El retrato de la vida de Marilyn Monroe que hace Blonde, la recién estrenada y esperada película sobre el icono de Hollywood que acaba de ver la luz en Netflix, está basado en el libro homónimo de Joyce Carol Oates y no en hechos reales, pero la famosa artista forma parte de la historia del cine y, antes de convertirse en leyenda, aún en vida, nos dejó inconfundibles momentos que ya forman parte de la cultura popular.
Algunos de ellos, como la escena de La tentación vive arriba (1955) de Billy Wilder en la que Marilyn Monroe se sujetaba la falda del aire que salía de una rejilla del metro, sí forman parte de la comentada cinta protagonizada por Ana de Armas, mientras que el icónico momento del 'Happy Birthday' que le cantó al Presidente JFK no ha sido incluído en la película pese a sí estar en el libro de Oates.
Pese a que no todas las críticas hacia Blonde han sido buenas, la transformación de Ana de Armas en Marylin Monroe sí ha sido objeto de grandes alabanzas de forma generalizada. Algo a lo que ha contribuido la recreación de algunas de sus prendas más inconfundibles. Sin embargo, el vestido que lucía en la que probablemente sea la felicitación de cumpleaños más famosa de la historia, no ha tenido que ser recreado para la cinta de Netflix.
Sin embargo, no deja de ser interesante saber que el vestido en cuestión tiene el "honor" de serl el vestido más caro del mundo.
La prenda más famosa de Marilyn Monroe es también el vestido más caro de la historia
¿Cuánto cuesta el vestido más caro del mundo? Marilyn Monroe lo lució en Madison Garden en 1962, con motivo del 45 cumpleaños de John Fitzerald Kennedy, y, al igual que el momento que hizo historia avivó los rumores de romance entre el presidente y la artista, también el vestido en cuestión, obra del diseñador de vestuario ganador del Oscar Jean Louis, fue objeto de una gran atención: era absolutamente brillante y se ceñia a su cuerpo de tal manera que si la actriz llevaba ropa interior fue objeto de debate.
Según ha sido reportado, Marilyn se hizo con aquel vestido por 1.440 dólares americanos en aquel momento, mientras que en en 1999 se subastó por primera vez a un precio de 1.267.500 dólares, rompiendo el récord del famoso vestido azul de Lady Di que ostentaba el récord hasta la fecha. Sin embargo, en 2016, la franquicia estadounidense Ripley's Believe It or Not adquirió el vestido con incrustaciones de diamantes de imitación por 4,8 millones de dólares, 400 veces más de su precio original y con el que figura como el vestido más caro de la historia en el Libro Guinness de los Récords.
El famoso vestido de diamentes no aparece en Blonde, pero sí era objeto de su propia polémica hace pocos meses, concretamente en primavera de 2022 coincidiendo con la celebraciónde la MET Gala 2022 en el mes de mayo.
En una gala caracterizada por ser la elegida por los asistentes para lucir sus atuendos más llamativos, la celebritie Kim Kardashian acudió con el vestido original que lució Marilyn Monroe en 1962. "Es un honor usar el icónico vestido que usó Marilyn Monroe en 1962 para cantar "Feliz cumpleaños" al presidente John F. Kennedy. Es un impresionante vestido ceñido adornado con más de 6000 cristales cosidos a mano por el costumier Jean Louis. ¡Gracias Ripley's Believe It or Not! por darme la oportunidad de estrenar esta pieza evocadora de la historia de la moda por primera vez desde que la difunta Marilyn Monroe la lució. Estoy eternamente agradecida por este momento", escribió Kardashian en su cuenta de Instagram.
Sin embargo, que Ripley's Believe It or Not cediese el uso de un vestido que es historia del cine no fue bien recibido y rápidamente se denunciaba online que la influencer habría dañado el vestido y una captura de comparando el vestido antes y después de la gala se hicieron virales. Sin embargo, luego se aclararía que Kim Kardashian solo lo habría usado solo para la alfombra roja y que luego lo había cambiado por una réplica.
"Las prendas históricas no deben ser usadas por nadie, ni por figuras públicas ni privadas", declaró el Consejo de Museos Internacionales (ICOM) en un comunicado. "Es mejor prevenir que curar. El trato incorrecto destruirá un objeto para siempre", advertían.
Por su parte, desde Ripley aseguraron que eran muy conscientes de la fragilidad del vestido y de que había "un riesgo calculado asociado con usarlo". Según parece, Kardashian tomó numerosas medidas para proteger la prenda durante la gala, incluyendo evitar el maquillaje corporal y perder varios kilos, pero la realidad es que se dice que el vestido era tan ceñido que tuvieron que cosérselo a la propia Marilyn antes de la celebración para no destruir ninguno de sus 2.500 cristales con los que estaba adornado. "El vestido fue [devuelto] en las mismas condiciones en las que comenzó", aseguraron desde Ripley al New York Post.
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