En un edificio del centro de Madrid, una comunidad de vecinos se reúne para discutir un tema aparentemente trivial: la votación sobre el cambio del ascensor. Cada propietario expone su punto de vista sobre los gastos, la necesidad de mejora y las molestias que la obra pueda causar.
Sin embargo, la calma se esfuma cuando uno de los vecinos anuncia que alquilará su piso a una persona con problemas de salud mental, una noticia que genera incomodidad y temor en la mayoría de los asistentes. Así, se transforma una junta de rutina en un debate sobre prejuicios, miedos y empatía.