No, no se trata de un artículo nostálgico. Más bien se trata de uno que analiza las razones por la que la ficción en España ha mejorado considerablemente con respecto a lo que era hace unos años. Porque, sí, las series españolas ya no son lo que eran. Y en ese “mejorado” también entra el hecho de no alargar innecesariamente la duración de los episodios para llegar a una determinada hora para conseguir tener así mucha más publicidad. Porque todos hemos pasado por quedarnos, como mínimo, hasta la una y media de la madrugada, encadenados al sofá para terminar de ver nuestra serie favorita.
En 1982, todos los españoles se sorprendieron con la muerte de Chanquete en Verano Azul. El efecto, aunque de un modo distinto, se volvió a repetir en 2018 cuando todo el mundo, literalmente, se quedaba a cuadros con la revelación del asesino/a de Marina (María Pedraza) en Élite. La serie de Netflix reunía así millones de reacciones en distintos idiomas. Las cosas, definitivamente, habían cambiado.
La llegada de las plataformas de ‘‘streaming’, como Netflix y Amazon Prime Video, han conseguido que cadenas de televisión generalistas, como Antena 3 y Telecinco, intenten poco a poco adaptarse a este nuevo mundo donde el espectador se encuentra en el centro: él o ella elige cuándo y cómo ve su entretenimiento audiovisual y exige además un producto mucho más cuidado y de mayor calidad. De ahí nace Veneno, la serie de éxito de Javier Ambrossi y Javier Calvo que se ha estrenado en ATRESplayer Premium o Antidisturbios de Rodrigo Sorogoyen concebida 'como la serie del año' de 2020 por su gran puesta de escena, actores y guion.
Con el éxito de La casa de papel, la audiencia internacional está cada vez más pendiente de qué se cuece en el ambiente seriéfilo español. Es verdad que algunas series tenían ya una gran acogida internacional, como es el caso de Gran Hotel y Velvet en Latinoamérica, pero no ha sido hasta el estreno en todo el mundo gracias a Netflix de la antes serie de Atresmedia cuando se ha conseguido alcanzar la etiqueta de fenómeno mundial.
Otras series españolas, anteriores a la llegada de las plataformas de streaming, también consiguieron ser todo un éxito global, pero a través de sus remakes. El Internado fue adaptada en Francia y Rusia; Los misterios de Laura, en EE.UU con Debra Messing; Física o química, en Latinomérica bajo el título Relaciones peligrosas, y Pulseras Rojas, de nuevo en territorio estadounidense bajo el título Red Band Society. También existen otros modelos, como la buena acogida en Italia de El Secreto de Puente Viejo con doblaje en su idioma.
Pero cómo se venden las series españolas en otros países también ha cambiado. Así nos lo confirma Elena Neira, experta en nuevos modelos de distribución audiovisual y profesora de los estudios de Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Creo que tanto el caso de ‘Élite’ como el de ‘La casa de papel’ son el ejemplo paradigmático del impacto que este nuevo modelo de distribución ha tenido tanto en la globalización de contenidos locales como en la creciente popularidad en la venta de las latas (cuando tradicionalmente el mercado televisivo explotaba mucho más la venta de formatos). Antes se asumía que un contenido local no tenía la fuerza para conectar con las audiencias de otros países. La estrategia de estreno global unido a toda la arquitectura de ‘Big Data’ y algoritmos sobre la que opera Netflix se ha encargado de hacer el resto
Cuando la ficción no es sólo una puerta publicitaria
Es difícil establecer el período exacto en el que las series españolas empezaron a cambiar formatos y a ‘tomarse más en serio’. Los estrenos en 2015 de títulos como El Ministerio del Tiempo (TVE) y Vis a Vis (Antena 3) fueron, sin duda, un punto de inflexión.
Ambos ejemplos pusieron de manifiesto la madurez de la audiencia seriéfila de nuestro país y la demanda por contenidos de nicho en un contexto en el que las cadenas apostaban por contenidos más generalistas. El activismo de la audiencia se ha convertido en una pieza clave en la notoriedad de programas. Y en un entorno con tantísimos programas que haya pasión y una conversación social muy activa vale su peso en oro
Tal como menciona Neira, simplemente por haber reunido numerosos fans -bajo el nombre de los “Ministéricos” y la “Marea Amarilla”, respectivamente- y haber sido rescatadas por Netflix y FOX España para grabar nuevas temporadas, una y otra son ejemplos de que la ficción española llegaba para hacerse un sitio dentro y fuera de sus fronteras.
Antena 3 / TVE
"Estamos en un grandísimo momento en el que empieza a ser una cosa global", explicaba la encargada de interpretar a Zulema, Najwa Nimri, en una entrevista con SensaCine. "Ya no hace falta que vayamos fuera; van a venir ellos a buscarnos. Vis A Vis, cuando lleguen al 'deal' y la pongan en las plataformas que todo el mundo consume, creo que va a dar una vuelta. Porque empezamos a abrir veda con Vis a Vis, siguió La casa de papel, luego Élite. Y ahora Vis A Vis resurgirá otra vez y entrarán otras series. Esto ya no tiene fin".
La renovación de El Ministerio del Tiempo por una tercera temporada estaba en el aire hasta que llegó Netflix y ayudó a que siguiéramos resolviendo casos junto a Pacino, Alonso de Entrerríos e Irene Larra. “Deberíamos preguntarnos cómo fue posible haber hecho las otras dos temporadas sin ese pequeño apoyo de Netflix”, nos contaba Hugo Silva. “Esa es la pregunta. Cómo hemos llegado hasta aquí con el poco presupuesto que teníamos”.
Los éxitos de ‘La casa de papel’ y ‘Élite’
Hemos avanzado mucho en el tema de la duración, pero todavía queda mucho por andar. Un claro ejemplo de ello es ‘La casa de papel’. Cuando Netflix empezó a emitirla para 190 países un 25 de diciembre de 2017, la plataforma de ‘streaming’ acortó los capítulos de 50 minutos a 40, por lo que la primera temporada pasó de nueve a 13 episodios.
Han tenido que pasar 20 años para que España vuelva a adentrarse en las comedia de 30 minutos, como sucede en EE.UU, a diferencia de los 60 minutos, aproximadamente, de 7 vidas y Aquí no hay quien viva. Se grababan producciones de esta duración para incluir publicidad durante el episodio en sí, pero fue en 2016 cuando Javier Calvo y Javier Ambrossi decidieron retomar el formato y crear Paquita Salas, la serie estrenada en Flooxer y recogida posteriormente por Netflix. Un año más tarde, en 2017, seguiría sus pasos Vergüenza, con Malena Alterio y Javier Gutiérrez, en Movistar+. Y así otras tantas más como Arde Madrid y Mira lo que has hecho. Podríamos decir que la pionera fue ‘Farmacia de guardia’, que con sólo 30 minutos semanales se ganó a toda una clientela -aunque, recordemos, en 1991 no existía la competencia feroz que existe ahora. Por tanto, la ficción española, como afirma Neira, se tiene que adaptar sí o sí a estos nuevos tiempos.
Siempre ha habido talento pero en los últimos años, especialmente a raíz del desembarco en nuestro país de las grandes plataformas de ‘streaming’ global, las producciones se han visto obligadas a elevar sus umbrales para poder competir en un entorno cada vez más saturado: mejores historias, formatos más en la línea de estos nuevos agentes (rompiendo en muchos casos el estándar de las cadenas comerciales), una mejor explotación de los servicios digitales de ‘catch up’ para alinearse con las audiencias más jóvenes…
Es cierto que Netflix ha ayudado a que las series españolas sean todo un fenómeno mundial -como es el caso de Las chicas del cable, su primera serie original- y a que cambie radicalmente el concepto que se tenía de España en ficción, tanto en calidad como en negocio. “Creo que con ellas las cadenas han tomado conciencia de la necesidad de explotar nuevas narrativas, nuevos formatos y, sobre todo, nuevos modelos de distribución”, continúa Neira. “El streaming ha elevado el estándar no solo en cuanto al tipo de contenido, sino también a su explotación y experiencia de usuario. También creo que existe una cuestión adicional: por aquí las cadenas tienen una importantísima vía de entrada de nuevas audiencias hacia las propiedades de la cadena. Y con la actual fuga de audiencias del lineal y el escaso apego de los más jóvenes hacia la parrilla en el caso de la ficción, es algo valiosísimo”.
Movistar +
La filosofía customer centric de estas plataformas ha generado una nueva bonanza en la ficción y también ha puesto de moda a sus protagonistas. Este el caso de Álvaro Morte, El Profesor de La casa de papel. Gracias a la emisión internacional de la serie en Netflix, su vida ha cambiado radicalmente, tal y como nos lo confirmaba en una entrevista con motivo del estreno de El Embarcadero de Movistar+.
Ahora mismo tengo muchas ofertas de trabajo sobre la mesa. Cine, televisión, teatro… Ofertas muy interesantes. En ese sentido, ha cambiado mucho. Yo he tenido que hacer muchas llamadas a puertas, muchos ‘castings’ y recibir muchos noes en mi carrera como actor, como cualquier otro de este país. Y desde que tuve esta suerte de ser El Profesor se me han abierto muchísimas puertas. La verdad es que estoy muy contento
Además, La casa de papel estaba concebida como una serie cerrada. Sin embargo, su éxito ha sido tal, que Netflix puso en marcha una tercera parte con el regreso de varias caras de su reparto y trasladó el rodaje a países como Tailandia.
En este sentido también cabe destacar el caso de Élite. Aunque la famosa plataforma de streaming no haga públicos sus datos de audiencia, una forma de medirla indirectamente puede ser fijándonos en el incremento de seguidores en Instagram de sus estrellas. Omar Ayuso, Álvaro Rico, Arón Piper, Ester Expósito y Miguel Bernardeau son los actores principales que más han notado esta subida. Según recoge Eslang, Ayuso pasó de 14.000 ‘followers’ en el estreno de la serie a 150.000 sólo cinco días más tarde. Todo por encabezar una serie destinada a una audiencia potencial mucho mayor. “Ni el contenido se encierra en categorías cerradas ni la audiencia se perfila siguiendo criterios básicos como el sexo, la edad, el nivel de instrucción o la clase social”, destaca Neira en su artículo ‘Así convierte Netflix una serie en fenómeno global: el caso Élite'. “Esta visión poliédrica de audiencia y contenidos es la que permite multiplicar las conexiones entre ambos”.
Netflix
Pero no se trata simplemente de que el número de ojos se multiplique. El contenido y su carácter novedoso también son importantes. “Netflix está apostando por contenido de muchísima calidad y eso es de agradecer. Como digo, el público tiene mucho donde elegir”, nos explicaba la actriz Paz Vega con motivo del estreno de The OA. “Pero Netflix se está caracterizando por hacer algo diferente; que arriesga. Creo que le da a los creadores libertad absoluta para hacer lo que realmente quieren y eso es maravilloso. Hollywood está muy atado, se está quedando solo para hacer lo que sabe que va a funcionar seguro. Los clichés. Pero Netflix está rompiendo con esos clichés y está apostando por cosas diferentes. Toman riesgos y eso es fantástico”.
La brecha abierta por Netflix parece que no dejará de abrirse. Amazon Prime Video ya ha estrenado su primera ficción nacional, Pequeñas coincidencias, y prepara otras más como El Cid y la adaptación de La Templanza de María Dueñas; HBO España está haciendo lo mismo con proyectos como el de Patria y dos ficciones originales creadas por Alex de la Iglesia e Isabel Coixet. Todo esto sin olvidar que el gigante de streaming ha estrenado en 2020 nada menos que cinco producciones españolas: la serie de animación Memorias de Idhún de Laura Gallego; Valeria, basada en la saga de libros de Elisabet Benavent; Días de Navidad, con Verónica Echegui, Verónica Forqué y Ángela Molina; El desorden que dejas, de Carlos Montero, y El Vecino, de Nacho Vigalondo, con Quim Gutiérrrez y Clara Lago. Por otro lado, ATRESplayer Premium se embarca en el contenido original con Veneno o ByAnaMilán y Movistar+ sigue realizando contenido original como Paraíso o Dime quién soy. Ahora también podemos presumir del “Spain is different!” en televisión.
