Hay veces que todo parece a favor con determinada serie o película pero que, por diversas razones, el esperado éxito de determinado título acaba convirtiéndose en todo lo contrario. En un fracaso en taquilla, en una mala recepción por parte de la crítica y, en los peores casos, en las dos cosas. Un ejemplo de película con pretensiones de convertirse en bombazo y que acabó siendo un auténtico 'fail' a varios niveles fue La Brújula Dorada, un largometraje estrenado en el año 2007, que estaba basado en la primera novela de la archipopular trilogía de Philip Pullman La materia oscura, y que contaba entre sus filas con intérpretes de la talla de Nicole Kidman, Daniel Craig e Ian McKellen entre otros.
Dirigida por Chris Weitz (American Pie, Un niño grande), La Brújula Dorada tenía el importante reto de convencer a los fans de la saga de literatura fantástica de Pullman, sí, pero también tenía muchas cosas a favor. Por un lado se trataba de la nueva adaptación de una obra de fantasía a cuenta del estudio New Line Cinema, que muy pocos años antes había arrasado como el estudio a cargo del fenómeno que supuso la trilogía de El Señor de los Anillos de Peter Jackson; pero es que, además, contaba con un presupuesto de nada menos que 180 millones de dólares, más o menos la mitad de lo que costó El Señor de los Anillos: Los anillos de poder y planes de futuro en forma de secuelas.
Por supuesto, una inversión millonaria no es la única razón por la que determinado proyecto está destinado a convertirse en un gran éxito, pero lo que sin duda significa un buen presupuesto es que determinado título cuenta con una gran confianza y grandes expectativas por parte de su estudio. En el caso de La Brújula Dorada, la adaptación de la famosa obra de fantasía llegaba tras los éxitos de las adaptaciones de El Señor de los Anillos y Harry Potter y New Line Cinema estaba convencida de que lo que tenía entre manos podía replicar el éxito de su adaptación de la famosa obra de J.R.R. Tolkien, trascender al material original y conectar con audiencias de todo el mundo.
Sin embargo, lejos de convertirse en la sucesora de El Señor de los Anillos en New Line Cinema, La Brújula Dorada se convirtió en su tumba: fracasó estrepitosamente y contribuyó a la destrucción de su propio estudio. Para empezar, la cinta no obtuvo una buena acogida en taquilla, con una recaudación desastrosa de apenas el doble de lo invertido a nivel global y apenas 70 millones de dólares en Estados Unidos, pero tampoco fue objeto de grandes críticas, con apenas un aprobado justito -si llega- en las distintas web dedicadas a recopilar valoraciones como Metacritic o Rotten Tomatoes. Asimismo, también fue objeto de su propia polémica, puesto que la organización religiosa "La liga católica" se propuso boicotear la cinta.
¿Por qué fue tan catastrófico el fracaso de La Brújula Dorada para New Line Cinema?
Fundada en los años 60, al principio solo como distribuidora y más tarde como estudio de producción de películas de carácter independiente, New Line Cinema comenzó a hacerse un hueco como la productora independiente más popular fuera de las grandes ya en los 80, con el éxito de Pesadilla en Elm Street, a la que siguieron algunos otros buenos estrenos de taquilla. Así, en 1994 fue adquirida por Turner Broadcasting System, que se fusionó con Warner Bros. en 1996, pero pudo seguir funcionando de forma independiente.
El mayor éxito de su trayectoria llegó de la mano de las películas de El Señor de los Anillos, que se tradujo en ingresos millonarios, pero, a pesar de sus intentos por repetir una hazaña similar, con lo que se encontraron poco tiempo después de haber alcanzado su cénit fue con el fracaso en taquilla que les acabaría destruyendo.
El mal resultado financiero de La Brújula Dorada acompañado de las malas críticas y de la polémica religiosa se tradujeron en la cancelación de los planes iniciales de franquicia, frustrando por completo la idea de New Line. Al mismo tiempo, la productora ya venía sufiendo ese mismo año una serie de fracasos y problemas financieros a raíz de las malas recepciones de otros de sus títulos, como El número 23, El niño de Marte e incluso Hora punta 3, así que el fracaso de la que era su mayor apuesta les vino realmente mal.
Unos meses después del estreno de La Brújula Dorada, en febrero de 2008 se anunciaba que New Line dejaba de operar como estudio independiente, poniendo fin a sus 40 años de historia como tal, y fue absorbida de forma oficial por Warner Bros. Un notable revés para la productora que, aunque ya no de forma independiente, ha vuelto a cosechar grandes éxitos en la última década. Sin ir más lejos de la trilogía de El Hobbit de Peter Jackson, It, Sexo en Nueva York o Expediente Warren.
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