En los años 90, las series hechas para adolescentes interpretadas por adolescentes reales supusieron un verdadero boom en Estados Unidos. Los proyectos se agolpaban a las puertas de Disney Channel o Nickelodeon, pidiendo su momento de fama (y algunos, como hemos visto en el reciente documental Silencio en el plató, no acabaron muy bien. No fue el caso, por suerte, de una pequeña serie canadiense de 65 episodios emitidos entre 1991 y 1993 de la que nadie se acordaría... si no fuera por un pequeño detalle.
Quince años tiene mi amor
Hillside (que en Estados Unidos se llamó Fifteen y no llegó a España) era un drama teen en el que los personajes tenían líos amorosos variados y afrontaban problemas de la sociedad norteamericana como el divorcio, el alcoholismo o las rupturas amorosas. Lo curioso es que en esta serie que Nickelodeon recogió de los restos que desechó Disney Channel solo hubo tres actores que aguantaron los tres años de rodaje: Laura Harris (que después puso voz a varios personajes Marvel en sus series animadas), Todd Talbot (presentador más conocido por Tu casa a juicio Vancouver) y Chris William Martin (Felicity, The L Word). Pero hubo uno que se fue mucho antes.
Solo trece episodios. Eso es lo que aguantó el intérprete de Billy Simpson, un tal... Ryan Reynolds. Sí, ese Ryan Reynolds. El mismísimo Deadpool dijo, años después, que fue tan miserable en los rodajes que estuvo a punto de dejar la actuación del todo mientras iba acumulando episodio tras episodio. Poco después participó en el piloto que dio inicio a Sabrina, cosas de brujas y se fue haciendo un nombre en el cine hasta lo que ahora conocemos, a punto de estrenar Deadpool y Lobezno como una de las películas más potentes del año.
Posteriormente, Reynolds ha dicho en más de una ocasión que odió tanto el rodaje que estuvo a punto de dejar la actuación del todo. Eso, y que no tiene ni idea de cómo llegaron a ficharle porque, según él, lo hizo fatal en el casting, al que su escuela le llevó como uno de sus mejores alumnos. Por suerte para él, aprendió mucho sobre lo que no tenía que hacer siendo un actor infantil y lo aplicó en su día a día. El premio ha sido, desde luego, único.