La segunda jornada del Festival de Venecia ha estado marcada por Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades. Lo nuevo de Alejandro González Iñárritu, que estrenará Netflix, sigue a un periodista y documentalista mexicano que regresa a su casa para enfrentarse a su pasado y a la nueva realidad de su país.
El filme, como cuenta el publisher de SensaCine Alejandro G. Calvo en la videocrítica que encontrarás sobre estas líneas, "es una especie de Iñárritu Ocho y medio". El realizador, ganador de dos premios Oscar a Mejor director, ha hecho "lo mismo que hizo Federico Fellini en Ocho y medio, donde puso todo su pensamiento cinematográfico y vital en imágenes que iban de los introspectivo a lo onírico".
Al igual que en el filme de Fellini, la narrativa de Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades no tiene un peso específico y todo recae en "las imágenes y las ideas volcadas". La principal arma de lo nuevo de Iñárritu es su "fuerza estética" y, para trasladarse a sí mismo en la gran pantalla, el director cuenta con el actor Daniel Giménez Cacho como su álter ego. Con esta película, en la que encontramos mucha crítica a Estados Unidos y a México, "Iñarritu regresa a su infancia, un personaje desubicado en el escenario geopolítico actual".
Para G. Calvo, Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades es "valiente y honesta, pero cargante" y tiene "ideas muy buenas y otra muy malas". La película es un "continuo de secuencias concatenadas que van y vienen en el tiempo y tienen un peso muy fuerte" con las que Iñárritu "rebusca en los propios demonios y en los conflictos de la familia".
Netflix todavía no ha puesto fecha de estreno a Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, pero el filme se une a la lista de títulos de la plataforma de 'streaming' de la gran ene en las que un director hace un repaso a su vida a través del cine. Ya ha ocurrido con Roma de Alfonso Cuarón y Fue la mano de Dios de Paolo Sorrentino.
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