El director de fotografía Mario Bava se le pidió que ejerciera como director (sin aparecer en los créditos) para terminar la película porque el director Jacques Tourneur no quería ampliar su contrato de diez meses. Galatea Film decidió recompensar a Bava dandole la oportunidad de realizar su propio proyecto como director con la película La máscara del demonio (1960).
Mylène Demongeot cuenta en su biografía que Steve Reeves, a pesar de sus impresionantes músculos, no era nada fuerte y que apenas podía llevarla sobre sus hombros.
En el mismo año, antes o después del rodaje de esta película, Steve Reeves tuvo una grave lesión en el hombro mientras rodaba Los últimos días de Pompeya.