No siempre es fácil afrontar tu primera gran película, donde sientes que tienes que abordar situaciones complicadas a las que nunca te has enfrentado como buenamente puedas, y sin tener muy claro hasta dónde puedes decir que no. Al final, sólo te queda tirar para adelante como sea. Bien lo puede atestiguar Margot Robbie tras hacer El lobo de Wall Street.
La actriz australiana había dado al fin el salto desde las telenovelas locales hacia una gran producción de Hollywood. Compartiendo protagonismo con Leonardo DiCaprio y siendo dirigida por Martin Scorsese, nada menos. Es más que comprensible sentir un enorme nerviosismo a la hora de ir a trabajar en un proyecto así, especialmente con secuencias algo complejas y comprometidas.
Para una entrevista con The New York Times, Robbie recordó sus nervios para una escena muy concreta, una de las primeras que rodó. La escena mostraba a su personaje completamente desnuda en un portal, y ella insistió en rodarla tal cuál vino al mundo a pesar de que se le ofreció rodarla llevando una bata. La actriz sintió que su personaje no sentiría vergüenza de estar desnuda ante un montón de gente, y ella quiso mantenerse en esa situación para mantener la autenticidad.
No por ello dejó de estar nerviosa a la hora de estar en el set y rodar la escena. Robbie recuerda estar temblando tanto que llegó a pensar que no iba a poder hacerlo, hasta que un miembro del equipo vio su tensión y le ofreció una singular solución:
Me tomé tres chupitos de tequila y luego me quité la ropa e hice la escena, y estuve bien. Me ayudó a que no me temblaran las manos y me dio un poco de confianza.
Robbie pudo filmar la comprometida escena sin dificultad, y hasta bromeó al respecto en la entrevista: "Lección para actuar: tómate tres chupitos y todo ira bien". Si fuera todo tan sencillo como eso.
Puedes ver El lobo de Wall Street a través de Netflix.
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