Seamos sinceros: los primeros cómics de Los Vengadores no eran muy buenos. De hecho, se trataba de un intento un poco desesperado de Stan Lee por unir su universo de la misma manera que DC lo había hecho tres años antes con La liga de la justicia. Thor, Hulk, Iron Man, Hombre Gigante y la Avispa se juntaron un día para luchar contra Loki y enseguida empezaron las desavenencias y los cambios en los miembros titulares. Para los años 60, era toda una revolución que, siendo sinceros, tampoco es que necesitara estar bien escrita y ser muy emocionante para triunfar por todo lo alto.
¡Reuníos!
Precisamente por la cantidad de superhéroes acumulados en sus viñetas, una adaptación a imagen real se planteaba como algo imposible. Sobre todo teniendo en cuenta que las primeras versiones de los superhéroes que acabaron llegando a buen puerto eran tan terribles como aquel Capitán América que luchaba contra el malvado general Miguel (?) o esa película que Cannon quería hacer de Spider-man y que, por suerte, jamás llegó a ningún lado.
Y sin embargo, bien llevados, Los Vengadores podría haber sido una franquicia divertidísima en los 80, algo que podéis imaginar poniendo cara a vuestros héroes favoritos. Otra opción, que es la que os traigo, es que la IA lo haga por vosotros para no tener que ejercitar ni un solo segundo la imaginación, preparándonos para un futuro aparentemente inevitable en el que las máquinas nos den todo el ocio envasado para el consumo rápido. Tal y como habrían querido Stan Lee y Jack Kirby, sin duda. Excelsior y todo eso.
La primera vez que vimos al grupo en movimiento, por cierto, fue en 1966, en la terrible serie The Marvel Super Heroes, que adaptaba diferentes tramas de los cómics a su manera (o sea, con muy, muy poco presupuesto). Duró 65 episodios emitidos diariamente (sí, diariamente) en solo tres meses. Por más que Lee se empeñara, no había quien la viera en serio. ¡Quién te ha visto, Marvel, y quién te ve!