El testigo vacuno
por Bibi RamosTras siete cortometrajes dirigidos entre 1974 y 1988, el realizador donostiarra Julio Medem dio su salto al formato largo con la contundente Vacas, una singular aproximación al "legado histórico del odio" donde ya dejaba entrever algunas de las constantes temáticas y formales que seguiría desarrollando en Tierra, La ardilla roja y Los amantes del círculo polar. Un par de elementos, de los más evidentes, son que Medem se responsabiliza del guión (en esta ocasión junto a Michel Gaztambide) y que contó con Emma Suárez para interpretar a la protagonista femenina. La actriz madrileña se convertiría en una especie de musa de Medem en los comienzos de su carrera.
Vacas arranca en el siglo XIX, momento en el que se está desarrollando la tercera guerra carlista, y a lo largo de tres generaciones tratará de retratar la enemistad histórica entre dos familias, los Irigibel y los Mendiluce, que viven en un pequeño valle del País Vasco. Brilla con luz propia la ambientación y el papel de Vicente Ameztoy al frente de la dirección artística. Medem se descubre también como un estupendo director de actores además de un creador con una identidad singular y reconocible. Una de las elecciones más interesantes del filme fue el que algunos de los actores interpretaran a sus respectivos descendientes en el mismo. Por ejemplo, Carmelo Gómez es Manuel, Ignacio y Peru Irigibel, sucesivamente. Tanto Gómez como Emma Suárez, Ana Torrent, Karra Elejalde, etc. realizan notables interpretaciones.
A favor: Su habilidad para construir esa especie de fatalidad cíclica que conduce al "enfrentamiento" histórico de esas dos familias, como si fueran una especie de Montesco versus Capuleto, la intensidad de algunas secuencias y la presencia de las vacas como testigo silencioso de esos avatares.
En contra: Algunas caídas de ritmo puntuales.