William Heimdal es uno de los pintores jóvenes más talentosos de Noruega, con un deseo profundo de dominar las viejas técnicas clásicas de la pintura. A pesar de su habilidad y dedicación, siente que la sociedad no lo entiende y cree que su arte y su enfoque están fuera de lugar en la época moderna. En su mente, él debería haber vivido en una época diferente, una en la que los valores artísticos tradicionales fueran más apreciados y comprendidos. Sin embargo, esta sensación de alienación lo lleva a preguntarse si es él quien no se ajusta al mundo que lo rodea, o si son los demás quienes no logran comprender la esencia de su trabajo. Su lucha interna se convierte en una reflexión sobre la relación entre el arte y la sociedad, y sobre si es posible mantener la integridad creativa en un mundo que constantemente cambia y avanza hacia lo nuevo.