Ralph Bakshi descubrió El señor de los anillos a mediados de los años 50, y estuvo luchando durante más de dos décadas tratando de convencer a los productores de dos cosas. Primero, de que era una historia que se podía llevar a la gran pantalla. Segundo, que el medio correcto para hacerlo era la animación. Sin embargo, los propietarios de los derechos, United Artists, prefirieron dejar que lo intentara todo el mundo, desde Stanley Kubrick hasta Los Beatles. Al fin, tras mucho sufrir, Bakshi, que acababa de conseguir el éxito con Fritz el gato, consiguió financiación.
El señor animado
No os hacéis una idea de lo que le costó a Bakshi sacar El señor de los anillos adelante. Sudor, lágrimas, desgracias y pocas alegrías, pero al menos, gracias a la rotoscopia, la terminó. Y no es que no estuviera tentado de hacerla de otras formas: Mick Jagger quiso ser Frodo y David Carradine le propuso rodarla en acción real, pero Bakshi se mantuvo fiel hasta el final a su idea. El resultado, visto hoy, es un poco extraño, pero apasionante, es el trabajo de amor de una persona a lo largo de los años. Es El señor de los anillos más humano.
Pero claro, vivimos ahora en un mundo en el que pones una frase, le das a "Enter" y ya sale un dibujo, así que, ¿para qué trabajar? Es el caso de la nueva aberración hecha con IA que traemos hoy, que mezcla la obra del difunto Akira Toriyama y El señor de los anillos, antes de que el cuerpo del primero llegue a enfriarse. Es terrible, es derivativa, es plana y mezcla estilos. Por supuesto, al público en Twitter le ha encantado. Tú dirás.
Por cierto, sin IA pero sí con muchas ganas, el 13 de diciembre de este año veremos la nueva cinta animada de la saga, La guerra de los Rohirrim, dirigida por Kenji Kamiyama y en la que Peter Jackson, sorprendentemente, no ha tenido que ver. Después de la recepción tibia de Los anillos de poder, habrá que ver cómo se desenvuelve esta nueva historia. Al menos no la mezclan con Dragon Ball. Algo es algo.