El origen de Perdidos no tiene nada de emocionante ni está repleto de secretos: Lloyd Braun, el director de la cadena ABC en aquel momento, estaba de vacaciones en Hawai y pensó "Eh, ¿y si juntáramos Naúfrago con Survivor, el Supervivientes americano?". Originalmente la idea, de hecho, fue hacer una adaptación de la película de Tom Hanks a formato serializado. Poco a poco la serie fue formándose hasta que, finalmente, recibieron el piloto de... Nowhere. Efectivamente, aún había mucho que tocar hasta su estreno.
Estamos perdiditos, ¡perdiditos!
JJ Abrams no estaba entusiasmado con el marrón que le había caído entre manos: convertir la serie de unos supervivientes perdidos en una isla en algo que el mundo quisiese ver. Sin embargo, puso una condición que a la postre sería determinante: tenía que haber un elemento sobrenatural. Él y Damon Lindelof se hicieron prometer una cosa: ningún episodio necesitaría que el espectador supiera lo que había pasado antes porque estarían autocontenidos. Como todos sabemos ahora, la cosa no salió bien.
Dado que llegaron a aparecer en el mercado productos como la Enciclopedia Perdidos, que prometía poner fin a todas las especulaciones y poder mirar todas las pistas con lupa, además de un videojuego que ofrecía detalles que podían ser esenciales (o no, más bien no) para el devenir de la serie, no es raro que los directores pasaran por alto los pequeños detalles. Por ejemplo, este: en el episodio 9, Jack lleva una mochila de nylon en unos planos que, en otros, se convierte en una de cuero negro. ¿Falta de estilismo, de decisión o gazapazo?
Para gazapo, eso sí, el que tuvieron en Cuatro el día que emitieron el último episodio de la serie en directo y que los contertulios del debate posterior no supieron interpretar correctamente. Eran otros tiempos, eran cosas que pasaban. Pero no: no estaban todos muertos desde el principio. Por suerte.