Royal with cheese
por Eulàlia IglesiasClásico instantáneo del cine de la posmodernidad, el segundo largometraje de Quentin Tarantino contiene todos aquéllos elementos que han convertido a este director en uno de los nombre indispensables de la historia de este arte. Ya desde su título, Tarantino rinde homenaje a una ficción de papel barato y reciclado sin vocación autoral y consigue ennoblecerla a través del reciclaje. En una imposible estructura circular, entrelaza una serie de relatos a priori anecdóticos protagonizados por matones, atracadores, mafiosos casados con femmes fatales, boxeadores en fuga, soldados de lealtades inquebrantables y "solucionadores" de problemas que convergen en una flujo desbordante de referencias pop donde la violencia y la ironía se dan constantemente la mano. Tan genial en sus soluciones visuales como en esos diálogos brillantes que desgranan los personajes en sus momentos de ocio, la película consigue mantener el listón en la estratosfera a lo largo de todo el metraje. No por casualidad se convirtió casi al mismo tiempo de su estreno en uno de los títulos indispensables del cine de los noventa.
A favor: Su abundancia de escenas y citas para la historia.
En contra: El disparo accidental dentro del coche que acaba con uno de los personajes, uno de los pocos momentos en que la acusación al cineasta de frivolizar la violencia cobra sentido.