Marty Reisman, un carismático buscavidas de Nueva York, descubrió su don para el ping pong en los clubes clandestinos de Manhattan, donde jugaba por dinero. Su estilo llamativo y su audaz juego ofensivo lo llevaron a lo más alto del tenis de mesa, ganando 22 títulos importantes, incluidos dos campeonatos nacionales.
Icono del espectáculo y la destreza, se convirtió, a los 67 años, en el campeón más veterano en un torneo nacional de deportes de raqueta. Su vida, entre apuestas, desafíos y gloria, es el retrato de un genio rebelde del deporte.
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