No he visto película en toda mi vida que llegue a este nivel, y puede que nunca la vea. No puedo expresar con palabras lo mucho que me fascino este film. Decir que “Braveheart” es un peliculón es quedarse corto. Como siempre, el veredicto depende de cada uno, de sus motivaciones y lo que en él despierte. En mí, este film lo ha sido todo. Desde aquel primer visionado en cines y hasta día de hoy, se podría decir que “Braveheart” me ha ayudado a elegir una parte de mi camino, a tomar decisiones o a basarlas en ella. Hasta extremos insospechados y que analizados en frío, dan que pensar.
Extraordinario filme se mire por donde se mire. Es sin duda, la mejor película épica que se puede visionar, tiene un guión excelente en el que hay magníficas y sangrientas batallas, una historia de amor conmovedora, y donde se reunen un conglomerado de sentimientos tales como el odio, la traición, la venganza, la amistad, y el orgullo patriótico de una manera excepcional. El filme es largo, dura casi 3 horas, pero no resulta pesado en ningún momento, al contrario, disfrutas de 3 horas del mejor cine e incluso se te hace corta. Aparte de su guión, todo en esta cinta es digno de mención, destacando la banda sonora y las maravillosas escenas dedicadas a los paisajes escoceses al principio del film. Su apartado técnico es impresionante, con una espectacular fotografía y una ambientación de la época muy lograda, actuaciones sublimes de sus actores, destancando por encima de todas la estelar actuación Mel Gibson, interpretando al héroe nacional escocés William Wallace.
Es una cinta en la que sus detractores pueden encontrar multitud de fallos de rigor histórico, pero sus defensores encontramos una historia además de real e histórica, muy épica, que realza valores que nos haría falta ensalzar. Una historia no solo de guerra si no también de amor, del inevitable y del prohibido, con la presencia de la amistad por encima de casi todo y de la lealtad a unos valores por encima de todo. En la mente de todos están esas escenas claves, épicas y tantas veces vistas y cacareadas, discursos que ya son parte de la historia del cine, y escenas de guerra tan pioneras como realistas. También destaco las escenas en las que Wallace va corriendo por las montañas con la música céltica de fondo. Esta cinta es un claro ejemplo del efecto que puede causar una buena banda sonora en un film.
Las actuaciones son inmejorables, el personaje de William Wallace es una maravilla, Mel Gibson lo borda, sin duda la mejor actuación de toda su vida, hasta el punto de que no me he imagino Braveheart sin Gibson. Sophie Marceau está fantástica, interpretando a la dulce princesa Isabel de Francia, Los demás actores están también muy decentes, destacando a Patrick McGoohan, David O´Hara, Catherine McCormack, y Angus MacFadyen en el papel de Robert the Bruce.
En definitiva, nunca un film ha conseguido llegar al espectador con tanta precisión. Reflejando el ideal de héroe y de valores como honor, amor, lucha y, sobretodo libertad. Pocas películas consiguen llegarte al corazón y un poco más allá. Braveheart para mí es una de esas pocas, y seguramente, la más especial de todas.