Las triquiñuelas que se hacían en los 80 y 90 con la cultura pop podrían dar para mil y una historias. Por ejemplo, ese final de Candy Candy que solo se emitió en Italia porque el original era demasiado triste y querían confiar en la victoria del amor. Veréis, resulta que en la versión original del manga y el anime dejan claro que Candy rompe con Terry y no hay solución posible. En el italiano, sin embargo, recurrieron al truco del montaje para dar un final que, aún ahora, es canon para muchos de los seguidores de la obra de Kyoko Mizuki.
Un final más dulce
En Italia, los editores decidieron coger una escena de otro episodio en el que Candy va a ver a Terry a Estados Unidos y ponerla al final de la serie, como último plano. Primero, aparece un periódico donde aparentemente dice que Terry y Susana se separan (aunque realmente dice que Terry va a volver al escenario con ella), y Candy decide ir a Nueva York a verle. Ambos se dan un abrazo, se dicen que su amor durará por siempre y adiós muy buenas. Tú decides con qué final te quedas.
Si es que a veces el ser humano prefiere ver una trampa aunque sepa que lo es. Y aquí es donde entra la inteligencia artificial, la trampa de todas las trampas, la mentira consciente con la que llevamos jugando desde inicio de año y que nos da imágenes como las siguientes, creadas por Gaby Castellanos y que hace ver cómo sería Candy Candy si se emitiera a las cuatro de la tarde en la Antena 3 de los 90.
Curiosamente, Castellanos la ha puesto junto a Terry, igual que en ese final made in Italia. Y es que hay amores que, por más que nos empeñemos, están destinados a triunfar entre el fandom. Curiosamente, Kyoko Mizuki creó una novela para despedir del todo al personaje de Candy y ni por esas la juntó con Terry: al contrario, acababa a sus treinta años saludando a un hombre misterioso con el que era feliz. Toma ya.