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    El único restaurante que logró impresionar a Chicote en 'Pesadilla en la Cocina': un asturiano que les acusó de "montaje" años después
    Alicia P. Ferreirós
    Amante de las series y gran aficionada al terror, la ciencia ficción, la crónica negra y el ‘true crime’.

    "Precios razonables, comida rica y cantidades abundantes. Ellos no se explican por qué la gente ha dejado de venir... Y yo tampoco"

    Atresmedia

    Acostumbrados a ver platos flotando en aceite, campanas extractoras que chorrean grasa, salsas cortadas y cartas sin sentido, los más fieles fans de Pesadilla en la cocina tenían razones más que de sobra para sorprenderse cuando en la séptima temporada del programa, emitida en 2020, Alberto Chicote visitaba un restaurante en el que no parecía fallar nada. Un establecimiento situado en una buena zona de Gijón especializado en carnes a la parrilla y que llevaba treinta años funcionando, pero que en los últimos tiempos había experimentado una ausencia de clientela que hacía peligrar su existencia.

    Como en todos los programas, lo primero que Chicote hacía al visitar el Restaurante "La Habana", era probar diversos platos de la carta, con el objetivo de detectar si como mínimo uno de los fallos tenía algo que ver con la comida. Sin embargo, mientras en el 99% de los casos siempre solía ser un factor, por primera vez se quedó de lo más satisfecho con todo lo que había probado. Ojipláticos nos quedamos.

    Además, los precios eran razonables y el establecimiento estaba bonito, limpio y cuidado, lo que hizo que el chef se sorprendiera aún más. "Entiendo mucho que Juan esté perdido. Precios razonables, comida rica, cantidades abundantes, el sitio lo tienen cuidado. Él no se explica por qué la gente ha dejado de venir... Y yo tampoco".

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    Tras las primeras buenas impresiones, Chicote no descubriría el problema del establecimiento hasta el comienzo del primer servicio, cuando la falta de organización y el caos se apoderaron de los trabajadores y acabaron dando un mal servicio a la clientela. "Cada uno hace lo que le da la gana", sentenciaba el chef. Según su diagnóstico, y así se lo hizo saber a Juan, el dueño del establecimiento, una parte importante del problema era la falta de liderazgo de su hija Gemma, que no terminaba de coger las riendas.

    Curiosamente, el programa dedicado a "La Habana" también terminó de forma algo distinta a lo habitual. Pesadilla en la cocina renovó la carta, hizo un lavado de cara al local e incluso lo rebautizó como "La Foguera", pero no consiguió cambiar a Gemma, con quien protagonizó varios encontronazos a lo largo de la noche de la reapertura. El chef acabó tirando la toalla: "Sigue a tu aire, como tu quieras, yo he hecho mi trabajo, y tú no estás haciendo el tuyo". Y, como pocas veces pasa, lejos de esperanzado, abandonó dolido el local: "Me siento dolido porque se han ignorado mis consejos, y como profesional espero ser escuchado".

    Tras la emisión del programa, que había sido grabado en 2016 pero no se emitió hasta 2020 según pudo saber el diario Huffington Post, los dueños del programa reconocieron en una entrevista a la citada publicación que habían quedado muy defraudados con su experiencia con el programa de Antena 3: "No teníamos descontrol, ni estaba sucio ni nada, así que nos ofrecieron hacer como un paripé".

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    Según contaría Gemma, les hicieron quitar a gente de la plantilla para la grabación del programa y manipularon la gente que entraba para hacer que colapsara el servicio: "Había una chica en la esquina y te metía de golpe diez personas, luego otros diez. Muchos de los que vinieron a comer los conocíamos y luego nos dijeron que de dos platos tenían que devolver uno. Tú no metes a 50 personas casi de golpe siendo dos personas en cocina cuando normalmente son cuatro. Es un montaje, está todo preparado".

    Tras el paso de Chicote por el restaurante, el negocio siguió adelante un tiempo, pero finalmente fue cerrado tras una pérdida en la familia, cuando todos estuvieron de acuerdo en poner el broche final a esta etapa.

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