Mi amigo el gigante (2016)
Steven Spielberg llevaba queriendo adaptar El gran gigante bonachón prácticamente desde su publicación en 1982. Sin embargo, la tecnología de la que se disponía por entonces se revelaba insuficiente para dar vida al gigante protagonista -y a su particular mundo- de manera convincente, por lo que el cineasta decidió esperar. Ahora ya podemos disfrutar en cines de esta extraordinaria historia, que cuenta con el recientemente 'oscarizado' Mark Rylance dando vida al emblemático personaje.
Un mundo de fantasía (1971)
Las novelas de Roald Dahl, sin embargo, ya comenzaron a ser adaptadas hace muchos años, allá por la década de los 70. Charlie y la fábrica de chocolate fue la primera de ellas en ser llevada al cine, con Gene Wilder interpretando a un carismático Willy Wonka, y con las canciones de los Oompa Loompas como principal garantía de que no cayera en el olvido.
Gremlins (1984)
En 1942, con el mundo asolado por la Segunda Guerra Mundial, un jovencísimo Roald Dahl comenzó a publicar varias narraciones en la prensa, no tardando en recibir una de ellas el interés de Walt Disney para su adaptación. Fue el caso de Los gremlins, centrada en unas pequeñas criaturas que vivían en los aviones de la Fuerza Aérea Británica, y eran las verdaderas culpables de todas sus averías. Los planes de Disney no llegaron a concretarse, y los años pasaron hasta que Joe Dante decidió retomar la idea; eso sí, haciendo unos cambios enormes en el planteamiento. De este modo, lo único que las criaturas del cuento original y las de la película acabaron teniendo en común fue su tendencia a destruirlo todo.
B.A.G. El Buen Amigo Gigante (1989)
Antes de que Spielberg consiguiera llevar al cine el libro de Dahl, hubo un primer intento de hacer que las páginas de El gran gigante bonachón -The BFG en su título original- cobraran vida. El resultado fue este extrañísimo filme de animación, que contaba con un diseño de personajes muy particular -sobre todo en lo tocante a los terroríficos enemigos del protagonista-, y no eludía los detalles más escabrosos del libro, tales como las desapariciones y muertes de niños pequeños. Pese a ello, cuenta con un considerable culto entre ciertas generaciones.
La maldición de las brujas (1990)
Otra de las novelas más valoradas de Dahl, por título Las brujas, tampoco tardó demasiado en ser llevada al cine, y nuevamente de manera bastante fiel. Tanto, que el filme de Nicolas Roeg proponía un recital indescriptible -y muy inquietante- de humor y terror, en el que destacaba la labor de Jim Henson -creador de Los Teleñecos- en el diseño de producción, y la interpretación estelar de Anjelica Huston como jefa de las brujas.
Matilda (1996)
La que muchos consideran la mejor adaptación que se ha hecho nunca de un libro de Dahl fue dirigida por Danny DeVito, que se reservó un odioso papel, y protagonizada por Mara Wilson. El filme pervive hoy en día como una de las joyas del cine infantil de los noventa, pese a contar en su seno con varias escenas y personajes no muy recomendables para los niños, como es el caso de la Sra. Trunchbull (Pam Ferris) y su afición a meter a los alumnos que se habían portado mal en "el asfixiadero".
James y el melocotón gigante (1996)
Con el éxito de Pesadilla antes de Navidad aún reciente, Henry Selick volvió a apostar por el cine de animación stop-motion, y para ello tomó como punto de partida otro celebrado libro del autor británico. James y el melocotón gigante comenzaba así con actores reales, pero una vez el pequeño protagonista se introducía en el melocotón la cosa cambiaba, y el espectador asistía con él a todo un desfile de inolvidables insectos humanoides.
Four Rooms (1996)
A lo largo de su prolífica trayectoria, Roald Dahl no se limitó a escribir material para niños, sino que también hizo incursión en otros géneros más variados. Por ejemplo, en su recopilación Relatos de lo inesperado encontrábamos el cuento de El hombre del sur, donde los protagonistas se apostaban a que nadie era capaz de encender un mechero 'zippo' diez veces seguidas. El castigo por fallar era, por cierto, algo macabro. Tan jugosa premisa motivó la realización de uno de los cortos televisivos de La hora de Alfred Hitchcok, y más tarde el mismísimo Quentin Tarantino decidió adaptarlo en El hombre de Hollywood, uno los segmentos que componían Four Rooms.
Charlie y la fábrica de chocolate (2005)
Era cuestión de tiempo que Tim Burton decidiera ofrecer su interpretación de alguna obra de Roald Dahl, y así es como nació Charlie y la fábrica de chocolate. Bastante menos siniestra que la versión de 1971, este filme contaba con una elaborada ambientación colorista y un Willy Wonka, interpretado ahora por Johnny Depp, que en nada tenía que envidiarle al defendido anteriormente por Gene Wilder.
Fantástico Sr. Fox (2010)
Finalmente, el siempre inclasificable Wes Anderson decidió atreverse con el mundo de la animación valiéndose de otra famosa narración del autor: El Superzorro. La adaptación recibió el título de Fantástico Sr. Fox y consiguió ser fiel al material original al mismo tiempo que conservaba muchas de las constantes del cine de Anderson, con un excéntrico -pero a la vez memorable- sentido del humor.