La segunda jornada del Festival de San Sebastián ha estado marcada por el drama familiar. Por la Concha de Oro compiten dos películas, El suplente y Forever, en las que la familia, tanto dada como encontrada, son las protagonistas. Además, también es el día de Juliette Binoche -al menos en cuanto a proyecciones se refiere-, por lo que vemos Fuego, la nueva colaboración de la directora Claire Denis con la actriz que, junto a David Cronenberg, es uno de los dos Premios Donostia de la 70ª edición del certamen.
El suplente
Has visto esta historia mil veces en el cine: Sister Act, Escuela de Rock, La clase, Los chicos del coro, Diarios de la calle… Todas tienen en común la misma figura, la de un profesor que inspira a los alumnos en alguna materia y en su vida fuera de las aulas. A veces, el educador llega ahí por accidente, interés o mentiras. Otras no. El resultado siempre suele el de una suerte de familia que se crea dentro de las cuatro paredes de un aula. Pues con El suplente, que compite por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, ya hay otro título más para añadir a la lista.
Dirigida por Diego Lerman, El suplente se mueve entre diferentes géneros: del drama familiar pasa al ‘thriller’ y también al ya mencionado género cinematográfico de, por ponerle un nombre, "profesores inspiradores". El protagonista es Lucio, un prestigioso profesor de literatura en la universidad que se traslada al barrio de los suburbios de Buenos Aires en el que creció para dar clase a un grupo de chavales, algunos metidos en el mundo de la droga. Lucio no solo enseña a sus alumnos sobre literatura de una forma estimulante como nunca nadie les había dado clase. También ejerce de mentor fuera del aula, ayudando a aquellos adolescentes con problemas, como si fuese un docente superhéroe. A su vez, el protagonista debe lidiar con sus problemas familiares: su hija y su padre enfermo.
Donde más engancha El suplente es en los momentos en los que Lucio da clase. Sus lecciones van despertando el interés en sus alumnos y hay una razón por la que este tipo de películas funciona: es agradable y placentero ver a alguien intentar transmitir su pasión personal a otras personas de una forma tan inspiradora. El filme de Lerman consigue no caer en lo cursi y levanta alguna que otra carcajada. En cuanto a su parte de ‘thriller’, El suplente también se adentra en el cine social mostrando los problemas y la realidad de algunos adolescentes de los suburbios de Buenos Aires. El filme, protagonizado por un gran Juan Minujín y con la presencia española de Bárbara Lennie, es una propuesta que funciona pero que tampoco impacta demasiado.
Fuego
Juliette Binoche es uno de los dos Premios Donostia de la 70ª edición del Festival de San Sebastián y, como marca la tradición, la galardonada forma parte de la programación del certamen. Dentro de las proyecciones del Premio Donostia vemos Fuego, un drama romántico dirigido por Claire Denis, directora que llevó a Robert Pattinson al certamen en 2018 con High Life para competir por la Concha de Oro. Fuego nada tiene que ver con su filme de ciencia ficción de hace cuatro años. El único punto de unión es que Binoche aparece en ambos.
En su nuevo proyecto, Denis adapta la novela Un Tournant De La Vie de Christine Angot, con quien colaboró en la escritura del guion de Un sol interior (2017) -también con Binoche como protagonista-. La historia tiene como protagonista a Sara (Binoche) una mujer que en el pasado tuvo una relación con Françoise (Grégoire Colin), pero que en el presente lleva 10 años viviendo y siendo pareja de Jean (Vincent Lindon), que a su vez era el mejor amigo de Françoise. Todo da un vuelco cuando Sara se cruza por la calle con su antiguo amor después de mucho tiempo. La visión de su expareja tiene el mismo efecto que el de pulsar el botón de activación de una bomba nuclear. Françoise se pone en contacto con Jean, a quien ofrece un trabajo. Pero hay más: Jean, un antiguo jugador de fútbol que estuvo en la cárcel, se enfrenta a la problemática época adolescente de su hijo. Sara, por su parte, vuelve a estar en contacto con Françoise y eso revive las pasiones de su relación.
En Fuego, Denis juega, sin adentrarse de lleno en él, en el 'psychosexual thriller'. Sara no es una ‘femme fatale’ al uso, pero su sexualidad -en la que la realizadora se enfoca en algunas ocasiones- y el desconcierto sobre su propósito final con Françoise están ahí. El peso de Fuego recae en su totalidad en sus tres personajes principales y brilla en los diálogos y tensiones que Binoche y Lindon se lanzan cuando están en pantalla. Con ambos actores, la cotidianeidad de la película y su historia se convierten en algo cautivador. Denis, pese a centrarse más en la perspectiva de Sara, no se posiciona y eso convierte a Fuego en una experiencia para el espectador similar a la de ver a los Roy de Succession llevando cabo sus tejemanejes y estrategias: los buenos no lo son tanto y los malos tampoco, y ponerse del lado de un único personaje se convierte en un ejercicio que supone enfrentarse a una decepción tras otra. Fuego es, en definitiva, ese dicho popular que reza: "donde hubo fuego siempre quedan rescoldos".
Andrea Zamora
Forever
Forever oculta un gesto atrevido tras las formas de acomodado drama familiar. Su director, el danés Frelle Petersen (Uncle, 2020), se cuestiona si acaso podremos entender los retorcidos pliegues de un periodo de duelo mientras atajamos por los carriles que la narrativa nos regala. Petersen se propone hacer todo lo contrario: plantar su película de tiempos vacíos, construirse a partir de una historia que aparentemente no avanza. Para ello, retratará escenas cotidianas con la mirada más limpia posible, sin apenas anotar qué deberíamos sentir ante cada situación. Igual se verá la feliz tradición familiar de preparar un rico desayuno a quien cumple años (pastelitos y café), que la elección de una tonada para el entierro.
Ante la absurdidad de una pérdida reciente, y sin unos andamios narrativos que la sostengan, la película se abandona a la tristeza. Empieza a caminar entrecruzando pies, lenta y distraída: el embarazo de la hija Line (Jette Søndergaard), se complica mes a mes. El padre empieza a hablar solo, sin que a nadie le importe. Cumpliendo con lo prometido, Forever podría volverse una cinta a tiempo real. Entonces, tras su rotunda apuesta por el potencial de las imágenes, podríamos atisbar algo que un guion no puede capturar… Sin embargo, sus belenes acaban cayendo en lugares comunes del drama, que lastran una apuesta valiente y definitivamente dolorosa.
Mariona Borrull
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