infancia en casas de acogida y orfanatos. Se casó con 16 años, trabajó en una fábrica durante la II Guerra Mundial y se convirtió en un icono pin-up antes de dar el gran salto al cine. Monroe vivió una vida de película y, aunque la popularidad le llegó por su talento ante las cámaras, convertirse en un icono popular fue gracias a una personalidad arrasadora.
Un ejemplo: cuando se quejó de sus condiciones ante 20th Century Fox, el estudio se negó a cambiarle el contrato. Lo que hizo ella fue fundar su propia productora y estudiar intensamente para convertirse en una actriz de método. Fox no tardó en entregarle un nuevo contrato con mejor salario. Marilyn Monroe construyó un personaje de 'rubia tonta', pero la realidad era muy diferente.
Falleció como consecuencia de una sobredosis de barbitúricos, que se señala como posible suicidio. Es de sobra conocida la adicción que padecía a estos fármacos y su problemático historial médico, que incluía desde depresión hasta trastorno límite de la personalidad o, incluso, esquizofrenia. La actriz dedicó gran parte de su vida al psicoanálisis y, sin encontrar apoyo médico, buscó la solución en los barbitúricos. Su relación con la psiquiátrica fue traumática. En 1961 internó en el centro psiquiátrico Payne Whitney de Nueva York donde fue maltratada y le provocó una herida de por vida.
Lamentablemente, su vida personal siempre fue más fascinante que su filmografía, pero decenas de sus películas han quedado para la posteridad. Ahí tenemos, por ejemplo, Eva al desnudo (1950), Con faldas y a lo loco (1959), Los caballeros las prefieren rubias (1953) o La jungla de asfalto (1950). No sabemos muy bien cómo habría acabado sus días de haber llegado a cumplir 80 años, pero lo que hizo en sus tres décadas de existencia vale por muchas vidas.
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