Cuando pensamos en Daniel Sánchez Arévalo se nos vienen a la cabeza un montón de películas que dejaron huella y que ya son historia de nuestro cine. Desde su ópera prima Azuloscurocasinegro (2006), con el que se hizo con el premio Goya a Mejor Director nobel, hasta Gordos (2009), Primos (2011), La gran familia española (2013) o, más recientemente, Diecisiete (2019). Ahora, el afamado director y guionista español estrena nueva serie en Netflix: Las de la última fila, una emotiva comedia protagonizada por cinco amigas en el viaje más transformador e importante de sus vidas.
Ellas son Leo, Carol, Sara, Alma y Olga, cinco mujeres que llevan vidas absolutamente diferentes y de muy distintas personalidades pero a las que une una única y sincera amistad que han mantenido desde que eran tan solo unas niñas. Cada año, las cinco amigas organizan un viaje para reconectar, hablar, compartir y estrechar sus lazos, pero el que realizan este año es diferente: a una de ellas le han diagnosticado un cáncer y será el último que hagan antes de que comience sus sesiones de quimioterapia.
De la mano de Mariona Terés, María Rodriguez Soto, Itsaso Arana, Mónica Miranda y Godeliv Van Den Brandt, con Las de la última fila Sánchez Arévalo regresa a un lenguaje del que se había mantenido alejado durante 20 años, pero al que reconoce que se lo debe todo.
"En 1993 entré a ser guionista de Farmacia de Guardia siendo un chaval muy pequeñito y sin ninguna experiencia", recuerda el director en entrevista con SensaCine con motivo del lanzamiento de la nueva serie de Netflix. "Y durante 12 años estuve escribiendo series y se lo debo todo. Me dio el oficio, las tablas, las herramientas", asegura sobre aquella etapa de su vida en la que escribió para algunas series muy famosas, como Hermanas u Hospital Central, pero también en otras de menor éxito. Uno de sus trabajos más notables como guionista televisivo sería Ellas son así (1999), una serie protagonizada íntegramente por mujeres sobre unas hermanas tan diferentes como inseparables que inevitablemente nos recuerda a la base sobre la que se sustenta Las de la última fila.
En esos momentos en los que todo el mundo despotricaba de la tele, yo no tenía más que palabras de agradecimiento, porque [esas series] me enseñaron a escribir y conocí a gente maravillosa. Y eso me lo dio todo [Daniel Sánchez Arévalo]
Tras saltar del corto a largometraje y mantenerse en ese escenario durante las últimas décadas, Sánchez Arévalo reconoce que escribir y dirigir una nueva serie de televisión ha sido un esfuerzo realmente agotador. Difícil. Pero, ahora ya terminado, se siente profundamente satisfecho: "El esfuerzo es muchísimo mayor. Es enfrentarte a escribir seis capítulos de unos 40-50 minutos, que al final es como hacer dos películas, casi tres. Yo acababa de ser padre, no me daba la vida y enfrentarme a 16 semanas de rodaje, 16 semanas de preparación y 16 semanas de postproducción era un reto muy muy grande del que he acabado bastante agotado pero muy feliz. Ha sido muy intenso pero muy chulo".
'Las de la última fila': "El Erasmus que nunca he hecho"
De igual modo, para las actrices protagonistas que lideran el elenco también ha supuesto una experiencia intensa, diferente y, la lluvia de reflexiones que Las de la última fila plantea al espectador, también las experimentaron ellas a nivel personal: "Es un viaje muy transformador y que te pone muy a prueba en muchas cosas. Al final lo del pelo fue como el umbral, como la puertita que pasamos pero fue lo de menos y después venían otros miles de retos. Yo decía siempre: Aquí todos los días es Navidad", recuerda Itsaso Arana sobre la experiencia.
"Fue muy intenso y fue mucho tiempo", coincide su compañera María Rodríguez Soto. "Yo nunca había hecho un rodaje tan largo y tanto tiempo fuera de casa fuera de casa. Entonces ya no sólo a nivel de actriz o profesional, sino que a nivel personal también hay momentos complicados y hay momentos reveladores y maravillosos porque te vuelves a sentir tú. Yo siempre dije que Las de la última fila es el Erasmus que nunca he hecho".
El comentario de Arana sobre el pelo es interesante, puesto que las actrices tuvieron que raparse el pelo para la primera escena de la serie. Un detalle muy importante para entender el tipo de amistad que tienen estas mujeres, pero que, para algunas de ellas supuso un hándicap. "A mí era lo que me ponía más nerviosa en un primer momento", reconoce Rodríguez Soto. "Nos veíamos en las sombra y nos dábamos miedo porque todas parecíamos Nosferatu", añade Arana divertida. "Fue un reto grandísimo y un acto de entrega muy fuerte".
Para Godeliv Van Den Brandt, sin embargo, fue el empujón que necesitaba para hacer algo que siempre había querido hacer.
Raparme la cabeza e irme de viaje, ¿dónde hay que firmar?
"Llevaba mucho tiempo queriendo raparme el pelo. Cuando Dani [Sánchez Arévalo] me preguntó si me raparía el pelo por poco salto de la silla", asegura la actriz. "Es algo que nunca hubiera hecho pero, por exigencias del guion al final piensas: 'Uy, qué bien me viene porque lo voy a probar", admite su compañera Mariona Terés. "Me puse nerviosa porque teníamos que hacerlo nosotras pero, conforme lo iba haciendo, me quedé contenta".
"Hemos vivido las serie con muchos cambios en nuestras vidas y en las de todo el equipo", recuerda De Brandt. "Parecía que todos estábamos viviendo el viaje de las chicas", apostilla Mónica Miranda, quien confiesa que de Las de la última fila todos se han llevado un aprendizaje para toda la vida: "Me acuerdo mucho de ellas en esos momentos en que te agobias por tonterías. Ahora pienso: 'Quitate esa mochila, por que la vida es otra cosa".
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