Drama judicial número impar
por Diana AlbizuLas adaptaciones de las novelas de John Grisham raramente dan lugar a grandes películas, ni siquiera aunque directores de la talla de Sydney Pollack o Robert Altman tomen las riendas. Así que cuando quien firma es el artesano resultón James Foley, no se puede esperar demasiado de lo que no dejará de ser un drama judicial maniqueo lleno de parlamentos intensos y situaciones de drama forzado. Justo eso es de lo que está compuesta la médula espinal de 'Cámara sellada'.
Chris O'Donnell intenta convencernos de que es un abogado idealista que, a pesar de que la historia de su familia ha estado oscurecida por la figura de un abuelo patriarcal miembro del Ku Klux Klan (interpetado por Gene Hackman), decide implicarse al máximo en la apelación de la sentencia de muerte a la que el anciano fue condenado decenios antes por el asesinato de dos niños judíos. Ni sus conversaciones en prisión logran convencernos, ni la recreación de abominables comportamientos racistas escandaliza demasiado ni, sobre todo, hay forma alguna de justificar la incoherente redención final del personaje de Hackman.
A favor: Faye Dunaway demuestra tener todavía varios quilates de arte dramático.
En contra: Chris O'Donnell está especialmente nefasto.