Es imposible escapar del encanto de los programas de trasteros. Tiene algo de esa magia que sentías de pequeño al recibir una bolsa sorpresa. Justo por lo mismo por lo que los vídeos de 'unboxing' triunfan tanto en las redes sociales. Sentimos una curiosidad natural por ver lo que hay dentro de cajas cerradas -como recordará cualquier fan de Los Simpson "¡la caja! ¡la caja!"- y un trastero no es otra cosa más que una caja enorme llena de sorpresas.
Los cazadores de trasteros se dedican a buscar pequeños o grandes tesoros que puedan valer miles de dólares, ya sean joyas, electrodomésticos o reliquias que solo un experto puede identificar. A veces también se llevan sorpresas desagradables, como la que se llevó Darrell Sheets, de Storage Wars -¿Quién da más? en algunas versiones españolas-. Según declaró en un especial del programa, una vez encontró un cadáver.
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"Realmente no quiero hablar mucho de eso, pero no fue una situación agradable. Pero en este negocio ocurre. He encontrado cenizas, ataúdes... ", recoge el medio Looper. Corría el año 1988 en San Diego cuando Sheets ya trabajaba en esto de los trasteros y, en uno de ellos, encontró una mujer sin vida. En el especial televisivo no dio muchos detalles, pero, según declaró más tarde a la revista Reality Weekly, el cadáver estaba envuelto en plástico y contactó rápidamente con el Departamento de Policía de San Diego, quien determinó que un hombre había matado a su esposa y la había dejado en ese lugar.
Fue una historia horrible. Era un grupo ocultista y todo ese tipo de cosas. La policía de San Diego confiscó todo lo que había en el casillero
Reality Weekly intentó corroborar la historia con la policía de San Diego, pero sin una fecha exacta les fue imposible. El programa ha recibido muchas quejas por haber falsificado segmentos, por lo que hay una posibilidad de que esta historia sea una leyenda de Storage Wars.
En cualquier caso, Sheets se ha hecho muy popular por haber conseguido trasteros muy rentables. Los seguidores del programa quizás recuerden aquella ocasión en la que encontró varias piezas de arte del pintor mexicano Frank Gutiérrez. Había pagado 3.600 dólares por un trastero que terminó reportándole 300.000 dólares. También dio con el primer cómic de Spider-Man en un lote de cómics y juguetes, algo con lo que ganó 90.000 dólares. Todos hallazgos mucho más agradables que un cadáver en una bolsa.
