Empezar por el final. Como un vaticinio de la huída que ocurrirá dentro de una semana, cuando la Concha de Oro y sus hermanas de plata tengan dueños y las cientos de personas que han venido hasta San Sebastián se marchen en estampida. Un festival, la 70ª edición ya, que ha dado el pistoletazo de salida a su Sección Oficial con una película que tiene su germen en una fuga: la de los presos de la cárcel Modelo de Barcelona en 1978. Pero todavía quedan días para ese escape masivo desde la ciudad del País Vasco y a nosotros nos toca empezar el recorrido por el certamen donostiarra.
'Modelo 77'
El director Alberto Rodríguez ha sido el encargado de inaugurar la Sección Oficial -fuera de concurso- del Festival de San Sebastián con Modelo 77. Él y su colaborador habitual, el guionista Rafael Cobos, empezaron a tirar del hilo a partir de la fuga real ocurrida en 1978 en la famosa cárcel de Barcelona y descubrieron algo de lo que no ha quedado apenas recuerdo: un movimiento de presos que lucharon por sus derechos entre rejas. Así, el cineasta de La isla mínima -10 premios Goya en 2015-, ha dirigido su nuevo largometraje en el que repite con el actor Javier Gutiérrez y que cuenta con Miguel Herrán como protagonista.
Modelo 77, que llega a los cines el 23 de septiembre, sigue a Manuel (Herrán), un joven contable que entra como preso a la cárcel Modelo de Barcelona por desfalco. A la espera de juicio que nunca llega, el protagonista podría enfrentarse a una pena desproporcionada por el delito que ha cometido. A eso hay que añadir las penosas condiciones a las que se enfrentan los presos y el mal trato que reciben por parte de los funcionarios de prisiones. Pero Manuel conoce entonces a Pino (Gutiérrez), su compañero de celda, y junto a él y otro grupo de reclusos darán forma a COPEL (Coordinadora de presos españoles en lucha). Se inicia así una guerra por la libertad.
'Modelo 77': el drama carcelario basado en hechos reales del director de 'La isla mínima' con Javier Gutiérrez y Miguel HerránRodríguez, que se ha convertido en un cronista de nuestra historia reciente, sabe a la perfección cómo manejar el drama, la tensión y el suspense para que cuando haya un golpe de efecto te golpee bien fuerte en la cara. En Modelo 77, el director encarcela al espectador dentro de las paredes de la prisión. No hay salida. No hay luz más allá del patio de la cárcel y no hay más calle que la que se ve a través de las rejas de las ventanas. Con esto, Rodriguez convierte la experiencia de ver el filme en algo claustrofóbico y, en ocasiones, hasta cruel y violento. La película te mete de lleno en los correderos de la cárcel, en su jerarquía interna, en las relaciones afectivas e interesadas entre los presos y, por supuesto, en sus traiciones. Eres uno más de ellos y vivirlo tan cerca, pese a que la ficción y la pantalla hacen de muro y frontera, es crudo e incómodo. Pero también necesario. Modelo 77 hace reflexionar, incita al debate y a descubrir un hecho de una época, la de la Transición, en la que no todo se hizo de la mejor manera.
Parte de la grandeza de Modelo 77, además de por la buena mano de Rodríguez, reside en un magnífico Herrán y un tremendo Gutiérrez -¿acaso alguna vez ha estado mal el actor?- en sus papeles de Manuel y Pino. Cabe destacar también a Jesús Carroza, el encargado de interpretar a El Negro, un personaje con el que Modelo 77 asienta una de sus piezas más emotivas y tiernas y cuyo espíritu empapa toda la película. En definitiva, si hiciésemos una lista de las películas españolas imprescindibles del año, Modelo 77 está, sin duda, entre ellas. Un canto a la libertad desde detrás de las rejas.
'Peter von Kant'
Si Modelo 77 ha inaugurado la Sección Oficial, en Perlak le ha tocado a François Ozon con su insula Peter von Kant. Basada en la obra de teatro de Rainer Werner Fassbinder, que también se llevó al cine como Petra von Kant, con una mujer como protagonista y con Fassbinder detrás de las cámaras.
La historia de Peter von Kant es la de un director de cine enamorado de sí mismo que necesita de los demás para sentirse validado, que crea relaciones tóxicas y se enamora por necesidad. Su vída, además, es puro postureo. Ambientada en un solo espacio, la lujosa casa del protagonista, el filme cuenta con pocos elementos y personajes. Por la vida de Peter von Kant solo se pasean su amiga, su madre, su hija y un joven aspirante a actor que se convierte en su amante. El protagonista, a quien da vida Denis Ménochet, vive con la compañía de Karl (Stefan Crepon), su mayordomo y un personaje muy interesante que parece sacado de una película de Wes Anderson. Karl no habla, pero lo ha visto y oído todo. Solo se comunica por señas y aguanta lo inaguantable porque es admirador del director.
La forma en la que Ozon traslada la obra Fassbinder a la gran pantalla mantiene su germen teatral y es un homenaje y una oda al director. Peter von Kant es una película amanerada en su forma y con buenas interpretaciones, pero que intenta hacer comedia y no sale airosa de la faena. El filme está ahí, sí, pero tampoco pasaría nada si no lo estuviera. Ojalá un 'spin-off' solo de Karl.
'Un año, una noche'
Con gran sensibilidad y consiguiendo un relato original, Isaki Lacuesta narra en Un año, una noche las consecuencias de uno de los trágicos acontecimientos que marcaron 2015: el atentado terrorista de la Sala Bataclan. Lo nuevo del director, que se alzó con la Concha de Oro -su segunda- en 2018 con Entre dos aguas, forma parte de la Sección Perlak y es un excelente retrato del trauma de los supervivientes del ataque.
Un año, una noche, que está inspirada en los testimonios de aquellos que vivieron en primera persona el atentado, tiene como protagonistas a la pareja formada por Ramón y Céline, que tienen una forma de enfrentarse a lo ocurrido de forma opuesta: él, español afincado en París, no puede dejar de revivir el suceso. Ella huye hacia adelante, rechazándolo.
Filmar el terror para la historia: 11M, La Rambla y Bataclan llegan a la pantallaLacuesta, que rueda a partir de un guion escrito por Isa Campo y Fran Araújo, consigue unas imágenes bellísimas pese a partir de un suceso en el que solo hay fealdad. Un año, una noche es también una preciosa historia de amor con unos portentosos Nahuel Perez Biscayart y Noémie Merlant como cabezas de cartel. El filme cuenta también con pequeñas apariciones de Quim Gutiérrez y Natalia de Molina y supone el debut como actor de C. Tangana.
La narración se ambienta justo en el momento en el que los protagonistas, enfundados en mantas isotérmicas, vuelven a casa tras el ataque terrorista. El presente del filme son las consecuencias de lo vivido, pero desgajando a modo de 'flashbacks' la experiencia de la pareja en Batclan. Sin necesidad de regodearse en los tiroteos y en la violencia, Un año, una noche transmite y consigue muchísimo mostrando solo un punto de vista del ataque: el del grupo de personas que se encerraron en uno de los camerinos. Esa asfixia y pavor sigue presente en el día a día de los protagonistas, que intentan seguir adelante pese a que lo vivido es un tremendo punto de inflexión en sus vidas. Yo todavía sigo dándole vueltas a los momentos finales de Un año, una noche. Y sé que los voy a estar rumiando un tiempo. Como si el título también sirviese para describir el tiempo que va a durar el impacto del filme.
Andrea Zamora
'En los márgenes'
Como ración de cine social dentro de San Sebastián encontramos En los márgenes, primer largometraje de Juan Diego Botto como director que cuenta con Penélope Cruz como productora y actriz protagonista. Ambientada en la España postcrisis, la película sigue a tres personajes en un día que va a marcar sus vidas, cada uno por razones diferentes pero todos salpicados por los efectos de cláusulas bancarias abusivas, malos salarios y precariedad.
En los márgenes hace hincapié en un sistema saturado y sin recursos donde los trabajadores sociales tratan de sobrevivir convertidos en seres grises engullidos por el papeleo. Se atisba que en algún momento les preocupaba el bienestar del prójimo, pero desde luego hace ya tiempo que su implicación se queda en la superficie. El "no es mi problema" es lo que les mantiene a salvo y, en realidad, ¿quien puede culparlos? Todos somos víctimas y nadie es verdugo porque la mierda nos ha engullido a todos. Y, aunque En los márgenes no es optimista, sí deja entrever el poder del pueblo. Donde no llegan los servicios sociales ni los abogados de oficio llegan las asambleas ciudadanas y el apoyo de los vecinos.
Aquí es donde consigue destacar la película. La acción transcurre en un territorio hostil, pero lleno de amor. Encontramos esa fuerza desgarradora de una madre que lucha para que su familia no se quede en la calle, esa esperanza del abogado que cree que puede llegar a todas partes, la inesperada vocación de un adolescente perdido, la madre que quiere a su hijo por encima de todo… Aportan la humanidad que necesita una historia así. Para ello, Juan Diego Botto cuenta con los mejores. Luis Tosar y Penélope Cruz brillan en sus papeles. Como siempre, sí, pero no porque sea algo habitual deja de ser extraordinario. Mención especial a Adelfa Calvo y a un recién llegado como es Christian Checa, que parece haber heredado la naturalidad en la interpretación del reparto que le rodea.
Sara Heredia
Runner
En Illinois, los campos son yermos y los cielos están siempre a punto de tormenta. Como heredera de una realidad fría y distanciada que se emparenta tanto con Dreyer como con Andersson, Marian Mathias ha dirigido una película, Runner -Sección Oficial-, voluntariamente famélica y agotada… En la que, de vez en cuando, distinguimos destellos de esperanza.
Haas (Hannah Schiller) debe enterrar a su padre, quien fuera engullido por sus propias sombras (el fantasma de un proyecto de inversión fracasado, la cordura perdida entre rondas de cerveza). Trasladará el cuerpo a su pueblo natal, donde apenas quedan un cementerio y una posada en pie, pero la ceremonia va a irse retrasando de forma absurda e indefinida. Haas ("conejo" o "corredor" en alemán) querría huir de la amargura pegajosa que plana sobre todo, más aún cuando conoce al joven nómada Will (Darren Houle), pero los negros son profundos y los blancos siempre rotos. Sin embargo, Mathias enciende la llama del afecto en los gestos más mínimos: un anciano se duerme tranquilo viendo la televisión, un camarero llama a su cliente para ver si llegó bien a casa. Incluso en un mundo de grises hay espacio para el cariño.
Girasoles silvestres
Hermosa juventud, Petra y ahora Girasoles silvestres… Jaime Rosales se ha erigido como el gran maestro de la ópera naturalista, director virtuoso de actrices tremendas. Hoy firmará película, también dentro de la Sección Oficial- junto con Anna Castillo, que da vida a Julia, una joven madre de dos, de bolsillo humilde y gran inteligencia emocional, si bien siempre envuelta en relaciones tóxicas. Girasoles silvestres se organiza en función de tres de sus parejas, tres hombres que vibran diferente, aun sobre la misma partitura del miedo y la ineptitud. Óscar es un chulo-piscinas, con más verbo que mollera y de estética puro chiquilicuatro. Marcos cumple con sus obligaciones en el ejército, escucha ópera y mantiene a su familia, a la que desatiende por igual. Àlex, simplemente, nunca está.
Rosales consigue equilibrar la mezcla para que nos acerquemos a ellos, pero solo un poco: tal como conoceríamos al futuro ex de una buena amiga. Acompañamos a Julia, y nos reímos un poco con ella, y lo pasamos mal. De ahí que, lejos de juzgarla, nos alegremos cuando por fin encuentre un poco de paz.
Mariona Borrull
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