Vuelve Star Wars, si es que alguna vez se había marchado, claro… uhmmmm… Espera, vuelvo a empezar. ¡Vuelve Obi-Wan Kenobi! (así, con énfasis e ilusión, que no se nota la hora a la que escribes esto). Se trata de la tercera serie de acción-real del Universo Star Wars que estrena la plataforma Disney+ tras la exitosa (y buenísima) The Mandalorian (2019) y la errática (aunque inmerecedora de tantos palos como se llevó) El libro de Boba Fett (2021). De hecho, la serie protagonizada por Temuera Morrison, mejoraba una barbaridad a partir del quinto capítulo: cuando Din Djarin aparecía, más que para rescatar a Boba Fett y compañía, para rescatar a la propia serie de la condena.
La aparición del mandaloriano no sólo daba empuje dramático a la serie, sino que la posicionaba como un verdadero western galáctico (o spaghetti western, ya sabéis), incluyendo a un villano final que parecía la versión alienígena del Lee Van Cleef de Raíces profundas (1953).
Así que la primera gran noticia de Obi-Wan Kenobi es que, de entrada, ya sabe en el paladar a western crepuscular. Como el Gregory Peck de El pistolero (1950) o como el Tim Blake Nelson de Old Henry (2021), el Ben Kenobi de Ewan McGregor es un jedi en retirada, sin sable láser, envejecido -ligeramente, que el actor tiene 51 años- trabajando en una cadena de montaje alimentaria y malviviendo en una cueva, mientras paga a un jawa por las mismas piezas que el propio jawa le ha robado.
'Obi-Wan Kenobi' vuelve a los miércoles tras batir récord de audiencia en Disney+Su única misión en la vida es vigilar al Luke Skywalker de 10 años que vive soñador junto a sus tíos en el desierto de Tatooine. Y así pasan los días, hasta que la acción le reclama: unos sicarios han secuestrado a la Princesa Leia (Vivien Lyra Blair) y su padre adoptivo (enorme Jimmy Smits), le pide a Kenobi que se vuelva a enfundar el láser y salga a rescatarla. Él, que ni siquiera se ha despeinado cuando un Jedi le ha reconocido -cameo del gran Benny Safdie, codirector junto a su hermano Josh de esas maravillas llamadas Go Get Some Rosemary (2009), Good Time (2017) y Diamantes en bruto (2019), y al que hemos podido ver como actor en las recientes Licorice Pizza (2021) y Stars at Noon (2022)-, deberá volverse a montar al caballo (metafórico) e ir a por la pequeña y cabezona Leia, y así rescatarla de la mano de los inquisidores que se presentan en la serie como villanos principales.
Dirige el entuerto Deborah Chow, que ya había realizado capítulos de The Mandalorian y que tiene una carrera inacabable al servicio de la televisión -Better Call Saul, Crónicas Vampíricas, Mr. Robot. Iron Fist, Jessica Jones , American Gods, etc-; que no es una realizadora con mucha personalidad (o ninguna personallidad), limitándose a plasmar el guion de la forma más correcta posible.
Así que Obi-Wan Kenobi, todo apunta, será tan buena como el guion escrito. Y, vistos los dos primeros capítulos, de momento hay de todo un poco: cosas buenas -gran definición de Kenobi y ambientación moral y física-, cosas regulares -mucha insistencia en clavar flash-backs de las películas por si el espectador se pierde- y directamente flojas -excesivo el subrayado del carácter de la pequeña Leia: si esta va a ser una aventura de guerrero veterano con joven a quién proteger, estilo The Mandalorian, con Baby Joda, queda mucho trabajo por hacer.
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Así que, de momento, la máxima esperanza que nos da la serie pasa por la personificación del universo al completo de Star Wars en la figura de su actor principal: Ewan McGregor, posicionándose como un Clint Eastwood para toda una nueva generación de espectadores, adquiriendo en todas las arrugas de su rostro el pesar de un doble fracaso terrible. El fallar como maestro a Annakin Skywalker y la consecuencia directa del genocidio Jedi visto en La venganza de los Sith (2005).
Es a través del actor que la serie se cimenta y sustenta, haciéndonos tragar con facilidad incluso acciones algo ridículas (ay, esa persecución del capítulo 2). Es magnífico ver a ese Kenobi anquilosado, aprendiendo a pelear de nuevo como si se hubiera caído de la bici ya 45 veces, lejos del joven Obi-Wan que dominaba la fuerza como si fuera una extensión más de su cuerpo. Nostalgia truncada y revivida, los fans estarán encantados. Aunque de los hardcore-fans de Star Wars uno se espera ya cualquier cosa.
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