Fígaro (Pinocho)
Comenzamos con la mascota del carpintero Gepetto, que en el clásico de Disney de 1940 protagonizaba momentos muy ocurrentes junto al pez Cleo, siempre estando a la gresca con él. Este felino de mal genio poseía tal carisma, por cierto, que la Casa del Ratón volvió a recurrir a él para multitud de cortos de animación posteriores.
El gato de Blofeld (Desde Rusia con amor)
El líder de la organización S.P.E.C.T.R.A., y enemigo declarado de James Bond, ha tenido multitud de rostros a lo largo de la historia de 007, pero siempre con un rasgo que ha permanecido inmutable: el gato que acaricia sin cesar sobre su regazo. Durante su primera aparición en el segundo filme de la franquicia, de hecho, el rostro de Ernst Stavro Blofeld permanecía oculto y el espectador sólo podía ver a su mascota, incrementando el enigma que rodeaba a este villano.
El gato de Vito Corleone (El Padrino)
A primera vista, la pose del inmortal personaje interpretado por Marlon Brando podría parecer una suerte de imitación de lo visto en las películas de James Bond, pero la verdad es que no fue nada premeditado. Todo se debió, en cambio, a una improvisación del propio intérprete, que se encontró con este gato yendo hacia el 'set' y decidió recurrir a él para darle a Vito Corleone un aspecto aún más hipnótico. Una idea que no estaba en el guión del filme de Francis Ford Coppola, y que contribuyó a redondear la iconicidad de este personaje.
Baldomero (Austin Powers)
La estampa de Blofeld volvió a ser emulada, pero en forma de total parodia, en las películas de Austin Powers. Así, Mike Myers interpretó al Doctor Maligno, caricaturización absoluta de la némesis de James Bond, y no dudó en acompañarse de un gato para ello. En las secuelas conoceríamos a su MiniYo... quien contaría, asimismo, con su propio MiniBaldomero.
Los Gatos Siameses (La dama y el vagabundo)
Este par de felinos pasan por ser dos de los personajes más puramente malvados del catálogo de Disney, al no tener más motivación que causar el caos, y culpar a la pobre Reina de ello. Pese a ser en buena medida los responsables de los problemas de la protagonista de La dama y el vagabundo, su maquiavélico diseño y la canción que interpretaban durante sus travesuras permanecen de manera imborrable en la memoria de todos.
Gato (Desayuno con diamantes)
El recordado drama de Blake Edwards, basado en la novela homónima de Truman Capote, nos presentaba a Holly Golightly (Audrey Hepburn), una aspirante actriz de comportamientos bastante excéntricos. Su costumbre de desayunar todos los días frente a la joyería Tiffany & Co. sólo era una de las muestras del descontrol en el que se hallaba su vida. Su idea de bautizar a su gato con el imaginativo nombre de "Gato", era otra.
Orión (Men in Black)
La clave del misterio a resolver en el divertido filme protagonizado por Tommy Lee Jones y Will Smith residía en este gato o, mejor dicho, en su collar. Y es que en este minúsculo complemento estaba almacenada toda una galaxia, que los Hombres de Negro debían evitar por todos los medios que cayera en malas manos.
La Señora Norris (Harry Potter y la piedra filosofal)
Aunque Crookshanks, el gato de Hermione (Emma Watson), llegó a tener un papel más relevante en las aventuras de Harry Potter, la imagen de esta arisca gata en los brazos de Argus Filch (David Bradley) se ha convertido en la más recordada, e incluso odiada, por parte de los seguidores. Sobre todo, cuando su dueño en la ficción pasó a interpretar a Walder Frey en Juego de Tronos, un personaje que tampoco destacaba precisamente por su bondad.
Church (El cementerio viviente)
La trágica muerte de este gato, bautizado así en honor a Winston Churchill, llevaba a Louis Creed (Dale Midkiff) a enterrarlo en un antiguo cementerio indio donde, según los rumores, los muertos podían resucitar. Efectivamente, Church volvía a la vida, pero de una forma tan inquietante y peligrosa como la descrita en las mejores páginas de Cementerio de animales, la novela original de Stephen King en la que se basa esta película.
Gato de Cheshire (Alicia en el país de las maravillas)
La novela de Lewis Carroll -y, posteriormente, la adaptación en dibujos animados que realizó Walt Disney- se hallaba repleta de personajes rocambolescos e inolvidables, pero puede que no haya ninguno tan mítico como el Gato de Cheshire. Éste tenía el poder de aparecer y desaparecer a voluntad, y su eterna sonrisa enmarcaba un ingenio desbordante, dispuesto a confundir a Alicia con todo tipo de dilemas filosóficos.
Jonesy (Alien, el octavo pasajero)
A primera vista, la inclusión de un gatito en medio de la angustiosa trama del filme de Ridley Scott podría parecer un modo de rebajar la tensión dentro de la nave Nostromo. Sin embargo, sus repentinas apariciones acababan provocando algunos de los sobresaltos más críticos de la película, haciendo que incluso su dueña, Ripley (Sigourney Weaver), perdiera los nervios en más de una ocasión.
El Gato con Botas (Shrek 2)
El felino al que puso voz -y estilo- Antonio Banderas supuso la gran sorpresa de Shrek 2, resultando ser un personaje de carisma arrebatador, especialista tanto en el combate como en distraer a sus enemigos gracias a ser increíblemente adorable. Como no podía ser de otro modo, el Gato con Botas reaparecería en las siguientes entregas de la saga, e incluso protagonizaría un 'spin-off' de cierto éxito.
Sr. Tinkles (Como perros y gatos)
El antagonista de esta divertida película era como un villano de James Bond absolutamente pasado de rosca, poseyendo una maldad ilimitada y un mal genio que no dudaba en desatar cuando alguien le llamaba por su verdadero nombre... Miguelín. El doblaje que en español realizó Juan Luis Cano, del dúo Gomaespuma, ayudó a hacer del Sr. Tinkles la auténtica estrella de Como perros y gatos, siendo responsable de sus mejores 'gags'.
Sassy (De vuelta a casa. Un viaje increíble)
Su nombre completo era Sassy Burnford-Seaver, toda una aristócrata gatuna que en esta inolvidable película de aventuras lo pasaba realmente mal al ser apartada de sus dueños. Para regresar a su hogar no tenía más remedio que aliarse con dos perros, formando un peculiar equipo que viviría extraordinarias aventuras, y que también repetiría en la secuela, Perdidos en San Francisco.
Gafe (Los padres de ella)
La mascota del temible suegro interpretado por Robert De Niro era otro de los dolores de cabeza de Greg Follen (Ben Stiller). Especialmente cuando, en cierto momento de esta hilarante comedia, el pobre yerno lo perdía, y no se le ocurría otra cosa mejor que tratar de reemplazarlo por otro gato sin que su familia se diera cuenta. La idea, obviamente, se saldaba con un fracaso absoluto.
Bola de Nieve (Stuart Little)
El pequeño Stuart -doblado en España por Emilio Aragón- era recibido en el hogar de los Little con los brazos abiertos, al menos en lo que respecta a su familia humana. La mascota del matrimonio, un gato tan pijo que acababa resultando divertidísimo, no se tomaba tan bien su llegada, y a lo largo de esta entrañable película familiar trataba de hacerle la vida imposible. Su participación en la secuela aseguraría, igualmente, multitud de carcajadas.
Oliver (Oliver y su pandilla)
Esta adaptación de Oliver Twist, la inmortal obra de Charles Dickens, sustituía a los personajes humanos por animales y, en concreto, al protagonista por un gato adorable perdido en la gran ciudad. La escena inicial de este infravalorado filme de Disney, en la cual Oliver es rechazado como mascota por multitud de transeúntes hasta emprender un camino en solitario, sigue siendo hoy capaz de hacer que se le salten las lágrimas al espectador más insensible.
Thackery Binx (El retorno de las brujas)
El personaje más valiente de esta película de fantasía no era, estrictamente, un gato, sino un joven que tras fracasar en el rescate de su hermana fue sometido a una terrible maldición. Convertido en un felino parlante, trataba de vengarse varios años después de las malvadas burjas Sanderson, y vivía todo tipo de aventuras junto a sus nuevos amigos humanos.
Thomas O' Malley (Los aristogatos)
Además de tener una canción de presentación extremadamente pegadiza, Thomas O' Malley resultaba ser el gato más carismático y divertido de una película que tampoco andaba escasa de ellos. Su encantador romance con Duquesa, así como su recién descubierto instinto paternal hacia los hijos de su amada, acababan por constituirle como otro de los personajes imprescindibles del canon de Disney.
Ulises (A propósito de Llewyn Davis)
Finalmente, uno de los gatos más emblemáticos que hemos tenido oportunidad de conocer en los últimos años responde al nombre del héroe de La Odisea de Homero. Un aspecto que no carecía en absoluto de importancia en esta magnífica película de los Coen pues, al igual que sucedía con su desastroso amo humano (Oscar Isaac), lo único que hacía era viajar y viajar, sin nunca alcanzar el hogar, y sin tener mucha idea de lo que significaba tener uno.