Crítica de SensaCine.com para Cuatro bodas y un funeral: Reinvención de la comedia romántica británica

Durante la década los ochenta Mike Newell había sido capaz de dirigir ciertas películas de interés como 'El despertar' o 'Bailar con un extraño' pero sin conseguir que su nombre fuera demasiado conocido, circunstancia que cambió en cierto modo con 'Un abril encantado' y, sobre todo, en 1994 con 'Cuatro bodas y un funeral', producción británica que guste más o menos se debe tener en consideración no solo por su enorme éxito sino por el revulsivo que supuso para la comedia británica (y por extensión a otras cinematografías) y como representante incluso de un determinado momento en Inglaterra.

La fórmula de la que parte no puede ser más sencilla: Chico-conoce-chica, se enamora, se distancia, se encuentran de nuevo, se enamoran, parecen no poder estar juntos... Más o menos, lo previsible. Además, Hugh Grant toma el modelo clásico del patán inseguro y patoso y lo transforma en algo tan personal que el propio actor repitió hasta la saciedad posteriormente. Sin embargo, a base de una estructuración francamente curiosa y que le sirve a Newell y a Richard Curtis, guionista, para retratar, aunque muy de lejos, la sociedad inglesa de la era Blair, esa sociedad que rompía en apariencia con los duros ochenta conservadores aunque en el fondo no fuera sino una enorme cortina de humo. Pero lo importante es que 'Cuatro bodas y un funeral' funciona en su sencillez gracias a unos buenos e inteligente diálogos, a su capacidad para tomar un modelo manido y darle la vuelta y a una galería de excelentes personajes.

A favor: Los actores y el guion.

En contra: Que cae en demasiados momentos en la cursilería.